II•Oscuridad total•

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Tenía las manos tapando mi rostro de los golpes contínuos que venían en mi dirección. Me dolia el pecho y mi respiración estaba muy ajetreada debido a falta de aire en mis pulmones. La sangre manaba de todo mi cuerpo. James, con una asombrosa borrachera , pateaba con todas sus fuerzas mi abdomen, gritandome y culpandome de que le habían despedido de su trabajo en la fabrica.

- ¡Esto es tu culpa niñata! - me gritaba cada vez más fuerte - Maldigo el puñetero dia en el que te adoptamos. Ojala te hubieras podrido en la calle, seríamos más felices ahora - sus palabras se filtraron con fuerza en mis oidos. Dolorida y sín poder hacer nada le grite

- ¡Para por favor! Yo no tengo gana que ver con tu estupido trabajo. ¿Porque siempre es lo mismo? Siempre culpandome y maltratandome ¡¿Que he hecho?! - Esto último lo dije con tanta fuerza y frustración que James me agarró del pelo y me levantó en un abrir y cerrar de ojos, con ningún esfuerzo.

- Mira malcriada - dijo con mi cabello aun entre su mano y sus rostro tan cerca de mi que podía hasta oler su aliento a alchool y humo - A mi nadie me habla asi y menos tu

Con todas sus fuerzas me lanzó contra el ventanal del salón, provocando que este se rompiera en mil pedazos. Los fragmentos de cristal se clavaron como espinas y puñales sobre mi magullada piel.

- James, creo que ya es suficiente - era la primera vez que oia la voz de Madeline al otro lado de la puerta diciendole a su marido que me dejara, nunca se había enfrentado a él en estas situaciones, siempre lo había dejado pasar. - La chica ya a tenido suficiente

James la observo y por una vez la hizo caso. Volvió por última vez su viejo y arrugado rostro y me escupió. Se dió la vuelta y cruzó el umbral de la casa hasta que dejé de verle. Madeline se acercó a mi. Me agarró del brazo y me ayudo a incorporarme con mucha dificultad. Sentia el cuerpo pesado y con debilidad, me arrastraba por cada sala de la casa hasta llegar a mi triste y oscura habitación.
Madeleine me tumbó en la cama y se fue. Ya me parecia que habia estado demasiado tiempo conmigo. Nadie de esta familia malgastaba ni 10 minutos para estar a mi lado. Estaba muy sola.
Para mi asombro Madeleine regresó a la habitación con un botiquin. Se sentó en la cama y comenzó a verter agua oxigenada en un algodón para desinfectarme las herida. Lo presionó primero por mi labio inferior y yo me estremecí al contacto y el escozor. Pasó desde mi labio a mi ceja partida.

- Lo siento tanto Meghan.. - su voz parecia de verdad de lamentación por una vez - Levantaté la camiseta. Tienes que tener el cuerpo magullado.

La hice caso con timidez. Cuando intente sacarme la camiseta por la cabeza, un fuerte pinchazo recorrio toda mi parte del abdomen. Notaba la sangre recorren mi vientre y llegar a mi ropa. Me saqué la camiseta y lo ví. Un profundo corte que iba en diagonal, estaba segura que era provocado por los cristales afilados de la ventana.

- Meghan, hay que llevarte al hospital, eso tiene muy mala pinta - recorrio con sus arrugados y largos dedos mi herida para hacer presión y que dejara de sangrar. Yo me retorcia de dolor con cada movimiento - Voy a buscar las llaves del coche, no te muevas

Antes de levantarse de la cama la agarre del brazo con las pocas fuerzas que me quedaban.

- Madeleine no - dije con voz suave - No me lleves al hospital estoy bien

- Meghan no estas bien. La herida sangra mucho y no se que hacer - las lágrimas comenzaron a recorrer sus mejillas

- Yo te dire lo que tienes que hacer pero no pienso ir más alli

Madeleine asintió

- Solo necesito vendas, aguja e hilo - la dije

- Esta bien - se levantó y al poco tiempo volvió con lo que la pedí.

Distimia© [CPUS#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora