3. La fiesta acaba en trio.

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Bajé del coche, abriendo una de las puertas traseras y encontrándome la imagen del culazo de Marina, en pompa mientras se la mamaba a mi amigo. Pablo soltó un gemido al tiempo que le daba un azote, lo que provocó que Marina levantara más el culo, dándome una visión aún más espectacular.

Desabroché lentamente mi bragueta, empezando a pajearme mientras veía como la boca de Marina subía y bajaba por la polla de mi amigo. Sus gemidos eran cada vez más audibles y el sonido de la saliva salpicando inundaba todo el coche.

-Así, métetela toda, putita.- dijo Pablo mientras enredaba una mano en el pelo de Marina, empujando su cabeza hacia abajo.- Chúpala toda...

Empezó a mover las caderas, marcando el ritmo de la mamada y supe que era el momento perfecto para entrar en acción. Marina gemía mientras una polla le entraba hasta la garganta, y me agaché quedando a la altura de su coñito.

Lo tenía perfectamente depilado, y ya empezaba a chorrear juguitos. Pasé la lengua por toda su rajita, provocando que se estremeciera de arriba a abajo. Repetí la acción un par de veces más, logrando que el coño de Marina quedara empapado con sus jugos y mi saliva. Me chupé un par de dedos antes de introducirlos lentamente, notando como se abría para dejarme paso. Marina no tardó mucho en estar bien dilatada, y adopté un ritmo frenético con mi mete-saca.

-¡Ahhhh, Alex, joder...!

-Qué pasó, muñeca, ¿te gusta?

Marina gimió como respuesta, y me lancé de nuevo a devorarle su coñito, chupando y lamiendo su clítoris mientras seguía penetrándola con mis dedos. Sus gemidos se elevaron de tono, y comenzó a tensarse, sacándose la polla de Pablo de la boca para disfrutar mejor.

-Ah, no, eso sí que no, guapa.- Pablo se estiró hacia mí, apartando mis manos del coño de Marina, interrumpiendo su inminente orgasmo. Se recolocó en el asiento, poniéndose de rodillas ante ella.- Todavía tenemos que follarte bien, ¿verdad?.

Sonreí como respuesta a mi amigo, y me coloqué de pie detrás de Marina, con la polla pegada a su empapada rajita. La coloqué a la entrada de su vagina, empezando a metérsela poco a poco, sintiendo como su humedad me envolvía.

-Si que estás mojada... ¿te pone esta situación?- se la metí de golpe, ganándome un suave grito de su parte. Le levanté la cabeza agarrándola del pelo.- Te he hecho una pregunta, Marina...

Volví a metérsela otra vez de golpe, ganándome otro grito antes de que me contestara.

-Sí... Me tienes muy cachonda...- movió las caderas en círculo, sorprendiéndome. Vaya si era puta.- Fóllame duro, Alex.

Embestí de nuevo, ganándome otro gemido de su parte, y empecé a bombear lentamente, pero con fuerza, clavándome del todo en su interior para después volver a salir casi al completo. Así una y otra vez, sintiendo como la humedad de Marina me envolvía, apretándome en su interior.

-Más rápido, Alex, por favor...

Sonreí, dispuesto a cumplir lo que me pedía, con una gran idea surgiendo de mi mente y es que, tenía claro, que iba a aprovechar esta follada al máximo.

-Aún no...

Le hice un gesto a mi amigo, y me bajé del coche, tirando de Marina conmigo. Saqué su vestido por la cabeza, dejándola completamente desnuda frente a mi, ya que aquella noche no se había puesto sujetador.

Marina entendió lo que pretendía, y se apoyó en la parte de arriba del coche, abriendo las piernas mientras Pablo se sentaba al borde del asiento. Empezó a bajar lentamente, metiéndose la polla de Pablo a medida que encontraba una posición cómoda para iniciar su movimiento. Comenzó a subir y bajar las caderas, a un ritmo lento pero erótico, que estaba llevando a mí amigo a la locura.

Buscando compañera de piso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora