■Capítulo 5■

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■Imperio de Hean-Kyo■

Los siguientes tres días en las tierras de Hean-Kyo fueron de lo más tranquilas al parecer los ataques de demonios habían cesado o al menos eso era lo que parecía, pero el cuarto día los demonios volvieron a aparecer y eran más que las otras veces, Aiko llevaba consigo su yumi, flechas y espada, por su parte el príncipe llevaba un arco y flechas para enfrentarlos, Ikki se encargaba de llevar a todos los aldeanos para que no fuesen lastimados, aunque está vez el no los resguardaría, debía ayudar a Aiko.

¡Princesa! ¡Cuidado!— Gritó Ikki cubriendo con su cuerpo a la castaña.

Gracias, ¿De dónde vendrán tantos demonios?— Preguntó está para después lanzar una de sus flechas purificadoras.

Ya veo a lo que te has estado enfrentando, no te dejaré sola.— Dijo el príncipe Katashi lanzando una fecha.

Katashi era muy bueno con el arco, en sus tierras era conocido como el mejor arquero, ¿Por qué? La respuesta es que él podía lanzarte una flecha exacta a la cabeza, corazón o bien en cada uno de tus brazos o piernas para dejarte inmóvil.

Los tres habían logrado deshacerse de gran parte de los demonios, por lo que sólo quedaban tres, estos últimos tres eran más fuertes las flechas no parecían surtir ningún efecto en ellos.

¡Demonios como ustedes no acabarán con mis tierras!— Agitó la espada celestial, el rayo azul de está logró convertir en cenizas a uno de los demonios.— ¡Nos faltan dos! ¡Ikki!— Dijo está mirando al peligro.

¡Enseguida!—  Respondió, colocó su mano en el suelo, y esté empezó a resonar, las raíces de las plantas empezaron a salir, atando los pies del demonio, esté le dijo burlón "¡Crees que con esto tan débil podrás detenerme, es...!", el demonio dejo de hablar al sentir que algo rosaba su espalda, era la raíz más grande que nadie haya visto jamás, la raíz se envolvió del demonio como si este fuese un árbol, la presión que estaba ejerciendo era tan fuerte que pronto los ojos del demonio se salieron de sus órbitas.

¡Qué desagradable!— Mencionó.— Acabemos con tu sufrimiento de una vez.— Agito la espada nuevamente, el rayo azul lo convirtió en cenizas.

Bien sólo nos queda uno.— Dirigió su vista al último que quedaba, el demonio lo miro con temor, pensó que huir era mejor que morir ahí. —Ni creas que te irás.— Lanzó cinco fechas; brazos, piernas y cabeza.

Eso fue maravilloso, bien.— Apuntó la flecha celestial al corazón del demonio y lo soltó, el demonio de desvaneció al instante.

La tarde se hizo presente como tantas veces, la castaña miraba desde el pasillo del palacio como el sol se iba ocultando entre las montañas. Aiko sacó de sus finas ropas aquel collar de color esmeralda que en tenía una media luna en el centro, ese collar que con tanto cariño guardaba, se preguntaba donde estaba Sesshomaru, ya se había tardado en venir a verla, unos pasos la hicieron volver en sí.

Princesa me gustaría preguntarte algo.— Dijo esté esperando por una respuesta de la castaña.

Dígame.— Dijo fijando su atención en el.

Princesa, su forma tan audaz y valiente me dejó muy en claro que eres perfecta para mi, yo, tú me has cautivado, princesa.— Dijo esté tomado las manos de Aiko, la cual rechazo dicho contacto con su piel y respondió.

Sesshomaru Y El Hilo Rojo Del Destino ▪ せっしまると運命の赤い糸▪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora