Inseguridades

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Para entender esta historia tienen que saber varias cosas de mi: estudié en un colegio religioso de solo mujeres, nunca en la vida había sentido que podía realmente confiar en un hombre y siempre fui de esas chicas a las que le hablabas bonito y al día siguiente ya estaba perdidamente enamorada.

La primera vez que me gustó un chico fue en el año 2010, mis papas me habían inscrito en unas clases de inglés y fue ahí donde conocí a este chico llamado Damián. Teníamos tan solo 10 años, nos habíamos hablado tranquilamente 5 veces en los 3 meses de clases: sin embargo, yo estaba segura que lo quería. Antes que intenten defenderme y decir que era muy pequeña, esta misma actitud y falsas esperanzas se repitieron a lo largo de mi vida escolar.

En el 2011 Damian dejó de asistir a estas clases de inglés y apareció un chico nuevo: Pablo. Creo que este fue el crush más grande que tuve, mas que nada porque en esta ocasión él y yo verdaderamente nos hicimos amigos. Me agregó a Facebook, conversábamos, nos llevábamos super bien y ademas, los dos íbamos al mismo centro de deportes en verano. Pero luego empezó a alejarse, yo no entendía el por que. ¿Hice algo? ¿Dije algo? ¿Por que me esta ignorando? Eran unas de las miles preguntas que venían a mi cabeza. No fue hasta que unos meses después, un amigo mío llamado Hernán se hizo también muy cercano a él y pude entender que pasaba.

Hernán y yo nos hicimos amigos más que nada porque a mi me gustaba Pablo y quería algo con él y ellos eran amigos; y además, por que a él le gustaba Alexia y quería algo con ella, ella y yo éramos muy amigas. Entonces los dos nos "ayudábamos" mutuamente para acercarnos a estas personas, esta de mas mencionar que NO funciono, pero eso ya era de esperarse.

Hernán me mando una captura de pantalla del chat que tenían Pablo y él, en este Pablo le decía a Hernán que por favor no me mencione ni que me relacione con el porque se moría; en palabras mas simples, le daba vergüenza que nos mencionaran en una misma oración. Nunca me había sentido tan rechazada, tan humillada, tan maltratada en toda mi vida.  Recuerdo estar en la computadora de mi tia un domingo a las 7:00pm y solo llorar y llorar y llorar. Fue en ese exacto momento en en que todas mis inseguridades fueron creadas y salieron a flote.

No entendía como alguien que fue cercano a mi podía hablar así de mi; pero sobre todo, ¿porque se avergonzaba tanto de mi? ¿Tan fea era? Me alejé de los dos, y aunque me seguía gustando Pablo y seguía queriendo a Hernán, me sentía muy lastimada y no quería saber nada de ellos. Fue ahí donde comencé a alejarme de las personas si sentía o presentía que ya tenían o estaban por conseguir el poder para destruirme. Mientras mas cercana te haces a alguien, mas te encariñas; en consecuencia, mas vulnerable eres y las probabilidades de salir lastimada aumentan.

Era un pensamiento muy tóxico lo se, pero pensé así por mucho tiempo. Tuve mucho cuidado a quien le abría mi corazón, y al mas mínimo descuido lo cerraba: con mi familia, con mis amigos, pero sobre todo, con los hombres. Siempre que alguien me gustaba, era casualmente alguien inalcanzable; lo divertido es que no era racional, yo no elegía a los inalcanzables, muy probablemente mi propio inconsciente me protegía y me hacia poner el ojo en gente que jamas estarían conmigo. Así fue desde el 2011 (12 bellos añitos de edad) hasta el año 2015 (estaba por cumplir 16), ese fue el año en el que todo cambio.

A finales del 2013 me puse a dieta, fui a un nutricionista, me inscribí a un gimnasio y comencé a tomar mucha agua; un año después había bajado 20 kilos. Sabía que estaba en mi peso, sabía que estaba bien de salud, pero eso no evitaba que yo me sintiera realmente gorda y fea. No importaba que hubiera bajado tanto, yo no estaba bien conmigo misma. Y fue justo ese año cuando conocí a las dos personas que mas me arruinarían la poca estabilidad emocional que tenia, y la única confianza en los hombres que me quedaba.

