Aullar

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La gente siempre lo había tratado diferente, por una parte lo entendía, su pequeño defecto lo hacía parecer indefenso. No podía culparlos por preocuparse, él no eligió no poder ver el mundo.

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ςαρ ⁵

Su caminar lento reflejaba su cansancio y la poca fuerza que a sus piernas le quedaban, sus pies lleno de tierra y fríos por no llevar calzado, le provocaban alguno que otro escalofrío cada vez que daba un paso por ese bosque que cada vez más se iluminaba por el sol ya casi en su punto más alto, pero aunque los rayos de cálido sol le dieran en la cara, hacia un frío invernal en aquel bosque.

El invierno aún no había llegado ni siquiera a Karmaland, y aún así, el frío que sentía en su cuerpo, junto al del ambiente, no era nada parecido al de su pueblo.

Escucho las pequeñas aves cantar en la zona y el pequeño trote de un animal le llamo la atención, un caballo quizás o un simple ciervo que andaba por allí, comenzó a caminar hasta el suave sonido, por un minuto pensó en haberlo visto pasar rápido, aúnque ahora el ruido del agua correr lo hizo sonreír. Por fin su caminar lento se convirtió en uno apurado y firme, casi se ponía a correr de no ser por aquella roca que le hizo tropezar.

Sintió el agua envolviendo su cuerpo, sus manos secaron un poco su cara, permitiéndole volver a ver, su cabello totalmente empanado y la pequeña llama de este se hacía cada vez más pequeña, se abrazo a si mismo al sentir el escalofrío que recorrió todo su cuerpo, había encontrado el río al menos.

Susurro una maldición para si mismo y el sonido irreconocible de una flecha siendo lista para disparar lo hizo levantar un poco su mirada, topandose con el arma y un joven que le miraba serio desde la orilla.

Conectaron por un segundo las miradas y Auron no pudo evitar tragar en secó, agachó nuevamente la cabeza y con disimulo analizo al chico que tenía al frente. De su posible edad, quizás un poco más bajo que él, cargaba una mochila y un cubo con agua se encontraba a su lado, una camisa verde oscura remangada hasta sus codos, algo sucia al igual que sus pantalones negros, llevaba armas consigo, el arco y una pequeña daga que era refugiada por un pequeño bolsillo de cuero en su cintura.

¿Eso era una cola de lobo?

—Eres un híbrido, creí que estaban extintos

-Extintos están los dinosaurios- respondió manteniendo su postura y acercando un poco más la flecha a la cabeza de Auron -No te muevas o disparó

—Escucha no se dónde estoy, algo raro me pasó—Levantó la cabeza mirando nuevamente al joven y las orejas sobresaliendo de su pelo blanco, parecía estar prestandole mucha atención—solo quiero volver al pueblo de Karmaland

—No conozco ningún pueblo con ese nombre, es más, nunca escuché ese nombre—Bajo un poco el arco, logrando que Auron se tranquilizara

—So-soy Auron, podrías...ayudarme? porfavor—dijo bajo en forma suplicante, acomodando correctamente su mochila con algo de agua y tomando la espada de diamante que había caído junto a él—Te daré la espada, está encantada, solo quiero saber dónde estoy

Extendió hasta el chico el mando de la espada celeste y este simplemente la aparto con gentileza con la punta del arco y tomó el cubo lleno de agua, para luego pensar un poco la escena que estaba viendo.

Visualizo a Auron de arriba abajo y suspiró viendo la cara de súplica que ponía este, como si fuera un cachorro abandonado.

—Madre de dios, está bien, te daré una mano—La cara de perrito desapareció cuando terminó de decir esa frase y una gran sonrisa se posaba ahora en el rostro del héroe—Anda arriba o morirás de hipotermia.

Auron hizo caso y se levantó sintiendo la brisa correr, algo que le generó aún más frío, salió del río con la vista del híbrido sobre él, que comenzó a andar con él detrás.

Se sentí más tranquilo al tener a alguien que supiera de la zona, por más que sea un desconocido que posiblemente lo intentase matar le tranquilizaba saber que ahora se dirigía hacia un lugar y no caminaba porque sí.

Aunque su mente seguí pensando en lo que le había dicho antes, ¿Cómo no conocía ese chico Karmaland? era uno de los pueblos más grandes de la zona, era imposible que nunca lo allá visto o escuchado mencionar. Su pueblo era conocido por las batallas que hubo en el y por los abundantes peligros que le asechaban en toda época de año.

Su andar se detuvo el fuerte apretón que le dieron en el hombro, evitando que chocara contra una pared de madera.

Auron asintió rápido cuando escucho la orden, estaba agradecido de toparse con tal alma bondadosa, que incluso lo dejaría dormir bajo su techo, a él, a un completo extraño. Aunque la posibilidad de que lo matase fueran más alta, estaba agradecido.

Entraron a la casa y el calor acogedor de está envolvió su cuerpo y un olor sumamente relajante a comida le llegó a la nariz, logrando que su estómago suene, alertando al híbrido, quien lo miro de reojo cuando terminó de dejar su arco y flecha sobre una mesita en la entrada.

Auron se deleitaba con cada bocado de esa tortilla que el híbrido le había preparado mientras el se duchaba y cambiaba, nunca en su vida logro valorar la comida tanto como ahora, sin duda le entraban las ganas de llorar de tan solo pensar que eso fue echo por alguien que vivía en mitad del bosque.

Por lo que logro notar el chico vivía solo en aquella cabaña, y se le notaba algo contento por tener compañía, aunque claro, esto último lo descifró por el alegre movimiento que hacía su cola por cada alago de la comida que le daba.

—No debes estar nunca solo en este bosque, no es seguro

—Tu estás sólo

—Yo soy uno de los guardianes de aquí, pudiste haberte topado con...—el silencio se hizo presente y la frase no fue terminada- olvidelo

—Vale?—contesto una vez que terminó de masticar y tragar la comida—Dijiste que eras uno de los protectores, exactamente que proteges?

—Aquí las preguntas las hago yo—firme se levantó de la silla se acercó al invitado—Quién eres exactamente y de dónde eres?

—Ya te lo dije, Soy Auron, sexto Héroe de Karma...—Antes de que pudiera terminar la risa del lobo lo hizo fruncir el ceño—de que te ríes?

—De ti, ese título de héroe no te sirve de nada aquí, no se de dónde mierda vengas—hablo volviendo a sentarse correctamente en la silla, frente a frente y tomó una pequeña miga de la tortilla entre sus dedos para luego aplastarla—Aquí eres insignificante.

—Ya, me dirás quien eres ahora?

—Soy Lupo, y no te puedes quedar aquí—Dijo severo y con semblante serio—está casa es más importante de lo que crees, me mataran si saben que traje a alguien.

—Solo necesito saber cómo volver a casa—hablo dejando los cubiertos en la mesa y tomando el pequeño rombo de su mochila que llacia al lado de sus pies—Llegue gracias a esto

—No me jodas, ¿Qué cojones haces con eso?

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