Capítulo II

1K 173 18
                                    

JIMIN

No muy lejos de la secuoya gigante, estaba un afloramiento de rocas de al menos quince pies de altura. El musgo había comenzado a crecer en sus grietas, y la roca se veía rayada con vetas rojas de depósitos de hierro. El afloramiento se extendía a la vista tanto a mi izquierda como a mi derecha, y parecía que no había más remedio que subir... pero, para mi sorpresa, el hombre más viejo del grupo no siguió la superficie de la roca. La atravesó.

Mis ojos se estrecharon, y me aleje de los árboles mientras lo veía desaparecer. Las vetas rojas de hierro en la cara de la roca enmascararon las irregularidades del afloramiento. Cuando miré con más atención, vi que había una estrecha grieta que conducía a la roca.

—¿Hola? —lo intenté por última vez, pero no hizo ninguna diferencia. El hombre se metió dentro y desapareció.

Era el momento en el que sabía que debía darme la vuelta y regresar al camino principal. Todo lo que tenía que hacer, era caminar en línea recta para volver a la secuoya gigante, y desde allí, podía seguir el cuarzo de vuelta a casa. Al menos, siempre y cuando el sol no se pusiera. Revisé la hora en mi teléfono, 11: 47 a.m. Ni siquiera el mediodía. No tenía recepción, pero había revisado el clima antes de salir para el sendero, y sabía que se suponía que debía ser soleado y despejado. Mientras no presionara mi suerte y permaneciera demasiado tiempo, la luz del sol me llevaría de vuelta al sendero.

Tenía esperanza.

Llegué tan lejos, después de todo. No podía volver atrás ahora.

Cuando el grupo se había internado a través de la roca, salí de donde estaba escondido en los árboles e investigué la formación. Las rocas eran frías y firmes al tacto, y algunas de ellas estaban dentadas. Tratando de no pensar en todos los insectos y otros bichos que estaban a punto de encontrar, moví mi mochila de mi espalda a mi mano y forcé mi camino hacia la grieta.

No era una persona grande. Mi genética omega me había regalado un cuerpo delgado y delicado, por lo que no tuve ningún problema para atravesar la brecha. ¿Los hombres con el extraño pelo negro? Esa era otra historia. No tenía idea de cómo se habían movido y en realidad, probablemente era una buena idea si dejaba de pensar en ello. Imaginar al hombre que me llamó la atención apretujándose entre rocas estrechas era una mala idea. Vi en mi mente que su camisa se enganchaba en los bordes de piedra irregulares y se apretaba contra su pecho, revelando su hermosa piel...

Pensamientos peligrosos. Especialmente con mi calor tan cerca.

La hendidura en las rocas, conducía hacia adentro poco más de dos metros, luego se detenía abruptamente. Cuando llegó a su fin, me encontré de pie dentro de una caverna. La luz se derramaba desde un agujero en el techo de la caverna y bañaba el centro del área con luz. Las lianas colgaban del área superior como una película de Indiana Jones, pero, afortunadamente, eran demasiado altas para que pudiera soñar con columpiarlas. Conociéndome, eso era algo bueno. Sin duda, la primera enredadera que trataría de sostener resultaría ser una serpiente, o activaría una trampa y el suelo se derrumbaría. Yo no era Indiana Jones.

Pero por todo lo que vi de la caverna, lo que no vi fueron los hombres que estaba siguiendo. Habían desaparecido.

—¿Hola? —mi voz hizo eco a través de la caverna, y salté—. Uhm, ¿ho-ola? Los seguí aquí. Sé que me han estado ignorando, pero quiero saber qué está pasando...

No hubo respuesta, tampoco pasos. Con la forma en que viajaba el sonido en este lugar y con la rapidez con la que esos hombres se habían estado moviendo, estaba seguro de que habría oído algo. No era como si hubieran podido salir por el agujero en la parte superior de la caverna. Quiero decir, eran unos cuatro metros y medio de altura. No importaba lo atléticos que fueran, no había forma de que eso sucediera.

✿੭┆アルファの目覚め ៚ YOONMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora