Capitulo 9

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-¿Por qué me llamas, Off? -Saint dijo de pronto en su teléfono celular.

-Que buenos modales, Suppapong. Un saludo hubiera estado bien -dijo Off inexpresivo

-Será mejor que me llames por una buena razón. ¿Qué coño te pasa, Off? ¿Qué hubiera pasado si Tanapon hubiera estado aquí?

-Pero no lo está, ¿verdad? -Off señaló-. No me has llamado en un tiempo. Sólo quería saber de ti -dijo. Su voz, demasiado informal, dejaba ver que eso era cierto.

-Eso es porque no tengo nada. Excepto por la información sobre lo que sucede en sus clubes, que es más o menos lo mismo que ocurre en cualquier otro club de Los Ángeles.

-Sabes que me preocupas. Ha pillado a varios de nuestros agentes, Saint. No es alguien con el que se pueda jugar.

-¿Sabes que cuidado es mi segundo nombre? Además, si las cosas se ponen feas, simplemente te encontrarás con mi cerebro derramado en el piso de cemento. -Saint forzó una sonrisa.

-No vuelvas a bromear sobre tu muerte -dijo Off en voz baja.

Saint suspiró antes de murmurar

- Lo siento.

-Ponme al día antes de que te marches a seguir investigando.

-¿Y si todavía no tengo nada?

-Oh, Saint. Te conozco, y tendrás algo. Apuesto mi último dólar a que se estás trabajando en algo ahora.

-Hmmm... Te llamaré, Off.

-Más te vale. Adiós -Off puso fin a la llamada sin esperar la respuesta de Saint. Off conocía a Saint demasiado bien, y Saint estaba definitivamente trabajando en el caso. Casualmente días antes había hablado a Perth, muy emocionado, de las especificaciones del ordenador portátil de Perth. Al día siguiente, un modelo similar fue entregado en la vivienda. Ahora sólo tenía que esperar a que Perth trajera su ordenador portátil de nuevo. Y entonces podría llevar a cabo su plan.

***

-No te estás tomando esto en serio, Perth -gruñó Mark.

-¿Qué quieres que haga? ¿Arrasar la calle, y que se llene de cadáveres? Sabes que estoy tratando de salvar a mis hombres.

-Has cambiado.

-No, no lo he hecho, Mark. Nunca me ha gustado el coste de hacerse cargo de nuevos territorios. Si pudiéramos reducir el derramamiento de sangre...

-Joder, Perth. Sé que estamos haciendo cambios en la forma en que hacemos las cosas. Es difícil y nuestras ganancias bajaron, pero entendí. - Mark en verdad lo entendía. Ambos habían perdido familiares por sobredosis de drogas. Mark había perdido a su hermana. Perth había perdido a su primo favorito-. Me quedé contigo, cuando nuestros miembros amenazaron con abandonar el clan. ¿Pero esto? No lo podemos dejar pasar. Sabes que planea infiltrarse en nuestros territorios. Si no reclamamos la ciudad de Carson...

-Y si lo hacemos. ¿Vamos a pretender toda Nevada después? No recuerdo tener planes de expansión. Protegeremos Sacramento, Mark. Envíe a más de nuestros hombres para que se unieran al resto.

-¿Y si ellos tratan de apoderarse de Sacramento?, ¿entonces qué?

-Entonces pelearemos -la cara de Perth se volvió blanca y sus ojos se endurecieron. Perth observó como su mano derecha se movía nerviosamente delante de él-. Y no será hasta entonces. ¿Te queda claro, Mark? -añadió en advertencia.

-Entendido, jefe. Entonces, ¿qué hacemos ahora?

-Defendernos. -Perth se reclinó en su silla, en una postura imponente.

El Padrino y su AmanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora