i. Juny, el posible amor de tu vida

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Fue el repicar de su teléfono lo que le despertó, insistente y fastidioso. Con un gruñido, sacó la cabeza de sus cobertores y alargó una mano para agarrar el aparato. Sin abrir los ojos para ver el identificador de llamada, contestó.

—Más vale que alguien esté muriéndose o algo parecido —dijo con voz ronca.

¡RenJun, despierta! —saludó la persona al otro lado de la línea en perfecto mandarín con entusiasmo y una voz chillona. Demasiado entusiasmo para su gusto—. Ya es la una de la tarde, holgazán, ¡desperézate! La vida continúa a pesar de las desgracias.

Déjame en paz, es sábado —gimió RenJun, contestando en el mismo idioma sabiendo de quién se trataba. Deseaba volver a su capullo de sábanas y almohadas, y no despertar hasta que fuera lunes y tuviera que ir a trabajar. Porque parecía que por lo único que salía de su departamento estos últimos días era para ir a trabajar.

No me hagas ir por ti, Huang, sabes que soy perfectamente capaz.

ChenLe había empleado aquel tono que solo usaba raras ocasiones, así que RenJun suspiró profundamente y susurró un "te odio" antes de sentarse en la cama, pateando todo lo que estuviera cerca y masajeándose las sienes.

Van a inaugurar un nuevo club —añadió ChenLe después de un "yo también te quiero"—, y adivina quiénes van a ir.

—¿Personas?

Ja, ja, muy gracioso. Tú y yo, esa es la respuesta correcta. —RenJun frunció el ceño, dispuesto a soltar todas las justificaciones que tuviera a mano, sin embargo, su amigo se le adelantó—: No puedes encerrarte y deprimirte porque Mun SangMin continuó con su vida.

Repentinamente, las excusas que tenía en la punta de la lengua se desvanecieron.

ChenLe tenía razón y lo sabía, a pesar de que en su cabeza haber pasado más de un año con una persona y enterarse que en menos de dos meses después su ruptura ya se hallaba haciendo planes para casarse, le daba mucho derecho.

A menos que no me hayas dicho completamente la verdad y significara más de lo...

No, no es así —interrumpió. Derrotado, se levantó y caminó hacia la cocina para prepararse un café cargado—. Bien, me rindo. ¿Qué planes tienes en mente?

ChenLe soltó un sonido de alegría parecido al de un delfín y le contó los detalles. RenJun solo escuchó lo más importante, como a qué hora se encontrarían, y se despidió prometiendo que estaría ahí sin falta y bañado.

Frente a su guardarropa, después de una larga ducha y cosas como su cabello y maquillaje ya hechos, se fijó en aquella camiseta negra ajustada con un estampado plateado que había dejado de usar porque a SangMin no le gustaba.

"A mí me gustan los hombres, RenJun", decía disgustado, "sé que no eres el mejor espécimen varonil que se puede encontrar pero no me jodas".

Se puso la camiseta negra, un jean también negro que acababa de adquirir y unos cuantos accesorios, y sonrió mirándose al espejo. Sí, esa camiseta le hacía lucir como una chica, SangMin tenía razón.

Arrugando la nariz, tomo, sus llaves y se negó a dedicarle un segundo más de pensamiento a su ex que clamaba ser misógino y que en un abrir y cerrar de ojos se había conseguido una mujer y quería casarse.

El imbécil.

Aspiró con fuerza el aire contaminado por cigarrillos y humo de las máquinas de la pista de baile, y no pudo evitar sonreír. Se sentía agradable. Había pasado considerable tiempo sin pisar un club. O, en realidad, sin divertirse.

𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞 𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨 '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora