"olor peculiar"

375 54 11
                                    

“olor peculiar”
02

Había llegado el día. Era ocho de septiembre y la feria anual de la ciudad estaba completamente instalada para que en la noche pudieran comenzaran los festejos por el fin de un periodo de excelentes cosechas. Los ancianos decían que era algo así como un agradecimiento a sus ancestros, mientras los jóvenes lo veían como una buena oportunidad para conseguir pareja o al menos algo parecido, pobre del desafortunado que estuviera en celo durante esa semana, se perdería de excelentes fiestas cada noche, o tendría que medicarse hasta la médula.

El lugar ya olía al aroma de demasiados omegas, alfas y betas mezclados y claramente solteros, afortunadamente su nariz estaba lo suficientemente entrenada como para dividir cada uno de los olores y poder diferenciarlos con facilidad, pero eso no quitaba que una pequeña jaqueca se instalara en el puente de su nariz en señal de fastidio por el tumulto. Era fácil adivinar que en aquella ocasión ninguno de los asistentes estaba usando anhibidores.

Harry estaba en la entrada a la feria observando su alrededor detenidamente mientras repasaba por última vez los detalles que Liam le había indicado por mensajes de texto y unos cuantos audios de voz apenas el día anterior.

El omega del que intentaría llamar la atención era Niall Horan, nada más y nadie menos que el hijo de uno de los hombres más adinerados de la ciudad, quizás incluso del estado. No le sorprendía que no le hayan mencionado al susodicho antes. Ese niño apenas tenía veinte años y ya era bastante conocido por no ser el típico omega. No era la clase de niño que hacía travesuras, que asistía a bares o se revolcaba con otros omegas para pasar su celo, en cambio era el tipo de omega que era bastante codiciado por su belleza, pero tenía la nariz tan metida en sus libros que apenas y se daba cuenta de la cantidad de alfas que había rechazado. Si se ponía a contar en su mente se instalaban al menos seis nombres, eso en tan sólo el último bimestre.

Claramente nunca había conocido al omega, ni siquiera podía decirse que lo había visto a la lejanía, pero no era necesario viviendo en esa ciudad con complejo de pueblo donde los chismes volaban tan rápido como el aire.

Liam le había dado indicaciones sobre la información que debía conseguir de aquel rubio mimado que estaba siendo instruido para ser el próximo director general de una de las tantas empresas de las que su padre era dueño, según se sabía por sus fuentes. Debía conocer horarios, movimientos de la zona, lugares exactos donde las cajas fuertes eran colocadas y si quería un poco de dinero extra, también debía tener las combinaciones de estas. Y Harry sabía que apenas estuviera cerca del rubio eso sería trabajo fácil. De verdad esperaba que atraer su atención lo suficiente como para que siquiera lo considerara su amigo, incluso había pasado un par de horas leyendo en internet sobre temas que podían llegar a interesarle para poder hacer que una amena conversación fluyera.

Uno de los contactos de Louis, el socio de Liam, había conseguido un trabajo para él dentro de la empresa de los Horan que les interesaba. Délice transcendant era probablemente la empresa de dulces más grande de todo el norte del país y sin duda en la zona era el negocio que más dinero movía. Siendo un negocio familiar solamente dejaban trabajar ahí a personas de suma confianza, así que debía comportarse a la altura sino quería atraer atención innecesaria, pues no había conseguido aquel trabajo de la manera más limpia.

Como nuevo trabajador debía presentarse en la zona oeste, justo donde la gran carpa de los Horan estaba colocada con grandes bandejas de dulces a su al rededor, todos muestras gratis para los niños que pasaran cerca. Y Harry sabía que debía dirigirse ahí, pero el olor de un omega había conseguido llamado su atención.

¿Cómo se podría describir ese aroma? No era sobrio, pero sin duda tampoco era dulce. Era difícil de descifrar, aún más entre el de tantas personas.

El ex militar apresuró su paso, buscando quién era el portador o la portadora de semejante fragancia. ¿Acaso olía a lavanda? Tal vez un poco, pero no era el único olor que ese omega desprendía. Se percibía un poco de barro húmedo... Más bien el olor que el agua toma después de estar un par de días guardada en un recipiente de barro para mantenerse fresca. Que olor tan peculiar.

Un par de vueltas a la izquierda y de pronto el ruido era casi externo por la lejanía que estaba tomando desde el centro de la feria, pero la cercanía de aquel omega se hacía presente. Debía darse prisa porque estaba completamente alejado de los Horan y donde debía estar en primer lugar.

Tuvo que caminar en línea recta entre mecanismo desechados de los juegos que tal vez estaban contemplados para ser usados en la feria pero habían resultado con fallas. Y fue cuando logró verlo.

Era un omega joven, o al menos deba la impresión de ser menor, era delgado y pálido, llevaba lentes de armazón grueso y estaba sentado en la orilla de una pared medianera mientras leía un libro y sujetaba su celular como si se tratara de un separador de lectura. A pesar de la lejanía podía observarse con facilidad el celeste intenso de sus ojos y ahora simplemente su fragancia estaba presente, no era interrumpida por la de nadie más. Y el ruloso pensó que quería pasar todo el día averiguando qué era exactamente a lo que olía, sumergiendo su nariz en la curva entre su cuello y su hombro.

El omega pareció notar que no estaba solo y después de unos segundos de mover su delicada nariz inspeccionando la zona, su mirada fue a dar con los orbes verdes de Harry, quien tragó saliva en seco. Estaba perdido. Ese omega era Niall Horan.

counterfeit / narryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora