A simple dinner

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Seguían besándose, sin dejar de mirándose. Louis masajeaba su espalda, y le dedicaba atención especial a sus senos. Ella gemía hasta que fue su turno de tortúralo. Lo giró en la cama y comenzó a lamerle los músculos del torso, él gemía, hasta que llegó a su miembro. Lo miró con cara provocativa y luego comenzó a dedicarle atención a esta parte de su organismo. Louis gemía como nunca antes, intentando reprimirse para no llegar al orgasmo.

Cindy agarró uno de los condones que él previamente había dejado sobre la mesita de luz, y lo enrolló entre su miembro. Luego se acomodó, acoplando ambos cuerpos y generando una fricción deliciosa. No paraban de gemir, y ella comenzaba a disfrutar de ver la cara de satisfacción que Louis proyectaba. Por un momento se preguntó si no quedaría muy zorra, al haberse tirado a su nuevo vecino, y quien había conocido hace cinco minutos. Pero el orgasmo le llegó antes de que pudiera arrepentirse, sintiéndose renovada y más mujer que nunca. Louis llegó con ella, y ambos se tumbaron en la cama.

Ella se apoyó en su pecho, y se durmió allí. Louis le acariciaba el pelo, disfrutando de su rostro angelical. Generalmente, Louis no se tiraba a cualquier chica, pero ella proyectaba la imagen de alguien muy amado. Se sentía adolescente cuando jugaba con ella, y a pesar de no saber nada de Cindy, sentía que la conocía de toda la vida. Se quedó dormido, y ambos reflejaron la viva imagen de una pareja recién casada.

Cindy comenzó a abrir los ojos, mirando a su alrededor. La cama de Louis, ahora que la podía ver mejor, era más grande de lo que ella se imaginaba. Con hermosas sábanas blancas y almohadas de plumas. Las ventanas estaban ubicadas a los costados de la cama, eran dos en total. El armario era inmenso, incluso más grande que el suyo en su antigua casa, miró a su costado, pero Louis no estaba con ella. Se incorporó y sintió el dulce aroma de los waffles recién hechos, y se levantó de la cama inmediatamente y se puso una de las camisas que Louis había dejado a mano para el trabajo. Se dirigió a la cocina, y allí se encontraba él, con la merienda lista.

-¿Qué haces Louis? –Preguntó mientras lo sorprendía.

-Vaya, miren quien se ha despertado. Es de tarde ya Cindy ¿Quieres algo de comer? –Exclamó mientras señalaba con una sonrisa los waffles que recién había hecho.

-Gracias. ¿Tienes crema batida?

-En la heladera. –Masculló mientras la señalaba sin dejar de ver el periódico que tenía enfrente. Cindy asintió en signo de agradecimiento y sacó la crema de la heladera. Hizo una pequeña montaña en su merienda y luego fue a sentarse a la mesa. Louis llevó su café consigo y comenzaron a platicar.

-¿Quieres quedarte a cenar? Ya es tarde para que intentes ordenar tu casa. Aunque si quieres puedo ayudar. –Exclamó sonriendo. Cindy aceptó terminando de comer el último bocado de waffle.

-Gracias, por todo. –Murmuró.

-¿Por el polvo también? –Bromeó con los ojos abiertos de par en par, simulando sorpresa. –No hay de qué. Me pareces de lo más interesante. –Exclamó mientras le daba el último sorbo a su café. Cindy asintió tímida y avergonzada de lo que había pasado al mediodía, aunque su lado salvaje y sin inhibiciones se lo agradecía.

-Por el polvo también. –Susurró, pero lo suficientemente alto como para que él la escuchara. Louis esbozó una tranquila sonrisa y luego fue a dejar la taza de café vacía al lavaplatos.

El silencio que se provocó era incómodo, y algo molesto. Cindy no hablaba, como de costumbre, Louis tampoco se molestó en hablar para nada. Ella se había vuelto a poner su ropa, y había ayudado a Louis a ordenar el desorden que habían provocado al mediodía.

-Louis, enserio, gracias por todo. –Exclamó.

-Ya niña, me has devuelto el favor al mediodía.

-¿Qué? –Louis arqueó una ceja, y puso una sonrisa de burla. Cindy se ruborizó y miró cabizbaja el piso.

-De seguro has de pensar que soy una prostituta ¿no es así?

-Pues, no me parece mal que dos personas se atraigan, hasta tal punto de tener sexo. Tú me atraes, y por lo que puedo ver, yo también te atraigo. Así que no veo porqué llamarlo prostitución. Es simple sexo. –Exclamó de lo más tranquilo mientras ella cerraba sus ojos y levantaba la cabeza para expresar su gratitud con una sonrisa.

-Bueno, supongo que me tengo que ir, hasta pronto Lou. –Saludó mientras desaparecía por la puerta. Él se quedó pensando en tantas cosas, como por ejemplo, ¿por qué no había comentado que hacía en este vecindario?

Atención Lectores!:

Apartir de acá, la historia comenzará a ser contada en primera persona, con la voz de Cindy. Los amoooooo <3

Wedding BellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora