Júralo ;; Kustard

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Palabras: 2510 Personajes: Fell!Sans, Classic!Sans Ship: Kustard (SansxFell) Ambiente: Snowdin, Waterfall. Nivel: Normal pero contiene lenguaje inapropiado.
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Contexto: Después de un día de trabajo, Sans se encuentra con un amigo que, tras un accidente, termina siendo algo más.
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Disfruten!


Era una noche fría en Snowdin, la brisa congelada que atravesaba los huesos del pequeño esqueleto de sudadera azul era... reconfortante.

Hace tiempo que no sentía un clima así de agradable. Vivía en Snowdin porque lo hacía sentir tranquilo, era un pueblo simpático, solía ir seguido al bar que estaba cerca de su casa a comer y tomar algo, lo que le molestaba un poco a su hermano.

Papyrus no era el tipo de "persona" que era su hermano, el creía que la mayoría del tiempo se la pasaba holgazaneando ya que no lo encontraba por ninguna parte. Pero en realidad, teniendo la habilidad de pasear por los universos, muy seguido solía pasar por Underfell.

Según el, ese universo no era especialmente agradable, la gente que lo habitaba lo hacía sentir así. Pero había alguien que desde que lo conoció un poco mejor, empezó a pasar mucho tiempo con el.

Se conocieron ya hace años, antes de lo sucedido con el colapso de varios universos. Ink lo invitó a formar parte de el, es decir, con los star sanses y alguna otra gente más. Fell también fue invitado, pero el era un poco más rudo y no quiso aceptar, tan solo tenía que proteger su universo. No le fue muy bien, quien sabe que paliza de dio su "jefe".

Después de que varios casi perdieran su hogar y otros fueran enviado en la línea temporal omega, Sans regresó a casa, alegrando a su hermano menor ya que estaba muy preocupado por el, se había ido sin avisar.

Ese día, Sans fue casi obligado por parte de Papyrus para recalibrate sus puzzles. La captura de humanos no era lo suyo, pero haría cualquier cosa para ayudar a Paps a entrar en la guardia real, era su sueño.

El esqueleto, muy cansado, se levantó de su puesto de vigilancia y con los pies fríos se dirigió a casa. Era muy tarde, sabía que no tenía que hacer demasiado ruido o su hermano se despertaría, lo cual no era algo bueno para el.

Giro la manilla de bronce y abrió la puerta de madera. Esa puerta ya algo vieja sonó al abrirse. Cuando se aseguró que estuviera completamente cerrada detrás de el, se dio la vuelta sobre sus zapatos y subió las escaleras con lentitud y cuidado. Al llegar al frente de su puerta y alargar el brazo para abrirla, sintió a alguien más en la casa.

Se dio la vuelta y miró a los lados. Que extraño. No había nadie. Volviendo a lo de antes ahora si le dio tiempo de abrir la puerta y entrar al cuarto. Otra vez, cerró la puerta con llave.

Siempre mantuvo sus cosas en privado, no le gustaba que la gente viera sus cosas, no sabía porque, solo sabía que era una forma de que la gente no metiera su nariz donde no debían.

Miró por unos segundos el remolino de basura en su esquina, analizando que había agarrado esta vez, no mucho, casi lo de siempre.

Olvidándose de la basura sin previo aviso se lanzó hacia el colchón, haciendo rodar el el suelo la bola de mantas que tenía cuidadosamente amarrada.

Escucha pasos, lentos, como si buscaran algo. El esqueleto apoya fuertemente las manos al colchón hasta que se hundan y levanta el busto, mirando a la puerta. Unos pies de su mismo tamaño están ahí, quietos. Sans se queda quieto, tragando saliva. Un pequeño pedazo de papel se desliza por debajo de la puerta de roble.

Los pies de dan la vuelta y se retiran. Extrañado, Sans se levanta lentamente sin quitar los ojos de ese papel. Con cautela y silencio, sostiene el papel y lo acerca a su rostro.

Sanscest lemon || One-shots +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora