▪Época feudal▪
•Templo de Shitennoji•
— ¿Por qué? — Preguntó.
El pelinegro rápido pensó en una respuesta que no expusiera demás la verdadera razón.
—Así podrás entrenar, quizá más adelante podrás usar otro tipo de ropa, pero ahora como te lo he dicho debes ponerte esto, de lo contrario es preferible que regreses a tu mundo.— Respondió con seriedad.
—Si ese el caso, dame un momento, excelencia entrare a mi habitación.— Recibió un si en respuesta, tomo todo lo que el pelinegro le estaba entregando y sin más entro dejando solos a los dos hombres.
—Es una buena idea, aunque realmente no la protegerá de su destino. —Comento el monje mirando al horizonte.
—Eso lo sé, pero servirá para desviar al enemigo.— Respondió este.
La chica salió de su habitación para mostrarles el resultado, a la castaña se le hacía algo gracioso debido a que en su época eso solo pasaba en los mangas que leía en sus ratos libres.
—Es realmente cómodo. — Sonrió — Cuando empezaremos a entrenar, tengo un poco conocimiento de judo ¿Eso servirá? — Preguntó esta.
—Si, aunque necesitas aprender a tener un equilibrio emocional para soltar tus verdaderos poderes.— Mencionó este.
—¿Poderes? — Preguntó. — Soy solamente una persona ordinaria.— Pensó esta.
—Bien es hora de ir a comer algo, después comenzara el entrenamiento. – El monje se levanto de su asiento.
Las horas pasaron rápidas, el guardián se encargaba de enseñarle a Rin la forma correcta en la que debía usar el arco para que al soltar la flecha no se le desviara. Lo siguiente fue ver que tan agiles eran sus movimientos, la derribo tres veces pero la castaña era tan persistente que volvía a intentarlo, derribo al pelinegro con la técnica seoi-nage agarro el brazo del pelinegro, se colocó dándole la espalda para cargar su peso en su hombro y, con ello lograr elevarlo y lanzarlo hacia delante, el pelinegro dio una voltereta en el aire para después golpearse fuertemente la espalda contra el suelo. Rin rápidamente se acero a él había puesto tanta fuerza que no se dio cuenta de ello.
—Sumimasen. — Dijo la castaña mientras trataba de darle una mano para ayudarle a ponerse de pie, pero nunca se imagino que eso era una trampa, el pelinegro se levantó rápidamente haciendo una zancadilla y con un barrido enganchado con la pierna, logro hacerle perder el equilibrio y la derribo. — ¡Ouch! – Dijo mientras se sobaba sus asentaderas.
—No debes de bajar la guardia o te derribaran fácilmente.— Dijo mientras le ofrecía una mano para que se pusiera de pie, la chica tomo su mano y una vez de pie se dieron cuenta que la noche al fin había llegado por lo tanto era hora de ir a descansar. — Bien es todo por hoy ve a darte un baño y a dormir.— Dijo dispuesto a irse, pero se regresó y le dijo. — Tu cabello debes sujetarlo bien, toma esto.— De sus ropas saco un listón oscuro. — No dejes que nadie sepa que eres una mujer, bien me voy ahora.— Y sin agregar más se fue.
Como en los viejos tiempos un pelinegro observo a la chica, sabia que era ella por qué sintió su aroma y lo guio hasta donde esta se encontraba ella, pero su aroma se desvaneció en el aire quizá era por la ropa que llevaba puesta.
—Así que has vuelto mi chica humana.— Dijo este esbozando una sonrisa.
La castaña terminaba de vestirse y sin más se dirigió a su futón dispuesta a descansar, por lo que tan pronto como se acostó cayo dormida, aunque esta vez estaba donde Hangetsu quería sus sueños no cambiaron en cambio esta vez volvía escuchar aquella voz que la inquietaba.
—Cuando estés en problemas, ansiosa, triste.... lo que sea, no dudes en llamarme, vendré hacía ti inmediatamente, aunque estemos separados, si tu pronuncias mi nombre, llegare rápidamente hasta donde te encuentres, la distancia no es un obstáculo, nuestros corazones están unidos, por él poder de la confianza.— La azabache sintió como era acogida en un cálido abrazo, que la hizo despertar con lágrimas en su mejilla.
—¿Por qué esa voz aparece otra vez en mis sueños?— Se preguntó a si misma.
El sol iluminaba cada parte de la habitación de la castaña quien aún se encontraba en su futón, una voz le llamaba desde afuera de su habitación.
—Rin ¿Quieres ir con nosotros a recolectar algunas hiervas?— Preguntaba el hombre de avanzada edad.
La chica rápidamente abrió sus ojos y se puso de pie para después correr a toda prisa a abrir la puerta.
—¡Con mucho gusto excelencia!— Decía mientras tranquilizaba su respiración.
Caminaron por los alrededores y el monje le mostraba a la castaña las plantas que debía utilizar en caso de que surgiese alguna tragedia donde ella u otro salgan lastimados o en su defecto que le servirían para simples resfríos, Rin se alejo un poco del resto que acompañaban al monje y camino un poco hasta donde había una linda vista, el lugar estaba repleto de pasto verde, se acerco a un frondoso árbol que contaba con una buena sombra dispuesta a tomar un leve descanso se acercó pero se detuvo abruptamente, sus ojos se encontraron con ciertos ojos que se asomaban en el otro lado del árbol
—¿Tú eres? — Preguntó en un susurro.
[El hilo que fue tirado hacia arriba no estaba conectado, todos los días son como los vi en alguna parte, en un mundo que solo duele...]
CONTINUARÁ...
Ost (escuchar ending al final de cada capitulo):
Autora: Espero que les haya gustado el capítulo por favor déjame tu voto y comentario, me encanta leer lo que piensan, gracias queridas lectoras.
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Sesshomaru Y El Hilo Rojo Del Destino ▪ せっしまると運命の赤い糸▪
FanfictionSesshomaru Y El Hilo Rojo Del Destino ▪せっしまると運命の赤い糸▪ "Hace muchos años atrás cuando los cuando los imperios de Japón se enfrentaban para conquistar nuevas tierras diversos imperios fueron derrotados y conquistados muchas muertes se presenciaron, p...