xxxvii

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🔞 (es casi nada pero por si acaso aviso)

─Que idiota sos.

Bien, la poca dignidad que le quedaba a Jungkook comenzaba a ser pisoteada sin piedad por su lindo guardaespaldas.

El CEO seguía en silenció mientras Jimin lo miraba con una media sonrisa burlona.

Se encontraban ambos en la mansión del multimillonario, mientras que Oreo por otro lado estaba muy ocupada en el patio teniendo una pelea épica con una rana.

Pero ese no era el punto.

El punto era que Jungkook lo sabía. Si. Sabía a la perfección que es un idiota demasiado importante.

Y es que se había prometido a sí mismo hacerse el difícil y dejar de insistir pero seguía haciendo todo lo contrario.

Seguía insistiendo, seguía cediendo ante cualquier contacto con Jimin.

Una sola mirada de Park Jimin bastaba para ponerlo de rodillas.

Estaba realmente jodido.

Jungkook no responde al insulto de su guardaespaldas. Simplemente se queda sentado en el sofá, con sus piernas cruzadas una sobre la otra, una sus manos despeinando cuidadosamente su cabello. Sus ojos fijos en el cuerpo de su empleado.

Estaba pensando. Pensando en que mierda hacer para que el chico se enamore tanto como él se había enamorado.

Y es que para este punto ya estaba desesperado. Lo había intentado todo. Nada funcionaba.

Park Jimin seguía sin caer ante sus encantos y Jungkook no entendía la razón.

Él tenía muchos encantos.

Estaba bueno, multimillonario, divertido, relajado, ni un poco celoso, bueno tal vez un poco si, inteligente, responsable. Maduro.

¿Qué es lo que le faltaba para ser el hombre ideal?

Exacto. Nada. Absolutamente nada.

─¿Qué es lo que no tengo, Jimin?

Le pregunta directamente causando que el chico levanta una ceja confundido.

─¿A qué te referís?

Pregunta el guardaespaldas observando como su jefe se para del sofá y se acerca a él con una expresión intimidante. Sus facciones tan marcadas y su mirada tan intensa lograban que sus piernas tiemblen y todos los pelos de su cuerpo se pongan de punta.

Los pasos del CEO se detienen a solo centímetros de él. Sus cuerpos rozan con él del contrario. Y sus ojos parecen estar librando una guerra que ninguno de los dos piensa perder.

─Lo tengo todo, Jimin. Todo menos a vos. Y vos sos lo único que quiero.

Una media sonrisa apareció en el rostro del guardaespaldas al sentir el tacto de la mano de su jefe sobre su rostro. Las yemas de esos dedos acariciaban su cuello y mandíbula haciéndolo suspirar.

Y honestamente no sabía cuanto más iba a aguantar.

─Decime, Jimin ¿Qué tengo que hacer para tenerte?

La casa queda un silenció absoluto. Apenas y se pueden escuchar las respiraciones agitadas de los hombres en la sala.

Jimin analiza la mirada de Jungkook con tranquilidad y encuentra justo lo que estaba buscando. Honestidad y deseo.

Sus dos cosas favoritas.

─No soy tu juguete, Jeon. Nunca voy a pertenecerte así que ni lo intentes.

Own You [Kookmin Au] 📘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora