I. Diluvio con b

213 17 1
                                    

Una gota miserable bajaba de una ventana, la misma gota parecía buscar suerte para perderse en el vacío sin problemas, sin embargo, se quedó allí, en medio del vidrio.



En toda esta actuación, observaba un omega. Visualizaba cada detalle, parecía ser descrito con la misma gota, inerte y buscando leves salidas, -por no decir- que se aburría en medio de la clase que estaban indicando, mientras la realidad encaminaba por las cuencas oscuras y cansados párpados.




Un día de otoño, el mes de un Septiembre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Un día de otoño, el mes de un Septiembre.



El timbre de la advertencia del centro fue un aviso a que los alumnos de la institución sean decentemente cordiales a retirarse a los hogares.


El cabizbajo ojinegro de la clase optó en preparar rápidamente sus materiales y transportarlos en su mochila negra, desapareciendo del aula de Historia.



En los pasillos, anticipó los aromas de alfas y omegas. Algunas características, otras armoniosas. El sensato omega de piel pálida fue consciente de no caer en olores sucios por eso desvió la mirada hacia la derecha y notó los grandes ventanales de los muros de hormigón de arcilla blanca para una infraestructura de iluminación que estaba previsto en todo el edificio estudiantil.



A través del vidrio era abastecido el cielo incoloro, lúgubre y triste. El omega miraba para ver más de cerca, chocando su mano helada con el cristal, agrandando esos ojos dentro de una noche sin estrellas y explorando aún más el hermoso cielo melancólico.


Iba a continuar con la vista sin percatarse que fue totalmente sorprendido gracias al llamado de unos de sus conocidos.



¡TOM!— Pronunció el nombre del niño, desconcertado.

Estábamos buscando! No te vimos cuando te fuiste antes que nosotros— Exclamó y aclaró su compañero también omega dando un suspiro cansado.



•••



Tumulto de alumnos se encontraban en los espacios de los jardines que ofrece la escuela. Inusualmente, un trío de escolares resguarda la inactividad en un árbol enorme mientras discuten temas triviales.



¡Estoy tan feliz de verlos a los dos de nuevo, estaba deseando que regresaran las clases!— Comentó emocionado el omega de cabello castaño oscuro, vestido con un suéter verde claro que lo caracterizaba. Su nombre era Edd.



¡Siiiii! Como yo. Aunque me gustaba estar sin hacer nada y contemplarme, pero bueno, las cosas son así derrepente— Exaltó Matt. Un pecoso y pelinaranjo beta, extendiendo sus brazos.



Uhh, también me fascina el reencuentro chicos, aunque siempre nos visitabamos en las vacaciones, idiotas— Finalmente pronunció el rubio cenizo, ajustándose las gafas.



Los dos jóvenes al escuchar el comentario del más pequeño, se sintieron avergonzados.

Arruinas bellos momentos ¡Jum!— El omega de ojos esmeraldas cruzó de brazos. —Todavía te quiero, aunque seas un demonio gruñon— Dijo Edd burlonamente.



Segundos después, los tres jóvenes rieron al compás, en su burbuja de amistad.



Deberíamos ir a nuestras casas, tengo la sensación
de que va a llover muy pronto— Advirtió temeroso el
pecoso, agarrando el asa de su mochila.



Digo lo mismo, las nubes son más oscuras que antes— De la misma manera, Edd había levantado su cuerpo de la hierba en reposo.



Mientras tanto, Thomas persiguió a sus dos compañeros hasta la salida. Tontamente dándose un golpe interno en la frente por no haber traído un paraguas sabiendo que estos días simplemente lloviznaba.




El omega castaño y el beta pelinaranjo quitaron sus
ansiados paraguas, en ese mismo momento percibieron gotas en los lados extremos y otros cayendo al pavimento, luego a su ser.




Tom, ¿no trajiste un paraguas?— Habló preocupado Edd cuando vio que el omega más pequeño seguía intacto en la puerta gigante a la entrada de la escuela, protegiéndose de irse para no empaparse.




Te equivocas, por supuesto que lo traje, solo lo estoy sacando. Vete a casa, iré a la mía pronto— Dedicó una pequeña e incómoda sonrisa por la situación que se encontraba en ese momento.




¿Estás seguro?— El de suéter proseguía con dudas
mientras escuchaba el ligero roce de las gotas golpeando su paraguas. Tom se dió cuenta de que Edd continuaría con lo mismo.




—¡Dah! Obviamente, sí. Mira, ¡Matt ya te dejó!— Cambió de tema para no parecerle inútil, y para probar agarró su mochila y trató de buscar ferozmente su paraguas imaginario, incómodo.




¡Vale! Pero para que conste, te pregunté— Rendido,
siguió su camino a toda prisa para evitar ser alcanzado por el tiempo.




Tom, esto solo te pasa a tí— pensó, honestamente iba pedir ayuda, pero ya no querría ser una carga más para su mejor amigo.



Cerraba los ojos por momentos, no había vuelta atrás, y tanto como podía, llegaba tarde a casa, no era agradable para un omega caminar así. ¿Por qué debería pertenecer a esta jerarquía?




Agarró su mochila con fuerza y paso a paso corrió lo más que pudo por las calles inéditas, solo fueron breves segundos para estar totalmente empapado, realmente lamentaba su decisión.




El chapoteo de los zapatos ya sucios por el barro se podía escuchar en las calles de Londres aunque fuera día laborable no evita creer que la gente escaseaba, quizás porque las lágrimas de las mismas nubes son siendo completamente abrupto ahora mismo.




Su vista era la más perdida en esta situación, sus lentes no servían de mucho, estaban mojados por el mal tiempo, mal tiempo a las 4 de la tarde. Incluso si era temprano, ciertamente todavía estaba oscuro para caminar solo.




Mierda— Fue lo único que pensó cuando no pudo soportarlo más, y en medio del camino a casa, dejó de correr cuando su cuerpo indicó el inmenso frío del que se dio cuenta, no podía soportarlo más, parecía estar ahogándose en semejante matorral.




No había lugares con techos de lona para protegerse de esta lluvia sin sentido. Allí estaba en medio de un camino varado, preocupado, abrazándose para calentarse, sin querer seguir con el destino, empezando a sollozar por tan tonta opción.

Como la miserable gota de la ventana.

Vaguedad - Tordtom ||ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora