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《¿Por qué me besarías?
No soy ni la mitad de bonito
Le diste a ella tu suéter, es sólo poliéster
Pero te gusta más ella
(Desearía ser Heather)》

Hinata estaba feliz por ver a Sasuke feliz porque ella sabía que todas las personas que sufrían merecían volver a sonreír, como ella.

¿Entonces... Estaba mal empezar a sentir que Sasuke debía conseguirse a su propio héroe?

Había sido un día agotador, fueron al parque en donde acordaron de verse con Naruto. Sasuke aún estaba algo renuente a salir y por eso Neji le agarró la mano durante todo el camino.

Ella creyó que para Sasuke, Neji era su héroe y todo estaba bien, incluso les sacaron fotos pese a la vergüenza del menor.

Naruto se había acercado a ellos y los saludó. Hinata lo conocía y supo, aunque deseo no a verlo notado, que él se aferró a Sasuke apenas noto las manos entrelazadas de ellos.

Neji se quedó en una banca vigilanándolos, había llevado un libro para su distracción.

Cuando Sasuke se abrumo por la gente y la cantidad de ruido decidió irse un momento a respirar con Neji. Quien no tardó en hacer espacio y mimarlo.

Todo estaba bien...

Cuando Sasuke regresó Naruto no tardó en acercarse. Continuaron jugando.

Hinata se alejó a buscar la pelota, eran cuatro y todos fueron a buscar una, pero solo regresaron tres. Sasuke y la pelota estaban desaparecidas.

Hanabi no tardó en correr hacia su hermano, el cual parecía estar discutiendo algo por teléfono, concentrado y desconcentrado al mismo tiempo.

Rápidamente Neji les explicó que buscarán por dentro juntos y él saldría por alrededor del parque. Pasaron casi 20 minutos cuando Naruto se separó de ellas, desesperado. La lluvia había comenzado, aumentando cada vez.

Ambos lo encontraron, en un rincón del árbol llorando, con sus manitas raspadas y la ropa sucia. Neji y Naruto se acercaron, el mayor lo cargó para llevarlos junto a sus hermanas y Naruto siguiendo sus pasos sujeto una de las manos del azabache.

-Buscaba la pelota y la tenía un señor, se la pedí pero él me dijo que no era la mía y que me llevaría a donde estaba. No le hice caso y traté de regresar pero me agarró fuerte e intento llevarme, me asusté y grité pero nadie me oyó y... y me aferre a la banca donde estaba él. Cuando inició la lluvia me resbale así que me siguió arrastrando le mordí la mano que me llevaba y me soltó, aproveche y corrí- sus ojos negros miraban hacia bajo, asustado.

-Cuando lleguemos le diré a papá, él sabrá que hacer- hablo el castaño. Acaricio el cabello del niño que estaba sentado en su regazo -será mejor que nos vayamos- todos los niños asintieron.

Hinata notó un temblor cuando Sasuke estuvo lejos de su hermano. Ella sabía que quería, quería que lo carguen. Siempre era reconfortante estar en los brazos del castaño.

Naruto se acercó a él, tímido. Pareció susurrarle algo, sea lo que sea, el Uchiha nego con la cabeza repetidas veces y pareció regañarlo. La brillante sonrisa en respuesta que no había mostrado después de lo sucedido, le alivió aunque también se sintió extraña. Esa sensación era algo que nunca había sentido y lo único que tenía claro es que era negativa.

La lluvia disminuyó y todos empezaron a caminar, habían invitado a Naruto a cenar así que él se unió a ellos.

Hinata había pensado en positivo, estaba a su lado como siempre. Nada había cambiado.

Pero si habia cambiado porque los otros dos hermanos Hyuga estaban riendo divertidos con la cara nuevamente avergonzada del azabache. Él no estaba a su lado... él estaba cómodamente en la espalda del rubio con sus brazos sobre sus hombros. Naruto más que feliz le decía que estaba bastante flaco.

-¡Deberías comer más!- le alento, bajo la risa de los otros -¡Ya se! ¡Uno de estos días te llevaré a Ichiraku, el mejor ramen del mundo te espera!

-¡Como bien!- las risas se detuvieron y hasta Hinata dejó de atormentarse un momento. Había gritado, alzado la voz, algo que hasta el momento Sasuke jamás había hecho, era alegre saber que se estaba desenvolviendo -¿Qué?

-¡No ecierto, tus platos son pequeños!- se unió la castaña menor.

-¡Ya vez que tengo razón!- festejó el Uzumaki.

-¡Mentira!- fue una agradable caminata y ella trató de no darle más importancia a esas acciones.

Desearía ser...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora