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Ya era bien entrada la madrugada. La tormenta no cesaba, y Maka se encontraba totalmente en shock, sentada en un extremo del sofá de la sala de estar casi a oscuras, con tan sólo una vela frente a ella encendida, puesto que hacía ya un buen rato que se había producido un corte de luz y no regresaba. Tenía las rodillas recogidas, sosteniéndolas con manos vacilantes mientras la mirada color rubí se perdía en la pared de enfrente.

Soul salía en ése instante de la cocina con otra vela en la mano. Tanto las coletas como los adornos de murciélagos habían desaparecido. Llevaba el pelo suelto y los pies también descalzos, sin las botas altas. Encendió la vela con la de la mesita y la colocó a su vera. Luego cruzó los brazos, mirando a Maka bastante molesto.

— ¿Aún sigues dándole vueltas?

Su compañera no contestó. Soul aprovechó para acercarse más.

—Oye, Maka...

—No te importa en absoluto, ¿verdad? —dijo, apoyando el mentón en las rodillas.

— ¿Por qué dices eso?

—Quizás para ti no sea importante, pero no puedo quedarme indiferente cuando la única posibilidad que hay de arreglar éste despropósito es...

— ¿Tan terrible sería?

Maka lo miró por primera vez en mucho rato. Tenía los ojos vidriosos.

—No me vaciles. Te viene de perlas, admítelo. Así añades a otra más a tu fantástica lista. Enhorabuena. Mañana podrás presumir de lo lindo con Black Star.

Soul resopló, sacudiendo la cabeza.

—Qué decepción —dijo, sin perder la seriedad en ningún momento—. Pensé que me conocías bien.

Maka bajó las piernas al suelo con intención de levantarse del sofá, pero quedó estática en el sitio cuando Soul se sentó a su lado.

—Puede que nuestras almas nos acompañen y todo eso, ¿pero no sientes nada estando en mi cuerpo?

— ¿A qué te refieres...?

Soul sonrió. Se armó de valor y asió la mano de Maka para ponerla sobre su rodilla.

—Sé que lo sabes. Porque yo también lo sé.

Todos los dedos le temblaron. Claro que lo sabía. Por eso estaba ida, porque, sin tener explicación alguna, estando en aquel cuerpo, podía sentir igualmente la vergüenza frente a su compañero. Y hasta creyó haber oído, durante unos breves minutos sueltos, los pensamientos de Soul. Sucesos sin respuesta, pero todo lo que les ocurría esa noche tenían pocas. ¿Por qué no también aquello? Sabía lo que Soul sentía por ella, y si había ocurrido a la inversa, probablemente Soul también supiera los suyos. El hecho hizo que se sonrojara por completo, y Soul afianzó el agarre.

—Te repito la pregunta: ¿de verdad sería tan terrible?

§

Enterarse de la solución al problema tampoco había sido fácil para Soul, que no soportaba más la presión y fue hasta la habitación de Maka para quitarse la ropa de encima, sólo la justa para que su compañera no volviera a echarle la bronca, o le espetase una enciclopedia en la cabeza. Y lo peor era que había comenzado a tener fogonazos de los malditos pensamientos de Maka. Si antes estaba loco, aquello era el remate. ¿Sentían exactamente lo mismo y nunca se habían dado cuenta?, ¿a qué demonios jugaban? Si funcionaba en doble carril, era perfecto. Casi parecía que les habían echado un cable, en el buen sentido.

No, si al final resulta que debía estarle agradecido a la jodida vieja.

—No, pero... —continuó Maka, respondiendo a su pregunta, algo dubitativa.

Conectados [Especial Halloween]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora