Harry y Ginny: Unidos para Siempre

Parte 15: La Primera Prueba

Ya habían pasado muchas semanas, y por fin llegó el día de la primera prueba, me sentía sumamente nervioso. Hacia un día Charlie le había respondido la carta a Ginny diciéndole cuáles son los 4 dragones a los que posiblemente me enfrente, uno para cada competidor, El Hocicorto Sueco, Gales Verde, El Bola de Fuego Chino y El Colacuerno Húngaro, este último era el que más temía.

Paseaba por toda la carpa de aquí para allá desesperado mientras el resto de los competidores tenían la mirada perdida y parecían mucho más tranquilos que yo, trataba de pensar en Ginny, era mi único refugio de tranquilidad y ahora de felicidad ya que había quedado como cazadora del equipo de Gryffindor, estuvo impresionante con la nueva escoba, y como siempre logró lo que quería y sin ninguna lesión, que fue mucho mejor y un alivio para el resto de los hermanos Weasley.

Había quedado con Ginny de que ella estaría en las gradas con mi nueva escoba, la Nimbus 2004 y yo la convocaría con mi varita, así podría distraer al dragón aunque todavía no estaba muy claro de lo que había que hacer, estaba un poco confundido. Además el hechizo "Accio" que debía usar, todavia no me salía muy bien a pesar de que era sencillo, y eso me ponía aún más nervioso. Todo podía pasar en una competencia así.

"Harry cálmate que me provocas ansiedad, todo saldrá bien"-- sonó de repente en mi cabeza la voz melodiosa de Ginny

"Perdón amor es que, me siento nervioso, ¿Y si no lo logro? ¿Y si el hechizo no funciona? ¿Y si el dragón que me toca es mucho más grande que el resto? ¡Como tengo la mejor suerte del mundo! ¡Todo puede pasar!"

"Claro que lo harás confía en ti, y tranquilo, no creo que los dragones sean demasiado grandes, tu podrás hacerlo ¡Estas preparado!"-- me dijo y yo me logré tranquilizar

--¡BIEN CAMPEONES!-- nos llamó Barty Crouch desde la entrada de la tienda --¡Acérquense!-- todos nos acercamos a paso lento y tembloroso --Bien, como ya saben en esta primera prueba se tendrán que enfrentar a diferentes dragones cada uno... eso será escogido al azar dentro de unos minutos, su misión será tomar un huevo de oro que se le dio a cuidar a cada dragón, ¿Entendido?-- todos asentimos, yo un poco más nervioso que el resto --Su única arma para protegerse y contraatacar será su varita, bien... ahora descubramos ¿Cuál será el dragón de quién?-- saca una pequeña bolsa de terciopelo y se la tiende a Víctor Krum-- Señor Krum meta su mano en la bolsa-- este lo mira extrañado pero al final lo hace y sorprendido saca un pequeño dragón, tamaño escala --Un Bola de Fuego Chino-- dice el señor Crouch con impresión y se voltea hacia Fleur --Señorita-- ella mete la mano igual como lo hizo Krum pero un poco más insegura, sacando un pequeño dragón que logré reconocer --Un Gales Verde-- se voltea de nuevo esta vez hacia Cedric, este metió la mano y sacó un dragón --Un Hocicorto Sueco-- me quedé congelado cuando el señor Crouch se volteó hacia mí, sabía que dragón quedaba y no podía tener más mala suerte --Señor Potter-- metí mi mano y mi pesadilla se volvió realidad --Un Colacuerno Húngaro ¡Fascinante!...-- me di cuenta que me miraba con pena --Bien entrará Krum primero, luego la señorita Delacour, luego el señor Diggory y por último el señor Potter-- todos asentimos y volvimos a nuestras posiciones pasadas

Narra Ginny:

Tenía miedo, había que admitirlo, pero lo sentí mucho más cuando Harry sacó el Colacuerno Húngaro, todos estos días he estado sospechando que ese Dragón le causaría problemas a Harry pero nunca se lo dije ya que no quería preocuparlo más de lo que ya estaba. Hermione estaba sentada a mi lado junto con Ron y el resto de los Gryffindor en las gradas que habian puesto, todos tratando de apoyar a Harry, muchos habian traído pancartas y cosas así, pero yo no pude hacer nada de eso, esto no era como un partido de Quidditch sencillo, esto es algo mucho más peligroso y loco.

--Estará bien-- me animó Hermione sonriente

--Lo sé... confío en él-- respondí aunque no muy segura y jugando con mis manos heladas, por el miedo