ᵗ ʰ ʳ ᵉ ᵉ

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Llevaban más de 40 minutos ahí, al pelinegro parecía importarle poco que Jungkook estuviera ahí, hasta parecía que se había olvidado del pequeño individuo que se encontraba en su casa.

No sabia ni su nombre, no se había tomado la molestia de preguntar porque tampoco le interesaba.

Por otro lado, Jungkook estaba sentado con las piernas cruzadas en el mueble, observando por los 40 minutos que llevaban ahí, un piano tan elegante y hermoso. Que este aseguraba que costaba más que su casa.
Ya había escuchado tocar a TaeHyung antes, no en vivo claro, él no tenía ese privilegio (ni la economía).

Estaba pensando seriamente en lanzarse a TaeHyung, abrazarlo y olerlo. Lo considero más de 4 veces, pero de verdad no quería ser hechado de su casa, sabia muy bien que Kim podía mandarlo a un hotel. Esperaba que se apiadara de su pobre alma.

El mayor quitó su brazo y miro hacia la derecha, un pasadizo muy amplio que dejaba ver la cocina, pues esta estaba al descubierto. Las cocinas modernas no necesitan puerta al parecer.

Un pequeño ladrido le hizo abrir los ojos en grande a Jungkook, volteando rápidamente encontrándose con un pequeño perro negro con marrón, tenía más pelo que cuerpo y no puedo evitar sonreír cuando el perrito daba círculos queriendo llamar la atención de su dueño.

En un abrir y cerrar de ojos, el pelinegro ya estaba con su perro, cargandolo y dándole besitos en su cabecita mientras se dirigía a la cocina. Él no había visto algo más tierno que eso en su vida, gritó internamente. Si tuviera su celular ya hubiera tomado más de 100 fotos.

Jungkook fue detrás de ellos, con algo de cautela.
Vió a TaeHyung sacar más de 3 cosas de tu refrigerador y una pequeña mueca se formó en su cara ¿Todo era para su perro?

Un perro del tamaño de la mano de TaeHyung?

Se acercó más, ganándole la curiosidad y poniéndose a un metro de TaeHyung (por precaución), viendo atentamente lo que hacía con la comida del can.

Primero echó un pequeño vaso de puras croquetas pequeñas, seguido de un chorro de aceite de salmón, le puso 2 pastillas que las sacó de un pequeño frasco que decía vitaminas. Se volteó y agarró una cucharada de zanahorias picadas en cuadritos pequeños y por último removió todo.

—No soy experto pero creo eso es mucho para un perro que pesa 6 gramos.

TaeHyung gruñó, en serio tenía que lidiar con él?

—Son sólo suplementos para que no agarre ninguna enfermedad.

—Supongo que debes gastar mucho en él. — alzó las cejas. — Creo que ni ahorrando toda mi mesada del mes compro algo de lo que echaste al plato del perro.

—Es Yeontan. — aclaró.

A Jungkook le empezaba a molestar un poco la actitud del mayor, solo esperaba que haya tenido un mal día.
Había idealizado a TaeHyung como el hombre perfecto, pero parecía estar equivocado pues su ideal se iba desmoronando.

El perro comía animadamente su comida valorada en mínimo 40 dólares, desconociendo lo que pasaba a su alrededor, ni había notado un intruso en su casa, al parecer tenía mucha hambre.

TaeHyung sacó un vaso de un estante y sin preguntar nada, le ofreció jugo de naranja al azabache el cual solo recibió el vaso sin chistar.
Se formó un pequeño silencio algo incómodo.

Yeontan se relamia y relamia, había acabado su plato de comida.

Estómago lleno, corazón contento.

La mirada del can se posó en el pequeño cuerpo que se encontraba a unos pasos de su dueño, se acercó lentamente viendo cómo el azabache sonreía un poco.

Jungkook bajó hasta casi sentarse en el piso mientras estiraba su mano hacia el perro que lo miraba fijamente.

—No es sociable —. murmuró el castaño. — Menos con gente extraña.

—Todos los perros me aman -. contradijo confiado, extendiendo más los brazos para tomar al pequeño perro entre sus manos.

El perro se safó del agarre y rodeó a Jungkook, viéndolo por todos los ángulos, de espalda, de frente y de ambos lados. Parecía buen sujeto y le hablaba cariñosamente.

Se acercó por su propia cuenta y se sentó en el regazo de Jungkook, dejando desconcertado a TaeHyung, quien no podía creer lo que estaba presenciando.
A Solar ni se le acercaba, simplemente no le caía al parecer.

Jungkook sonrió victorioso. — Te lo dije. — miró hacia arriba para hacer contacto con el mayor.—Todos los perros me aman.

—Ajá. — le restó importancia, aún sabiendo lo sorprendente que había sido eso. — Ven, te voy a enseñar un cuarto para que duermas.























 — Ven, te voy a enseñar un cuarto para que duermas

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sunteguk~

𝑯𝒂𝒚 𝒖𝒏 𝒆𝒙𝒕𝒓𝒂𝒏𝒐 𝒆𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒂𝒔𝒂! | 𝕋𝕜°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora