CAPÍTULO 18

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Hola, buena noche, tarde, día, espero que hayan disfrutado esta historia, este es el último capítulo, así mismo les comento que hay dos historias más en curso, espero también sean de su agrado, mil gracias por leer, agradezco de corazón


- Le dije que está ocu... pa... -

- ¿También para mi está ocupado? –

- ¡¿Naruto?! – el pelinegro comenzó a temblar, no podía creer quien estaba delante suyo, sus ojos se cristalizaron, pero no se permitiría llorar, sus pensamientos se detuvieron, estaba en shock.

- Hola Itachi – saludó el rubio, nervioso, no sabía cómo reaccionaría el pelinegro.

- Puedes sentarte el tiempo que quieras – el azabache se puso de pie, sacando unos billetes, los cuales dejó sobre la mesa, se dio la vuelta dejando solo y anonadado al rubio.

- Itachi espera – el rubio lo tomo del brazo, pero el pelinegro se soltó.

- Déjame en paz – salió corriendo del lugar, no supo cómo reaccionar.

Tanto tiempo deseando ver a su rubio, y ahora que tenía la oportunidad salía huyendo como un idiota, pero no podía perdonarle el hacerlo sufrir, el irse sin despedirse. Sabía que él tuvo culpa, él lo abandonó, lo ignoró cuando le suplico que no lo dejara, pero estuvo a su lado después del secuestro que sufrió por parte se Sasuke, demonios mató a su hermano por él y el rubio simplemente desapareció, sin decir más. Miraba alrededor de la calle, el aire le faltaba, no podía respirar, comenzó a hiperventilar, todos a su lado se movían, veía borroso, como pudo caminó hasta su automóvil.

- No es verdad, no es verdad – se repetía, cuando iba a caer desmayado unos brazos lo sostuvieron.

- Perdóname mi amor, ya estoy aquí, para ti, contigo – el rubio llamó una ambulancia, debían atender a Itachi. Los paramédicos lo atendieron en ese mismo lugar, solo había sido un simple desmayo por la impresión que había tenido momentos antes.

- ¡Naruto! – Dijo de nuevo el pelinegro – sí estás aquí – se puso de pie, al ver que se encontraba bien y no era algo grave, los paramédicos se retiraron, Itachi les agradeció.

- Itachi yo... bueno nosotros necesitamos hablar – dijo el rubio.

- No lo sé, te estuve buscando tanto tiempo y ahora apareces como si nada hubiera pasado, estoy... necesito pensar mucho, necesito ir a mi casa, lo siento Naruto –

- Yo te llevo, te acabas de desmayar y estas temblando, no creo que sea prudente que manejes – el pelinegro no dejaba de mirarlo a los ojos, esos hermosos ojos color azul, que lo habían embrujado, esos hermosos ojos que tanto extrañaba.

- Está bien –

- ¿Sigues viviendo...? – dudo en preguntó.

- si, donde ya sabes, nunca quise irme, pensando tontamente que regresarías –

- Yo... -

- No importa, ahora ya no importa –

Siguieron su rumbo, el rubio mirando al frente y el pelinegro mirando por la ventana, ninguno hablaba, era un silencio incomodo, Naruto quería explicarse, pedir perdón por irse sin decir nada, arreglar las cosa, pero parecía lo contrario, todo le indicaba que Itachi lo había olvidado y en el peor de los casos lo odiaba, tal vez su pequeña esperanza de arreglar todo se había perdido.

Llegaron a casa del pelinegro, ambos salieron del automóvil, el azabache se apresuró a la puerta para abrirla, miró al rubio y le agradeció, no le permitió hablar, ni siquiera entrar a su casa, simplemente lo ignoró. Naruto suspiró, derrotado, no lo quería presionar, tendrían tiempo de aclarar las cosas, triste se retiró, camino hasta el lugar donde se estaba quedando.

Nos pertenecemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora