Capítulo 40

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—¿Disculpa?

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—¿Disculpa?

—¡Lisa te ama, Jungkook! ¡Ella está enamorada de ti!

Casi me gritó aquello, y de manera instantánea el escuchar que Lisa me amaba fue como una especie de alivio momentáneo. Por unos instantes pude fingir que esos papeles no los había firmado, y que cuando llegara a casa ella estaría esperándome en nuestra habitación para dejarme hacerle el amor.

Para amarme. Para dejarme amarla.

Que ella seguiría siendo mi esposa, aún cuando estuviera a unos minutos de perderla. Aún cuando ya la había perdido.

—¿Cómo puedes no darte cuenta de eso?

Fue la pregunta de Rosé que me sacó de mi sorpresa, misma pregunta que me hizo regresar a la realidad. Y entonces recordé la verdadera situación. Ella ya no estaba conmigo, ella se había ido y había firmado el divorcio.

Lisa quería que desapareciera de su vida. Y eso haría.

—No es que sea de tu incumbencia, pero dudo que me ame como dices— me encogí de hombros, fingiendo indiferencia—Lo ha dejado muy claro desde el momento en que pidió el divorcio y se fue apenas me dieron la herencia.

—Pero ella…

—Fue ella quien terminó todo, Roseanne— la callé, mi personalidad autoritaria volviendo de nuevo—Ella decidió que nos divorciáramos en cuanto los tres meses pasaran. Ella decidió que el arreglo se terminara, y fue ella quien se fue de mi departamento tan solo un día después de que obtuviera la herencia.

La miré fijamente, sus ojos echando chispas y su respiración agitada mientras yo salía de mi trance y volvía a tener todo mi control. O al menos aparentar tenerlo.

—Fue ella quien me dejó.

Fue lo último que dije, y esperando que aquello pusiera fin a la conversación, miré la puerta detrás de ella por la que seguramente saldría en unos instantes. Pero eso no pareció intimidarla y contrario a lo que pensaba solo logró enfadarla más.

Soltando un suspiro, se cruzó de brazos y me miró bastante frustrada.

—¿Y no sabes por qué? ¿No te imaginas por qué lo hizo?

No contesté. Fingiendo indiferencia y hasta arrogancia, me encogí de hombros ligeramente y negué con mi silencio.

—¡Porque ella cree que no la amas! ¡Ella piensa que fue un estorbo y un simple negocio en tu vida!— me apuntó, colocando su índice en mi pecho —¡Por eso decidió irse, y no la culpo!

—¿Qué dices? ¿Pero de qué rayos estás hablando?

—Del día de la reunión en casa de tus padres, Jungkook.

Fruncí el ceño. ¿Reunión? ¿De qué hablaba?

Entonces recordé aquella última comida en casa de mis padres, días después de que Lisa me dijera que me amaba sin saber que yo había escuchado y el día que la había visto ser consolada por Jimin.

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