Era inicios del año 2015, más específicamente era 14 de febrero; Maria José, María Fernanda y yo habíamos decidido ir al cine a ver una película de Nicholas Sparks que nos habían recomendado muchísimo llamada "The best of me", que mejor plan que ver una película romántica cuando no hay nadie en tu vida ¿no? En fin, como recordaran esto fue hace 5 años, por lo que en ese entonces aun no era tan común en los cines el poder comprar tus entradas eligiendo las butacas. Compramos 3 entradas, no elegimos asientos y entramos directamente a la película.

Cuando entramos buscamos el medio de la sala porque es para nosotras la mejor zona, y como estaba libre nos sentamos. Los trailers correspondientes al inicio de la película empezaron a reproducirse en la pantalla, cuando en eso una de mis amigas menciona el nombre de alguien conocido.

- ¿Nadia?- preguntó Majo sorprendida
- ¿Majo?- respondió Nadia confundida - Majo! Mafe! Caye! ¿Qué hacen aquí? - preguntó emocionada
- Ver una película - dije con ironía en una voz muy baja, tratando de callarla y hacerle saber que no era momento para conversar.
- ¿Y si nos sentamos aquí? - dijo una voz masculina al lado de Nadia. Hasta ese momento no me había percatado que estaba acompañada. - Pareces conocerlas, y hay dos sitios libres - dijo mientras entraba a nuestra fila

Que incómodo, pensé. Definitivamente el peor plan para San Valentín es tener a una pareja al lado. Pasaron por delante de nosotros para encontrar sus sitios y por alguna razón, en vez de Nadia sentarse a mi lado, se sentó él. Fueron las dos horas mas incómodas de la vida, ni siquiera recuerdo bien en que consistía la película. En un inicio pensé que estaban en una cita, pero mientras mas tiempo transcurría de la película, mas parecía que habían ido como amigos al cine. Cuando estaba por acabar la película saqué mi celular para decirle a Mafe y Majo que acabando esta zafábamos del lugar. Las dos coincidieron conmigo, y apenas terminó la película nos despedimos rápidamente y huimos a comer una hamburguesa.

Cuando por fin estábamos en la fila para hacer nuestro pedido, alguien toca mi hombro y logra realmente asustarme. Volteo intrigada y veo al chico con el que estaba Nadia en el cine atrás mío. Lo veo confundida al notar que ella no lo estaba acompañando.

- ¿Si? - le digo no tan amablemente. Por razones que sinceramente no puedo explicar, no me caía bien. Ni siquiera había hablado con el, ni siquiera sabia su nombre, pero me caía mal. Ahora puedo decir que si existen los ángeles guardianes, el mío estaba advirtiéndome.
- Hola - dijo sonriendo - nos conocimos en el cine ¿recuerdas? Estaba con su amiga en el cine; me llamo Julian - dijo ahora mirándonos a las tres
- Y, ¿donde esta ella? - pregunté. Mas bien quería decirle, por que no la buscas y dejas de hablarme, pero me calme. No habían motivos para odiarlo.
- Ya se fue y me quede solo - dijo un poco incomodo. Y yo solo pude pensar. No, no y no. No hay manera de que se quede con nosotras. - ¿Puedo acompañarlas? - voltee para mirar a mis amigas y ver quien le decía que no de una manera delicada. Cuando inesperadamente Mafe abre la boca y dice lo que menos quería escuchar
- Si claro, justo estamos por pedir algo para comer

Tiene que ser joda. No tengo como explicar lo incomoda que me ponía, solo lo hacia. Subimos al segundo piso del local con nuestras hamburguesas y empezamos a conversar. Por razones que realmente no entiendo, me hacia conversación mas que a mis amigas. Que tan poco perceptivo puede ser para no ver que no me cae bien, ni un poquito. Le respondía por cortesía, pero habían tantas cosas que me sacaban de quicio: el querer encajar, su forma de comer, su forma de hablar, todo. Nos contó que estaba por entrar a su primer año de universidad, estudiaría derecho y que acababa de cumplir 17 años en enero. En un punto de la conversación deje de escucharlo, felizmente unos 10 minutos después mencionó que ya tenía que irse. Se despidió de nosotras y yo solo desee no volverlo a ver jamas. 

Claro que si tienen que saber algo desde ya en esta historia, es que nada nunca sale como espero; es mas, puedo asegurar que hay alguien riéndose arriba de mis desgracias y lo irónico de mi destino. Debí confiar en mi instinto, debí escuchar esa mala vibra que sentí cuando lo conocí, pero no fue así y seria uno de mis mas grandes arrepentimientos.

No me llames amor, a menos que realmente lo sientasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora