quatre

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La noche ha sido verdaderamente gentil con ellos, no tienen duda absoluta de eso. La cena ha estado espectacular, deliciosa en realidad, y ahora mismo se encuentran de regreso al departamento de Harry con la única intención de cumplir con las palabras de Louis, quien no ha dejado de pincharle el costado a su novio y darle besos en alguna parte de la mejilla que se van trasladando o más cerca de su boca o más lejos.

Harry está muerto de la risa cada vez que lo hace, tiene este punto sensible en algún lugar de esos y siente escalofríos divertidos cada vez que recibe contacto, y Louis lo sabe, por eso lo hace.

Doblan la esquina abrazados y solo es cuestión de unos pasos más para que se encuentren delante del edificio de Harry. El rizado es el primero en apartarse, dándole un ligero empujón a Louis mientras suelta silenciosas risitas con las mejillas enrojecidas y hace todo lo posible por concentrarse en buscar las llaves y abrir la puertecilla de peatones.

Louis se apoya en los barrotes del portón para coches.

—La próxima vez que vayamos al restaurante pediremos camarones en salsa teriyaki. ¿Qué te parece?— Propone, se sostiene a la tela que Harry lleva puesta y lo mira introducir la llave en la cerradura.

Harry sonríe.

—Suena delicioso. Aunque eres un completo loco por pensar en comida cuando recién nos comimos más de veinte sushis. Aún no puedo creer que pidieras cinco rellenos diferentes.

—Estaba hambriento. No comía nada desde el medio día y quería alargar nuestra cita un poco más. Es una suerte que ya seamos novios y no te esté enamorando, tus padres me hubiesen matado por devolverte después de la medianoche.

Harry se ríe suavemente, agarra a Louis por el suéter que le pertenece y tira de él al interior del espacio para parqueos.

—A mamá le caías muy bien cuando me estabas enamorando. Decía que tenías cara de romper un solo plato— Responde después de un rato en el que ya han entrado y se encuentran subiendo las escaleras.

Llegan al piso del rizado. La puerta del rizado es abierta y ellos cruzan cerrando detrás de sus cuerpos. Louis atrae un poco a Harry, le aprieta contra su pecho y su novio hace esto de colarle los brazos alrededor de los hombros y abrazarlo hasta que sus narices se rozan y la cercanía no les permite verse con claridad.

De alguna manera Louis enciende la luz, evitan chocar con el sofá y se besan.

Se besan con lentitud pulcra, una que les roba el aliento y les ceda los sentidos, que les da cosquillas en los labios, la lengua, el trayecto de las laringes y las tripas. Reciben un escalofrío individual que se siente como uno mismo y a ambos les late el corazón en el pecho con tanta fuerza que es posible la creencia de que lo han escuchado.

Sus pies danzan en el camino hacia la habitación, Louis se sostiene en la pared para no chocar con ella y por fin entran al cuarto de Harry. No necesitan encender la luz, la luna les brinda su preciosa bendición y las estrellas se encargan de darles la iluminación que requieren.

El beso se quiebra con un ruidoso chasquido cuando uno de los dos recibe un pinchazo en los pulmones y el otro jadea en voz alta intentando recuperar el aire que le fue negado.

Se miran a los ojos por un instante, uno que se siente como la eternidad que quieren pasar juntos. Sus pechos suben y bajan con cada respiración que dan y Louis le sonríe con suavidad sintiendo que en cualquier segundo sus entrañas se van a derretir, porque lo quiere tantísimo, porque lo que siente por él es más que cualquier cosa en aquel mundo y no cree que pueda hacer algo además de curvar las esquinas de la boca.

Harry le sonríe de vuelta, extiende la mano para llegar al rostro de su novio y le acaricia la barba creciente con la punta de los dedos. Se pierde en el tacto con su piel, vuelve a colarse entre sus brazos y una vez más le rodea el cuello porque simplemente no quiere sostenerse a nada más que no sea él.

What love is, I think ✦ larry au! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora