"confundido"

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“confundido”
04

Y el primer día de feria había quedado arruinado para Niall, quien apenas llegó a su habitación se tiró en la cama y gritó contra una de sus almohadas. Finalmente había podido desechar parte del enojo que su omega tenía guardado desde el principio de la tarde.

Después de llegar a la carpa, una cosa habían sido los comentarios iniciales de Javier, eso era algo con lo que podía lidiar porque ya estaba acostumbrado, pero lo malo había llegado cuando Harry había terminado de hablar con su padre y se había colocado en una de las esquinas como parte de los guardias que los custodiaban desde cerca por mera seguridad.

Y los había contado durante toda la tarde, habían sido diecinueve. Diecinueve omegas se le habían acercado a Harry a modo de coqueteo. Doce machos y siete hembras. Todos habían llegado arrojando su esencia con tanto ímpetu que Niall casi creyó que vomitaría ahí mismo, habían llegado por separado y tratando de conversar con él y habían sido ignorados. Pero eso no importaba. El ruloso parecía ser demasiado cortez como para rechazarlos de manera brusca, por lo que a todos les decían frases similares a "Lo siento, no estoy dispuesto, estoy trabajando" y más basura.

Niall había sentido por toda la tarde la necesidad de lanzarse sobre el alfa y llenarlo con su esencia para que nadie volviera a acercarsele, o que lo hicieran y supieran inmediatamente que no estaba solo y olía a otro omega. Su omega.

El rubio volvió a gemir de dolor contra su almohada. ¿Qué eran esos pensamientos rondando por su cabeza? No era posible que pensara eso de un alfa al que apenas conocía. Lo único que sabía sobre él era su nombre y su antigua profesión, no tenía nada más y aún así se estaba torturando mentalmente desde el primer segundo en que lo había visto.

Y es que nunca se había sentido de esa forma, nunca había conocido a un alfa que le atrajera tanto con el hecho de su simple existencia. En el pasado se había sentido atraído por un alfa y otro beta, ambos hombres que le habían correspondido. Con el alfa, Benjamin, habían estado saliendo durante cinco meses hasta que él se tuvo que mudar y todo había terminado. Había estado bien, en ningún momento se había sentido lo suficientemente atraído hacia él como para llorar su ausencia o siquiera darle la mayor de las importancia, nunca se habían besado y tocado más allá que sujetarse las manos, y en su despedida le había deseado lo mejor en sus estudios con una melancólica sonrisa. Después vino el Beta Ethan, quien era amigo de su primo Javier y con quien aún conversaba de vez en cuando. Habían estado saliendo tan sólo un par de meses y después habían acordado ser amigos al darse cuenta de que realmente su atracción no era la suficiente para forjar una relación.

Estaba claro que con Harry era completamente diferente. Había notado la presencia del alfa casi de manera inmediata al percibir el olor que desprendía. Tan varonil y tan único que se ajustaba a la perfección con su imagen. Ese ruloso alfa olía a pinos húmedos y tierra recién regada con un toque de té de manzanilla. Ese olor era simplemente fenomenal para su nariz y lograba que su lobo se moviera con felicidad y estusiasmo, nunca había olido algo similar y le encantaba incluso más que el aroma a un libro nuevo. Se sentía un poco psicópata al pensar que había deducido su aroma después de acosarlo sutilmente desde su puesto en la carpa de la feria.

Después había sujetado su mano por unos segundos mientras se presentaba, y una corriente eléctrica había recorrido su espina dorsal. Sus manos eran ásperas y grandes, casi el doble que las suyas, y se veían tan fuertes que deseó verlo transformado en lobo para admirar el gran tamaño que probablemente poseía. Todo en ese alfa despertaba algo en él que nunca había sentido antes, y no sé cansaría de decirlo nunca.

Era la persona más atractiva que había visto en su vida; tenía una mandíbula fuerte y definida, en sus mejillas se formaban un par de hoyuelos cuando sonreía, su cabello rizado encajaba a la perfección en el peinado que usaba, y su cuerpo... imaginarlo durante la tarde vistiendo alguno de los uniformes de los militares era la gota que derramaba el vaso de sus lagunas mentales.

Su entrepierna lubricó un poco, y avergonzado se puso de pie para correr al baño y cambiarse la ropa interior después de limpiarse. Se miró en el espejo y mordió su labio inferior. Sus mejillas estaban sonrojadas, sus pupilas ligeramente dilatadas, y su entrepierna seguía lubricando. ¿Cómo era eso posible?

Y entonces lo recordó. Su celo era dentro de dos semanas, estaba presentando un par de síntomas por adelantado como le había pasado ya un par de veces antes. Tendría que avisar a su padre para que le consiguiera compresas y un par de pastillas para aliviar los dolores.

Tal vez lo próximo que estaba su celo era lo que ocasionaba sus reacciones ante el atractivo alfa. Nunca había tenido un acompañante ni nada similar durante el celo y tal vez su cuerpo lo necesitaba. Su atracción por el atractivo hombre probablemente no tenía nada que ver con que fuera su destinado, sólo eran sus hormonas preparándose. Eso debía ser.

counterfeit / narryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora