Había una vez, un final, pues, no todo final es el final. Esta historia comienza precisamente cuando la noche estaba a punto de terminar. Todos estaban felices y se encontraban alrededor de la feliz pareja. Habían decorado el lugar con cierto toque de ambos, por un lado banderas azules y amarillo dorado, por el otro mesas vestidas violeta y verde, y aunque todos admitían que capaz no era la mejor combinación, a nadie le importaba, porque era el significado lo que valía, La boda del Rey Ben y Lady Mal.
La ceremonia fue una para recordar. El Hada Madrina se disculpó por varias lágrimas y lamentó por lo bajo haber mojado su vestido. Todos los presentes lucían relucientes, o al menos los que yo recuerdo, porque todo Auradon se encontraba allí, y eran tantos los invitados que la princesa Tiana tuvo que comenzar a cocinar la comida una semana antes.
Mal y Ben no podían estar más felices y su alegría se contagió en todo el reino durante toda una semana, antes y después del casamiento. Pero como dije, esta historia comienza cuando la noche estaba a punto de terminar. La pareja, ahora Rey y Reina, ya habían dicho el "Si, acepto". Auradon disfrutó de una muy larga celebración, y había llegado el momento de despedirlos, pues, después de meses intentando convencerlos, Mal y Ben se iban de luna de miel por insistencia de Evie, quien hizo hincapié en lo importante que es tener un tiempo para descansar antes de volver a las responsabilidades Reales. Y además, luego de todo lo que había pasado en aquel último tiempo, se lo merecían.
La luces iluminaron el camino, y Mal y Ben se hicieron visibles, tomados de la mano, subidos en un carruaje y saludando a todo Auradon. Todos gritaban y les hacían saber lo felices que estaban por aquella unión. Cuando llegaron frente a la enorme estatua de Bestia, Ben bajó del vehículo y extendió una mano para ayudar a bajar a su, ahora esposa. Allí los esperaban sus amigos, Evie, Jay, Carlos, junto con los nuevos villanos de la Isla, Uma, Harry y Gil, los padres de Ben, Bella y Bestia y por último un auto que los iba a llevar hasta los límites de Auradon.
-Recuerden que llevamos el espejo de Bella. Si algo anda mal, volveremos en un segundo -dijo Mal a sus amigos, mientras Ben abrazaba a sus padres.
-Por supuesto que no. Ustedes no se tienen que preocupar por nada. Uma, Bella, Bestia y yo vamos a tener todo bajo control -aseguró Evie. Y era verdad, los cuatro habían prometido continuar con el Programa de Unificación entre Auradon y la Isla de los Perdidos, especialmente Uma, quien se sumaba en representación de los hijos de los villanos que habían quedado atrás. Mal y Evie intercambiaron miradas por unos segundos pero finalmente se fundieron en un largo abrazo al que se sumaron Jay y Carlos.
Y luego de unas cuantas despedidas más, la pareja se subió al auto, el cual se puso en marcha, dejando a todos los invitados atrás.
El aire en Auradon era aún más diferente, el cambio era notable. El primero llegó cuando la barrera de la Isla fue derribada, que no solo implicó mover la varita del Hada Madrina, sino también, cambiar los corazones y el prejuicio de todo un pueblo, aunque no todos en Auradon estaban contentos con dejar libres a los isleños. El segundo cambio acababa de ocurrir. El casamiento del Rey Ben con Mal significaba mucho más que solo un intercambio de anillos. Aquella unión traía promesas y prosperidad para todos, simbolizaba que Los Estados Unidos de Auradon y la Isla finalmente eran uno. Y el tercero, estaba aún por ocurrir, luego de la vuelta del Rey y la Reina, era cuando el verdadero cambio iba a iniciar, ya que Mal, la hija de una villana iba a reinar.
-¿Me repiten dónde es que van de luna de miel? -preguntó Carlos mientras el auto se hacía cada vez más pequeño y niños corrían detrás de él intentando alcanzarlo.
