¿Qué hemos hecho?

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-Ash-

Una lagrima cae en el piso mientras el eco del llamado de una chica de cabello color miel rompe el silencio del entorno. Al escuchar su nombre, el entrenador reacciona con asombro, extrañado y en una posición en la que no recuerda haber estado antes. Su primera imagen, el rostro de una joven de cabello azul, tez blanca y ojos rojos a escasos centímetros de él, con una mirada de asombro y desconcierto, sonrojada, así como él sentía calor en sus mejillas. El joven azabache la sostenía de su cintura, ella rodeaba su cuello con sus brazos. Tras un par de segundos procesando la imagen y las sensaciones que recorren a través de ellos sus cuerpos reaccionan por instinto separándose. Sin dejar de mirarse, empiezan a percibir su entorno y el eco del nombre de Ash, aun persistente en la mente de ambos, los obliga a voltear a la fuente de dicha voz.

La chica del cabello color miel, Serena, no ocultaba su tristeza, de sus ojos no dejaban de escurrir lágrimas que rápidamente caían por su rostro siguiendo el rastro que dejaron las anteriores. Sus manos, una sosteniendo la muñeca de la otra en el pecho, empezaban a temblar, sentían que la imagen que procesaron sus ojos era demasiado para su cuerpo, sensación que no es indiferente al entorno llegando a los ojos de las personas que estaba mirando.

La chica de cabello azul, Miette, fue la primera en empatizar con el dolor de Serena, lo cual se sumó a una clara confusión que ya tenía al momento de notar que lo primero que recordaban sus ojos en ese instante era la mirada de Ash frente a ella a una distancia y en una posición donde toda barrera hacia el espacio íntimo había desaparecido. Asombro, duda y nerviosismo bloqueaban su capacidad de hablar, de articular una frase propia de su confianza y actitud. Su única reacción fue dar un paso hacia ella.

-Serena...

Serena por instinto dio un paso hacia atrás, como si contemplara a dos extraños dispuestos a hacerle daño, mueve la cabeza en señal de negación. Una tensión que se rompe cuando Serena escucha la voz que menos deseaba escuchar en ese instante.

-Serena...

Al escuchar la voz de Ash ella empieza a correr lo más rápido que puede, acción que es repetida por los jóvenes, tras correr unos metros ella se detiene, ellos guardan distancia de ella y sin voltear vuelve a respirar con más normalidad

-¡Déjenme sola!

Ash y Miette no saben que decir, la verdad es que ni ellos mismos comprenden lo que pasa.

-Serena -dice Miette- queremos entender que te sucede...

Serena voltea y por sobre el hombro mira a Miette y sus manos. De la tristeza pasa al enojo, a sentir que estaba en un juego de ambos.

-¡¿No te parece suficiente explicación lo que Ash te dio?! Me parece obvio que lo sigas llevando o ¿no te has dado cuenta?

Miette se asombra al recién darse cuenta, mirando hacia abajo, de lo que había llevado en sus manos.

Una rosa de color rojo intenso, aparentemente recién cortada.

Miette empieza a sonrojarse nuevamente, repitiendo en su mente las palabras de Serena, su corazón no niega el significado de un gesto así, así como tampoco ignora que alberga sentimientos especiales por el joven entrenador desde que se conocen, sentimientos que en su momento ha sabido contener y racionalizar pero que con este detalle le cuesta mucho ocultar. Ash por su lado se siente extrañado consigo mismo, observa a Miette contemplando la rosa que Serena afirma que él le obsequió. Ash siempre ha visto a Miette como una amiga muy atenta y considerada hacia él, con mucha determinación y confianza en sí misma, al verla así una calidez extraña para él recorre su cuerpo mientras que en su mente la confusión todavía gobierna sobre sus ideas.

Serena, perdiendo su paciencia, se va rumbo al centro Pokémon dejándolos solos sin decir una palabra y con más preguntas que respuestas. Tras un momento, Ash y Miette empiezan a caminar en silencio en la misma dirección, no intercambiaron miradas ni palabras, cada uno tenía su propio tren de pensamientos, el cual se hizo cargo de llevarlos al Centro Pokemon sin siquiera sentir cuanto tiempo ha pasado. Cansados, se fueron a sus respectivas habitaciones, ni siquiera hubo un saludo de buenas noches entre ambos. Al cerrar las puertas, ambos apoyan su espalda a la puerta de su correspondiente habitación, mirando hacia el techo y en sincronía la pregunta de la boca de ambos fue la misma.

-¿Qué pasó?-

Sentimientos Reflejados (Un fanfic de Pokémon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora