trois

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Louis ha terminado su jornada de trabajo y ahora mismo tiene las manos, antebrazos, bíceps y probablemente el rostro lleno de pintura de óleo, sin mencionar su camiseta, a la cual no le cabe una sola mancha más porque tiene todas y cada una de las esquinas repletas de colores que ya ni se puede imaginar.

Es una suerte que use esta prenda (y vale aclarar que es totalmente suya y no de Harry porque no se perdonaría jamás el arruinar de manera permanente alguna de esas ropas) todas las veces en las que le toca dar clases a los estudiantes de menor edad porque son los más desastrosos, y si llevara un atuendo nuevo cada vez entonces ya no le quedaría nada en su armario que no estuviera cubierto de pintura.

A pesar de que en algún tiempo de su vida esa solía ser su camiseta preferida, Louis no se siente tan molesto como debería por haberla dañado, sobretodo porque nadie además de él tiene la culpa, y porque al final del día sus estudiantes han logrado hacer cosas impresionantes.

Él piensa que ellos tienen un gran potencial, algunos más que otros pero nada que él no pueda ayudar a fomentar con alguna que otra técnica de más y muchas palabras de apoyo porque él, mejor que nadie, sabe el desánimo y el desorden emocional que provoca ser un artista.

Es un poco complicado a veces el tener que escuchar a esos chicos decir que su arte no es suficiente, que el de los demás parece ser mejor y que lo que han hecho no vale la pena como para que alguien lo aprecie y que nunca lograrán ser más que eso. A Louis siempre se le parte un poco el corazón porque él también se ha dicho a sí mismo esas cosas, y escucharlas venir de alguien más que se siente igual es incluso un tormento mayor que el que se puede provocar él mismo. 

Han sido muchas las veces en las que ha sacado de la frustración a sus estudiantes y han sido las pocas en las que se ha sacado a sí mismo, pero eso no es relevante ahora, no importa en absoluto porque el día de hoy ha terminado y en cuanto cruce la puerta de la Academia de Artes habrá dejado su papel de profesor allí dentro.

No es un verdadero fanático de mezclar su vida personal con la laboral, aunque al final siempre termina involucrando sus sentimientos de más.

Toma una larga respiración arrugando un poco la nariz, se sacude el agua de las manos y se las seca con una toalla. Ya ha hecho sus necesidades así que no le queda nada más por hacer en el baño. Cruza la puerta sin muchos escándalos, hace un rato se ha despedido de todos sus colegas por lo que no tiene que repetir unos cuantos adiós más.

Regresa hacia el patio en donde están todos los caballetes guardados porque la clase claramente ha acabado y busca su bolso marrón con la mirada. Lo encuentra junto a la mesa en donde habían puesto un jarrón para hacer una práctica de bodegón y en unas cuantas zancadas ya se encuentra tomándolo entre sus dedos y colgándolo en su hombro derecho.

Emprende su viaje hacia la salida mientras busca su móvil en alguno de los bolsillos para asegurarse de que está ahí al igual que sus llaves. La noche oscura, sin estrella alguna, se planta sobre su cabeza mientras camina hacia la acera y se detiene justo antes de cruzar la calle.

Hace una seña con la mano cuando ve un taxi pasar y espera a que no esté ocupado por nadie más; no lo está. El coche se para delante de él y sin muchos preámbulos se mete en el asiento trasero.

Las cosas resultan ser bastante sencillas y rápidas cuando le desea una buena noche al conductor a modo de saludo y le da la dirección del departamento de Harry porque van a ir a cenar esta noche. Espera que su novio lo recuerde y solo por si acaso, para asegurarse de que realmente lo tiene pendiente y no se le ha pasado de la mente, le envía un mensaje de texto diciéndole que ya está en camino.

La respuesta llega unos minutos más tarde y es básicamente lo que Louis esperaba así que no se toma tantas molestias en contestar porque al final se dirige para verlo.

What love is, I think ✦ larry au! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora