03.- Hermanos.

1.5K 284 6
                                    

Cuando volvió por los conejitos llevaba el cabello revuelto y los labios hinchados, pero aún así su tía no preguntó nada. Eran asuntos muy personales en donde no le gustaba poner incomodo a su sobrino.

Y tampoco iba a meterse en la vida privada del chico porque él parecía feliz con eso.

Llegando a su departamento se tumbó en el sillón y dejó a los conejitos libres en su sala, parecía que el de pelaje cobrizo era el más inquieto de los cuatro y saltaba de aquí y allá para mover sus patitas.

Mientras que el negro y el otro, que era blanquecino con manchas cafés alrededor de sus ojos, jugaban con la caja destruyendola como si con eso dieran fin a su encarcelamiento.

Y solo el conejito blanco se mantenía de pie frente a él y le miraba sin moverse. Seokjin pensó entonces, que ese era el conejito más raro que alguna vez haya visto en su vida.

— ¿Tengo algo raro en la cara? -se rio pero el animalito seguía allí de pie- A veces pienso que puedes entenderme como Sungmin lo hacia recordó la primera vez que su primo le asustó hablando- Si fueras un híbrido, sería más sencillo para mí hablarles.

Los conejitos se detuvieron y el de pelaje cobrizo dejó de saltar chillando luego de que el joven hablara, se percató de ese detalle y alzo una ceja comenzando a pensar en que, existiera la posibilidad de qu ...

— ¿Ustedes son híbridos? ¿Me entienden? -sonrio feliz y dio saltitos de alegría en su lugar pero luego se calmó en seguida- ¿Porque me han dejado hablar como un tonto? -se cruzó de brazos.

No muchas personas parecían conocer lo que era un híbrido y sin embargo, el muchacho que los había rescatado sabía de la existencia de seres como ellos. Así que no había mucho de que ocultarse, él no parecía querer hacerles daño, ¿verdad?

El conejito negro dio unos saltitos hacia el joven y se sentó cerca del sillón donde luego en un abrir y cerrar de ojos, se convirtió en un joven humano de cabellos negros como su pelaje y se mantuvo serio solo mirando a la persona que los había acogido en su hogar.

Seokjin cambió su mirada a otro lado, el joven estaba desnudo y no quería estar viendo a un desconocido, no se sentía correcto.

Y no quería tener problemas luego.

El chico extrañaba convertirse en humano, había crecido mucho desde la última vez que él y sus hermanos se habían convertido en humanos.

Carraspeo y miro a sus hermanos quienes seguían en el suelo, el primer conejito en acomodarse y saltar detrás del sillón fue el de pelaje cobrizo, que sin creérselo se había transformado en una bella chica de cabello brillante y lacio.

Trago duro. También estaba desnuda.

Y cuando miro al frente había un niño sentado en el piso con las piernas cruzadas, su cabello siendo blanquecino con mechones negros. Pero le impresionó ver que, en efecto, el parecía un niño.

El conejito blanco seguía siendo una criatura, reacio a mostrar su forma humana pero solo recibió una mirada de recelo y un gruñido del conejo negro para irse un poco más lejos que todos y convertirse en un lindo adolescente, que había hecho que Seokjin sonriera al ver lo tierno que lucía.

Pero volvió a mirar al piso y actuó rápidamente corriendo a su habitación y sacar algunas de sus ropas para cada uno, de entre todos allí, solo al de cabello negro parecía quedarle a la medida.

— ¿Ahora si van a contarme sobre ustedes? -miro al joven de cabellera obscura y este asintió, tenía el ceño fruncido y parecía ser siempre así porque incluso en su forma de conejo parecía tenerlo.

— Mis hermanos y yo estamos agradecidos de que nos salvaras ese día -hablo este con una voz autoritaria- Mi nombre es Minseok, soy el mayor de ellos y por lo que escuche ... -dejo de hablar y miro a su cuidador fijamente- También soy mayor que tú.

— ¿Por qué no te convertías en humano y cuidabas de ellos? -no eran las palabras que había querido decir pero fueron las que salieron. 

— Lo intente, pero mi condición no era la mejor para hacerlo, gracias a los cuidados tuyos y de tu tía, hemos logrado vivir. 

Dio una rápida vista a todos los demás que mantenían su cabeza con la vista baja, sintió mucha impotencia y rabia hacia la persona que los había desechado como si no valieran nada. 

— Déjame presentarte a mis hermanos, amo -miro asombrado al chico y alzó una ceja hacia este- Aun si deseas enviarnos a vivir con otras familias, tu siempre serás nuestro amo -el joven se sonrojó y negó moviendo su cabeza un poco- Mi hermana, ella se llama Nayeon -la chica se mostro sonriente y le miraba con un brillo en los ojos- es la mayor de mis tres pequeños.

— Un gusto por fin, conocernos, amo -hizo una leve reverencia, dejando al aire una visión de sus pechos cuando la camisa había sido separada de su cuerpo por la gravedad, debíamos hacer algo con eso, ella no podía estar así. 

— Este pequeño de acá es el menor, su nombre es Soobin -se acerco al chico y acarició su cabeza haciendo que el pequeño le sonriera y mostrará los lindos dientitos que los caracterizaban como conejitos. 

"Adorablemente tierno". 

— Gracias por ser tan bueno con nosotros, amo -su voz sin madurar siendo aún la de un pequeño, era muy tierna.

— Y el es mi hermano revoltoso, no le tome mucha importancia a su comportamiento, a veces ni siquiera nosotros sabemos porque lo hace -se encogió de hombros- Jungkook, acércate para saludar a nuestro amo. 

Y así lo hizo, el de pelaje blanco se acerco mientras le miraba con los brazos cruzados y una pequeña mueca en la boca, Seokjin iba a protestar por eso pero fue interrumpido.

— A mi tampoco me gustan los gatos -respondió serio y eso le hizo a Seokjin recordar de cuando se quejo con ellos porque no sabía que hacer.

— Le pido que si va a vendernos por separado, por favor, solo me deje escoger el lugar al que mis hermanos irán -suplico el de cabellos negros, que ahora, había perdido un poco el toque intimidante.

Seokjin asintió aunque el único que pudo verlo fue el conejito de cabello blanco, Jungkook.

 𝐀 𝐡𝐨𝐦𝐞 𝐟𝐨𝐫 𝐛𝐮𝐧𝐧𝐢𝐞𝐬. ⁂ 𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐃𝐀.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora