~Capitulo 8~

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Lo primero que llega en mi es el olfato, un olor a humedad era lo que me invadía. Comienzo a abrir los ojos.

Me encuentro recostada en una cama con unas sábanas y almohadones, al lado de la cama hay una mesita con una lámpara que alumbra la mitad del cuarto, mis lentes y el arma sin el cartucho de balas.

Solo tenía puesto mi ropa interior, medias y una remera que me quedaba demasiado grande llegando a las rodillas. Las grandes mangas de este cubrían mis brazos.

Tomo mis lentes y me los coloco para poder ver bien el lugar. Mi ropa y zapatillas no estaban por ningún lado.

Solo hay una puerta, ubicada frente a la cama, trato de abrirla pero está cerrada con llave. Forcejeo un poco más, pero esta se mantiene igual, sin moverse. El lugar se escuchaba vacío, trataba de reprimir algún sonido mío, evitar que sepa que me desperté.

Esto es estúpido- Digo casi en un susurro, mi voz se siente áspera, debo haber dormido durante horas.

Camino lentamente hacia la cama, me siento y abrazo mis piernas. Las horas pasan tan lentas, pero no se cuanto tiempo pasó desde que llegué aquí, no hay ninguna ventana a mi alrededor y eso solo provoca que me desoriente.

Realmente no se cuanto tiempo pasó, ruidos desde afuera se escuchan más fuertes a medida que se acerca ese algo que lo provoca. Me bajo de la cama y me apoyo en la puerta para escuchar mejor. Pero solo distingo pasos.

Se me acelera el corazón cuando escucho los pasos de alguien acercándose y por instinto y miedo corro y salto sobre la cama lo más rápido que puedo.

Destraba la puerta y la abren muy lentamente. Mi corazón late tan fuerte que siento que podría salirse y el pecho me comienza a doler.

¡Allá te voy San Pedro! - pienso mientras tiemblo del miedo.

Ya despertaste?- Pregunta el señor Víctor. Entra a la habitación con una bolsa negra en sus manos.

No se... realmente llevo despierta durante un tiempo... creo.- Le contesto confundida.

Se sienta en la cama, en frente mío manteniendo una distancia más o menos larga. Me mantengo abrazada a mis piernas, viendo sus movimientos.

No te voy a lastimar, lleguemos a un trato para llevarnos bien. ¿Qué te parece?- Me pregunta. sonaba amable y sus acciones no parecían las de alguien de que querer atacarme? 

Cual trato?- Pregunto, comienzo a soltar mis piernas pero sigo manteniendo mi distancia del hombre.

No te lastimo, no te hago nada... pero vos tenés que portarte bien y hacer lo que yo diga sin quejarte.- Solo escucho callada, no puedo decir mucho tampoco.

¿Qué te parece? ¿Te gusta la idea?- Me pregunta.

Si... pero por qué me drogo? Qué le pasó a mí ropa?- Me exaltó al preguntar, me vio sin ropa!, aunque esas preguntas me rondaban tanto en la cabeza era inevitable mi curiosidad.

Bueno..., cómo te explico?- Dice mirando al techo- te tuve que drogar por qué me surgieron unas cosas y necesitaba que quedaras encerrada y tranquila sin llamar la atención, y bueno te tuve que sacar la ropa por qué te manchaste toda y además evitar que te reconozcan- Termina de decir como si fuera lo más normal.- Además no vi nada de mas, quedate tranquila.

Reconocer?- Pregunta confundida.

No te puedo responder eso todavía- Dice y me entrega la bolsa que cargaba- Toma usa lo que hay allí y cuando termines salís, te espero afuera- Y salió deja de sola otra vez.

Tiro todo lo que se encuentra en la bolsa a la cama y reviso un poco. Ropa interior limpia, un pantalón estilo militar verde, una remera blanca y un buzo negro, toallitas y un peine.

Trato de sacarle los nudos que se formaron en mi pelo, el cual estaba lleno, al terminar me estaba por sacar la remera pero entra de repente el señor Víctor asustándome. Doy un grito bajo.

No te querés bañar?- Se tapa los ojos y habla desde la puerta.

Lo agradecería mucho- Contesto nerviosa- pero me gustaría que no me drogaran de vuelta.- Digo con sarcasmo.

Perdón, te juro que no va a pasar de vuelta- Me promete.

Agarró toda la ropa y salgo, Víctor el cual ahora se ve mucho más joven y amable me guío hacia el baño, este era diferente al anterior.

Allí tenés toallas y todo lo que necesites- Y se marcha dejándome sola.

Comienzo a bañarme, de manera rápida. Me sequé el cuerpo y me cambié. Me sequé el pelo y comencé a desenredar lo con mis dedos. Ya lista salgo del baño, tratando de encontrar al señor.

Mm... señor Víctor?- Lo llamo, no lo veo por ningún lado y me pierdo ya que el lugar es diferente al anterior al que llegamos en un principio.

Vení acá - Escucho y voy hacia donde creo está él.

Entro al salón el cual parece un living, el está sentado en un sillón individual, delante hay una mesita y luego un sillón más grande.

Me señala el sillón- Sentate- su voz y cara son demasiado serias que me provocan algo de miedo.

Bueno, hable... cuál era el favor. No creo que haga todo esto por nada.- Le suelto en la cara de igual forma que él.

Bien, sos inteligente. Veo que vas entendiendo las cosas. Te voy a tener encerrada por un tiempo, por ahora creo que no te voy a hacer nada, es decisión tuya como siguen las cosas en adelante. - Sonríe al decirlo.

Quiero gritar de la frustración que me invade el cuerpo en este momento porque el señor Victor me mira con una cara que expresa burla.

¿Cuánto tiempo llevo en este lugar?- Le pregunto indignada.

Unos 3 días, dormiste mucho después de que te drogara y fue más fácil el llevarte hasta acá.- Cuenta de forma tranquila.

3 días!!!- Me levanto de golpe mientras empiezo a dar vueltas por toda la sala.

Esto esta mal, esto se me salió de las manos...

¿Qué está pasando? ¿Por qué todo me sale mal?

Evitando La Muerte Con El Chico Que Mas OdioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora