Amor En Tiempos De Guerra (Eren y Tu)

Capítulo 8

Sentía que me caía, estaba cansado y las fuerzas me abandonaron como si hubiera corrido.

¿Dónde estás, Tn? ¿No estabas hace un momento a mi lado?

—¡Eren! —exclamó una voz conocida detrás de mi

—¿Reiner? —pregunté estupefacto, sin embargo este no me hizo caso y me atravesó como si fuera un fantasma

Volteé hacia donde se había dirigido Reiner, y ahí estaba yo, echado en el piso sosteniéndome de mis brazos para no caerme.

—Necesitas descansar. —me hablo Reiner de manera seria, mirando en modo de reproche a mi yo antiguo. Al parecer, este es un recuerdo mío de hace años— No te sobreesfuerces, Eren, o si no morirás a este ritmo

—Ufff... Ufff... —respiraba mi antiguo yo agitado— Maldición... No importa lo que haga, aún cuando yo quisiera ser como tú y Mikasa... Si sigo así terminaré muerto como dice Jean... Esto va a terminar para mí... —comenzó a llorar, provocando que mirara con desagrado a mi antiguo yo— Esto va a terminar conmigo sin hacer nada...

—Solo has lo que tengas que hacer. —intentó darme ánimos

Mi antiguo yo le dirigió una mirada confundida sin entender sus palabras, pero no quería ver más, no quiero recordar aquellos momentos que me producían nostalgia.

Tn... ¿Porqué no me despiertas? ¿Dónde estás?

—Eren... —Reiner se puso en cuclillas frente a mí— No hay nada más que puedas hacer que seguir adelante, después de todo eres el más determinado entre nosotros.

—Tienes razón,  Reiner... Tengo que seguir adelante, no importa qué.

Reiner me extendió su mano para ayudar a levantarme, obviamente mi antiguo yo aceptó su ayuda sin dudar.

—Vas a eliminar a todos los titanes que hay en la tierra, ¿verdad? Hasta que no quede ninguno. —mi antiguo yo lo miró con determinación— Pienso que lo lograrás, estoy seguro que puedes hacerlo. Tú... vas a derrotar a tu enemigo, Eren.

—¡Eres un idiota, Reiner! —grité a sabiendas de que no me podría oír— ¡Tú! ¡Tú me traicionaste a mí y a los demás! —apreté los puños— Aunque... te entiendo... Entiendo porqué lo haces...

Parece que somos iguales en esa parte, nosotros nos convertimos en demonios para salvar lo que más queremos en este mundo... y para nosotros ya no hay vuelta atrás.

—Eren, Eren...¡Eren! —alzó la voz— ¡EREN! —volvió a gritar más alterada

Siento que me están sacudiendo. Despierto agitado, a al vez que me tapaba los oídos por su grito.

—¡Tn! ¡No tenías que gritarme en mi orej...! —me interrumpí a mí mismo al verla llorar— ¿Por qué estás llorando?

—Yo... —se limpió las lágrimas con el dorso de su mano— Es... Es que te vi llorar y... Estoy sensible, perdón.

—¿Qué dices? —pregunté con desconcierto

—Además... Estabas llamándome en tus sueños... Parecías pedir ayuda.

Fruncí mi entrecejo y limpié las lágrimas que aún se notaban en las esquinas de sus ojos. Algo indeciso, decidí abrazarla por primera vez.

—No llores por tonterías. Estoy bien.

—Sí, perdón... Mejor vamos a comprar los anillos. —su tono cambió a uno más entusiasta

Qué cambios de humor tienes, Tn.