-Por décimo trigésima vez. Se van a Nunca Jamás -respondió Jay enfatizando con sus manos. Evie, aun sosteniendo un pañuelo y secándose las lágrimas intentando ser cuidadosa con su maquillaje, se rió junto con Uma.
-De acuerdo -continuó Carlos nuevamente, -Eso ya quedó claro. Lo que aún no tengo en claro es cómo van a llegar allí. En auto -Jay lo miró frunciendo el ceño, porque esta vez su amigo tenía un punto, y era cierto que él tampoco había pensado en aquello antes.
-Oh, no irán hasta Nunca Jamás en auto - habló de repente una voz detrás de ellos. Se trataba de Gwen Darling, hija de Wendy Darling. Ambos se giraron para encontrarse con su vestido celeste con blanco y sus bucles color marrón claro perfectamente acomodados sobre sus hombros. -El auto los lleva hasta el borde de Auradon. Allí los espera un barco y un Hada Guía, que mi madre y yo les preparamos para que los lleve.
-Sí, preciosa. Pero mi amigo y yo queremos saber cómo es que van a ir hasta allí -Jay pasó su brazo por encima de los hombros de Carlos y lo abrazó atrayéndolo hacia él -¿Volando?
Gwen rió levemente, una risa que dejó a ambos distraidamente encantados, pues había olvidado que ellos dos venían de la Isla y que no tenían por qué saber que ya no era necesario volar para llegar a Nunca Jamás.
Detrás de los muchachos, cierto pirata rodeó los ojos.
-No, por supuesto que no. Existió un tiempo en el que para llegar a Nunca Jamás se debía volar hasta lo más alto del cielo. Girar en la segunda estrella a la derecha, y volar hasta el amanecer -indicó ella mientras señalaba el manto negro que cubría la noche. Todos alrededor se sumaron y de pronto las miradas estaban al cielo, y más específicamente a las dos estrellas -Pero luego de que el Rey Adam unificara todos los Reinos, y la magia ya no fuera necesaria, la única manera de llegar es en un viaje de tres días, navegando sin perder el rastro de la segunda estrella a la derecha -susurró finalmente.
Gwen enfocó su vista en aquella estrella que tanto protagonismo tenía en las historias de su madre y sonrió para sí. Era una sonrisa llena de ilusión y de llena de nostalgia. Una sonrisa que era capaz de convencer a cualquier villano o incluso de hacerte volar. Y allí, oculto en la esquina derecha, un beso. Un beso que ni ella ni su madre sabían para quien era. Luego, cerró sus ojos, pensando en la tierra de Nunca Jamás que siempre quiso ir, y que, llegado el momento, la iba a llamar.
Por otro lado, el pirata se sintió en conflicto, porque a pesar de haber oído las más terribles historias de parte de su padre, también sentía la irrevocable necesidad de ir. No por venganza, sino por curiosidad.
Jay y Carlos asintieron en entendimiento y, luego de escuchar sollozar a Evie, procedieron a abrazarla nuevamente.
La noche caía, la celebración ya estaba llegando a su fin, y aunque sería encantador concluir simplemente con este final, entonces, no habría historia que contar. Porque como alguien me dijo una vez: Debemos confiar en la magia que tienen los nuevos comienzos.
NOTA
Canción:
1. The Second Star To The Right / Jonatha Brooke (Return To Never Land)https://open.spotify.com/track/3cnP3ODYVfGjLA96Sw61kX?si=lbtVA0cXTQ2H9KG0DJJVWg
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Under The Stars | Harry Hook
Fiksi PenggemarTiempo después de la caída de la barrera de la Isla de los Perdidos, Harry Hook, hijo del Capitán Hook, se embarca en un viaje hacia Nunca Jamás, junto con una compañera que no es muy de su agrado, Gwen Darling, hija de Wendy Darling, para rescatar...