epilogue

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Harry solo tiene dos clases que dar en el día de hoy, una a las dos y treinta y otra a las cuatro y cinco minutos de la tarde, y después de eso tiene el resto de la noche libre para pasarla con Louis o simplemente preparar la clase del día siguiente porque al final la semana sigue y debe de cumplir con su trabajo.

Ya ha terminado de ducharse, almorzó comida china hace un rato y le hubiese gustado que su novio estuviera ahí porque sabe lo mucho que le gusta la comida oriental. Harry le ha guardado la mitad de su arroz frito con pollo agridulce y un par de rollos de huevo para la noche en caso de que se vean, y su consciencia está sencillamente tranquila con eso.

A veces le remuerde el comer algo que a Louis le gusta y no guardar aunque sea un poco para él, y es tanto así que al instante se encuentra a sí mismo comprando un servicio completo nada más para él.

Tararea una canción que escuchó en la radio el día anterior que no ha podido sacar de su cabeza, y con la toalla alrededor de la cintura camina hacia el estante en donde tiene su ropa interior. Busca algo cómodo y decente, no es como que alguien vaya a verla pero no cree que está de más ponerse unos calzoncillos atractivos en caso de cualquier cosa.

Se los pone, busca unos pantalones cómodos y los encuentra en un santiamén. Cuelga la toalla cuando ya no la va a necesitar más y camina hacia su closet con la idea de que le apetece ponerse una camisa negra, algo bonito y formal pero no demasiado.

Sabe qué es lo que necesita. Abre las puertas blancas y para ir directamente a la sección de su ropa negra y gancho por gancho va pasando las telas con la intención de averiguar dónde se encuentra aquella prenda.

Frunce las cejas profundamente cuando no la halla y recorre una vez más todo el lado negro para ver si no la ha pasado por desapercibido.

Harry ladea la cabeza cuando una vez más no la encuentra y se aparta un poco para tener una visión lúcida de su armario. Se muerde el interior de los labios con ligereza y trata de pensar con todas y cada una de las neuronas de su cabeza dónde dejó su camisa negra con un estampado de rosas a los bordes.

Se supone que debe de estar en el espacio de ropa negra, en una de las esquinas del closet, pero no se encuentra allí, ni en el canasto de la ropa sucia, ni en ningún otro lugar de toda la casa. No es como que ha revisado pero tiene por seguro de que no está ahí porque él no acostumbra a dejar sus cosas por todas partes de manera descuidada.

Harry recuerda haberla lavado y planchado, tiene en su cabeza el recuerdo de haberla colgado justo al lado de una de sus camisetas negras lisas y haberla dejado ahí y ya.

Así que no se explica cómo es que ha desaparecido de la faz de la tierra o siquiera de su departamento.

Chasquea la lengua dándose por vencido, no tiene tiempo para poner su casa de patas arriba en la búsqueda de una sola prenda, puede buscar otra cosa para ponerse e irse de una buena vez al trabajo porque ya está algo retrasado.

Pasa los ojos verdes por la cantidad de colores que tiene disponibles, es una suerte que haya visto a esta persona en Internet con el armario arreglado por colores, porque eso definitivamente ha hecho su vida un poco más fácil y ya no tiene que pasar minutos completos por las mañanas tratando de decidir qué se pondrá y donde se encuentra aquello que se quiere poner.

Cree que una camiseta amarilla le va a quedar bastante bien, después de todo el día está algo caluroso y no le apetece comenzar a sudar en medio camino a la Academia en donde trabaja y llegar hecho un completo desastre transpirado.

Si, esa es una grandiosa excusa para olvidarse de la camisa negra de rosas rojas y buscar una camiseta, pero entonces, mientras pasa todas sus prendas amarillas no encuentra la que quiere.

What love is, I think ✦ larry au! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora