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° El tiempo parece algo divertido, nada parece cambiar pero de repente todo es diferente °

Iseul

Nunca en mi vida me advirtieron sobre lo difícil que era cuidar de una adolescente loca por los idols. Conocer a Min Yoonji vaya que creí que sería un hecho fácil de controlar, no habría problemas y me haría cargo de ella como si de una hermana menor se tratase.

Sin embargo, tras el alboroto que creamos en la tienda de maquillaje, me di cuenta que estaba más que confirmado que todas las personalidades de Yoongi eran un poderoso imán hacia los problemas.

Era por ello, que luego de lo sucedido en el centro comercial, por medidas de seguridad, llevé a un inconsciente Min Yoongi al estacionamiento del lugar.

El espacio estaba vacío y por suerte encontré una banca dónde tomar asiento y dejar al chico descansar, con su cabeza usando mis piernas como almohada. Hacía algo de frío y con unos periódicos cubrí su delgado cuerpo que tiritaba por la molestia de la corriente helada.

Lo observaba descansar y mi corazón se encogía un poco por pensar en todas las dificultades que él diariamente pasaba si tenía que luchar con sus personalidades de ese modo, es decir, no me sentía importante como para decir «Yo lo salvé» pero, desde que nos conocimos, mezclarse con sus personalidades era todo un sube y baja, el cual, solo así, viéndolo con sus ojos cerrados y con una respiración tranquila era que podía parar.

De hecho, me aliviaba que se mantuviera encerrado en el mundo de los sueños, pues aunque él no dijese nada sabía que solamente así en ese estado, era que él conseguía la paz del mundo exterior qué tanto anhelaba y eso me daba calmaba.

Suspiré algo cansada por todas las emociones que tenía por descargar, ese día había sido de mala racha para mí, la más larga para ser honesta puesto a qué dentro de ello en un solo lapso de tiempo había mentido y sido mala con Hoseok, me sentí agradecida con Yoongi por brindarme parte de su honestidad y me preocupé por su causa cuando supe que ya no estaba conmigo.

Y quizás y era cierto que en varias ocasiones resulté herida por sus palabras y acciones pero, aún si quisiera haber sido apática, no podía culparlo del todo ya que sus actos no venían solo por qué sí.

Él era alguien quien vivía cada día de su vida tratando de no desaparecer y no lastimar a sus allegados, pues no importaba si el dolor propio era profundo ya que Yoongi prefería mil veces hundirse primero antes de que los demás sufrieran por algo que no era su intención provocar.

Si no hubiese conocido esas facetas en Yoongi que poco a poco fui descubriendo, diría que estaba en todo mi derecho de condenarlo al infierno, no obstante, por mucho y esa opción hubiese sido lo más viable para ahorrarnos el drama, él y yo estábamos ahí, sin buscarlo, ambos estábamos siendo parte de la vida del otro.

Sonreí débilmente ante tal pensamiento y acaricié esa cabellera de singular castaño rojizo sobre mis piernas, se sentía bien hacerlo. Acomodaba cada hebra rebelde para devolverla a su forma original, peinando cada mechón con suavidad, no había nada alrededor y eso era bueno, puesto a qué de cierto modo eso traía seguridad y confianza mientras continuaba con esa inocente acción en el chico.

Su cuerpo podía percibir como empezaba a relajarse, dejaba que mis manos continuarán con el gesto, sin emociones, sin palabras, disfrutando del momento como si ya estuviéramos acostumbrados a convivir de ese modo pacífico y despreocupado.

Seesaw❁[MYG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora