II. Permisividad

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Los estruendos del cielo eran temibles y sin cura para el silencio, de todo esto, este era el fenómeno mundial. Una parte oscura y al mismo tiempo maravillosa, ya que es un beneficio en esta tumba de inestabilidad.

La mente era un vacío sin duda alguna, por eso fue en otra instancia, los recuerdos estaban extremadamente perdidos, pero eso no significa el intento de recordar un pasado.

Si tan solo...









—¡ 𝑺 𝑪 𝑹 𝑨 𝑺 𝑯 ! —








Un choque lo sacó del camino, un vaso que ahora era un objeto roto como si valiera tanto, era un obstáculo para la mente de un niño resfriado.








Buscó desesperadamente el motivo de tal miedo, fue algo descuidado, era él.

Él mismo había tirado el vaso con parte del líquido restante. Se quedó atónito, especialmente cuando visualizó su entorno y se encontró en su reconfortante hogar mientras miraba directamente a una figura materna.









¡Dios Thomas!— El pasillo retumbó palabras tan suaves y al mismo tiempo alarmantes. —Cariño, ¿Estás bien?— Declara preocupada por quién sería su madre.

La tutora de Thomas estaba terminando de lavar los trastes sucios cuando dejó uno de esos artículos en un espacio en el armario de la cocina, se secó las manos con algunas de las finas toallas que encontró y se acercó a su cachorro, su hermoso retoño, que vagaba sentado con los brazos medio cruzados en su comedor.







El pequeño omega se veía más confundido que de costumbre, quien en segundos estaba desesperado por arrancarse el cabello rubio con frustración.

Disculpa mamá, y—yo... Disculpa, perdón por romper el vidrio, fue un accidente, no fue mi intención solamen...— Rápidamente fue silenciado por su madre.







—Oh, vida mía, ¡Cálmate! Es solo un vaso y ahora debes saber que te entiendo y debes dejar de disculparte por cosas insignificantes—

La euforia fue tan reconfortante que dejó tranquilo al más pequeño.

Gracias mamá, esque esta vez sentí que era mi culpa, yo estaba en mi mente y no sabía en donde me encontraba, estaba totalmente desorientado— Declaró relajado mientras salía de su asiento e iba a buscar una escoba para limpiar su desastre.



Cálmate, yo lo haré, mientras tanto ve a tu habitación a descansar un poco y luego a cenar— Transmitió calidez a su cachorro, sabía que estaba un poco enfermo después de llegar a casa algo empapado.



Pero mam... — Fue silenciado de nuevo por un profundo suspiro.



Sin peros jovencito— La mujer pronunció palabras risueñas, mientras Thomas se siente acorralado.

Beta.

La mujer era de la jerarquía Beta, más conocida como la raza más común en la actualidad, lo cual fue una sorpresa al saber que su pequeño era omega, pero eso no cambió su punto de amar más a su hijo. Tenía que tener en cuenta que no debería tratarlo tan frágil por ser omega, pero no quería retractarse de sobreprotegerlo después de saber que estaba vagando en un mundo de mierda.






Te quiero mamá, avísame para comer ¿de acuerdo?— Mencionó alegre a vista de su protectora, quien al escuchar a su hijo asintió con la cabeza. Tom tranquilamente se retiró de la estancia y fue hacia el segundo piso, a su habitación.





•••




De repente le vino a la mente un escalofrío después de estar listo para tomar un baño tibio en la bañera.

Esa tarde. Ese era su punto ahora.

Aunque el agua en la que estaba tumbado gracias al apoyo de la bañera era perfecta para su cuerpo, no evitó temblar. Tal vez si se enfermo un poco por lo que pasó afuera, un desastre.

Un desastre que nunca llegó a concretar, si no fuera por... ¿Quién?

Cerró los ojos por unos momentos y trató de relajar todo su ser. Recordar y concordar lo que exactamente pasó, segundos, minutos, horas.




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Horas


Se desvió en medio de las aceras con cuidado y evitó chocar con pequeños lagos que fueron creados por la lluvia, no estaba listo.

Seguramente ni siquiera sabía a dónde iba, ¿para volver al Instituto? ¿Para qué? También estaba en medio de la carretera para no gritar, era un estúpido, se dejaba llevar por su orgullo. ¿Por qué no le dijo a Edd si podía unirse a él?

Arrepentirse ahora sonaba tan divertido.




Estaba estático en una calle, donde los edificios eran opacos y definitivamente más elegantes cuando llovía. De pie junto a una farola, que aún no brillaba porque era temprano para el anochecer.



Seguía empapándose, simplemente sin hacer nada, se describía que no volvería a casa con la bienvenida de mamá donde lo esperaba con un café caliente con leche para facilitar su estadía como siempre lo hacía.

—Lamento que tengas un hijo tan idiota, mamita— Acabó con una lágrima en su mejilla.


Tal vez estaba sollozando pero, por las gotas torrenciales que caían del cielo, era difícil notar algo a favor. Finalmente su omega chillo por dentro, una conexión débil.





Sin embargo, había logrado percibir vagamente una figura alta mirando hacia la calle que se encontró varado. Si no fuera por sus lentes, ya lo habría notado, pero es una pena que no lo fuera.






Su intuición le decía que era mejor alejarse, ya que poco a poco esa persona se iba acercando, o simplemente quería pasar por donde está por casualidad, era un desastre en este momento. Quería llorar y patear en las pelotas al indecente que lo ve en su agonía tan deprimente.








Mientras le tomara pensar si debía ir a otro lugar para vagar o quedarse en el mismo lugar que ni siquiera le convenía, no se había dado cuenta de que el problema ya estaba ante él.

No fue hasta que miró hacia abajo para encontrar un par de botas de cuero.








Estaba estático y su frente estaba más fría que antes. No. Ahora no podían venir más problemas, tenía miedo de ver la cara del sujeto que estaba ahí sin hacer nada, pero al mismo tiempo sin mover otro músculo. ¿Por qué estaba con Thomas? Realmente entró el pánico, siempre habrá gente mala.

Comenzó a retroceder unos pasos, pero eso no fue suficiente para que la otra persona siguiera adelante.

¿Iba a ser atacado? Tantas preguntas lo perseguían y lo mareaban de ansiedad.








Me va a secuestrar, me va a violar, soy un omega, soy un omega...— Cerró los ojos, aún sin poder verlo, y quizás aceptar un destino, sin duda esto era algo que no debía pasar, eso sí, solo por no aceptar una estúpida ayuda.






Todo cambió al pasado. Todo cambió cuando se acercó el extraño. Todo cambió desde que ya no sintió la última gota en el rostro de un omega colérico.







Todo cambió desde que dos miradas se conectaron, y vuelven a hacer una.







Ya no encontró miedo en su pecho, cuando un paraguas era el regocijo de un omega y un alfa.

Vaguedad - Tordtom ||ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora