Capítulo 25

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-¿Estás segura de que puedes manejarlo? Mi madre no es nada fácil de tranquilizar.

-Decuida, Mila. -Respondió Dinah mientras limpiaba el mostrador de forma despreocupada. -Tu madre y la mía están bastante ocupadas con su reunión de tejidos en mi casa como para notar tu ausencia.

-¿Y qué pasa si vuelve a casa antes que yo?

-Le diré que nos faltaba azúcar o harina y que fuiste a comprarla.

Camila se mordió en labio en un gesto pensativo, mientras movía su pie derecho de un lado a otro en su lugar con impaciencia.

-No lo sé, Dinah. Creo que será mejor esperar hasta mañana.

-¿Es una broma? Ya pasaron tres días desde que Lauren estuvo aquí, las aguas se calmaron, tu madre no está; es el momento perfecto para que salgas.

-No estoy segura. Me asusta.

-¿Acaso no extrañas a tu novia?

-Baja la voz. -Pidió Camila, aunque no había ningún cliente alrededor. -Por supuesto que la extraño más que a nada en el mundo.

-Pues entonces será mejor que partas cuanto antes, cada segundo que estás ahí de pie temblando es un momento menos con ella.

Camila suspiró y asintió con la cabeza.

-Sí, tienes razón. -Tomó su abrigo, que descansaba sobre una de las mesas vacías cercanas. -Volveré en una hora o dos, no tardaré más que eso.

-Bien. Y relájate, ¿Sí? Tu madre no se enterará de que estuviste allí.

-Gracias, Dinah. -Le sonrió Camila con sinceridad. -Eres la mejor amiga que cualquiera podría desear.

Camila salió del café a paso rápido, y caminó aquella pequeña cantidad de cuadras hasta la casa de Lauren. Tardó un poco más de lo usual, pues decidió tomar las calles por las que menos gente transitaba, y por supuesto, evitar cruzar la casa de Dinah, en la que su madre y la señora Milika deberían estar.

Eran pasadas las cuatro de la tarde y el clima era frío y seco como el de cualquier día de invierno. La morena suspiró y se abrazó a sí misma dentro de su abrigo luego de tocar la puerta de la casa de su amada.

-¡Adelante! -Escuchó su voz desde el interior.

Abrió la puerta con cuidado y se adentró por el pasillo hasta el estudio. Allí, en el sofá más grande, Lauren y Normani parecían terminar de compartir una taza de té. La ojiverde había juntado toda la loza en la pequeña mesa de centro.

-Buenas tardes. -Saludó Camila con una sonrisa cordial.

-Camila... -Balbuceó Lauren y se puso de pie. -Buenas tardes, ¿Qué hace usted aquí? ¿Qué se le ofrece?

La menor carraspeó y saludó a Normani.

-Espero no ser una molestia, tan sólo quería hacerle una consulta.

-Estoy bastante ocupada justo ahora -Suspiró Lauren con disimulo. -Pero si eres breve podría concederte unos minutos.

-No se preocupe, seré lo más concisa posible.

Normani se levantó de sofá y tomó su abrigo para ponérselo sobre la espalda.

-Bueno, creo que es hora de que me vaya, tengo un par de cosas que hacer. -Dijo. -Gracias por el té, Lauren. Y no te preocupes, luego continuaremos nuestra conversación sobre los arriendos.

-Vuelve cuando quieras, Normani. -Se despidió Lauren de vuelta.

-Con Dios. -Se dirigió a ambas.

hold me while you wait; camren.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora