vii. Mariposas golpeándose en el estómago

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El taxi fue lento, dolorosamente lento hacia su departamento, dirección que había dicho por instinto entre besos demandantes e imparables. A JaeMin solo pareció interesarle atraparlo contra la puerta cuando logró abrir la cerradura luego de varios intentos fallidos, sumergiendo el rostro en su cuello, mordiendo sin demasiada gentileza, lamiendo, balbuceando incongruencias, haciéndole sentir que realmente lo deseaba.

Y RenJun se sentía deseado, enloquecido por la dureza contra su pierna mientras JaeMin se movía contra él en suaves ondulaciones y le dejaba marcas de propiedad que al día siguiente provocaría que hiciera escándalo delante del espejo.

—Vamos a mi cuarto —dijo sin aire. JaeMin asintió y avanzaron hacia la habitación a trompicones, cayendo en la cama cuando llegaron, lado a lado y todavía besándose.

RenJun se separó unos centímetros.

—¿Estás seguro de querer hacer esto? —quiso saber con su último atisbo de juicio, el cual fue mandado a paseo cuando JaeMin agarró su mano y la puso sobre su erección, gimiendo un "tú qué crees" que lo contestó todo.

Cerró sin fuerza su mano en torno a JaeMin, haciéndole resoplar gustosamente y la retiró lo requerido para dejarle los pantalones en las rodillas junto con la ropa interior. Su mente no estaba tan nublada como en el camino, se encontraba consciente de lo que sucedía... Levantó la camiseta dos o tres tamaños más grande de lo que debía ser, dejando un reguero de besos cortos hasta arrodillarse y estar frente a frente con el sexo de JaeMin, al cual le dio una lamida tentativa.

—He querido tenerte así —masculló JaeMin, alzando sus caderas un poco como si quisiera demostrar que hablaba en serio.

—¿Desde cuándo? —RenJun no pudo evitar preguntar, su aliento cálido rozando la piel sensitiva.

—Desde la primera vez que te vi...

Aceptando la respuesta, RenJun dejó de fastidiar a JaeMin, haciendo uso de toda su experiencia para darle placer y obteniendo a cambio unos gemidos cortos que inundaron el lugar y que sin pasar mucho se volvieron tan ruidos que JaeMin estaba por llegar al clímax. RenJun se detuvo y se limpió con el dorso de la mano la boca para después elevar la mirada. Soltando un gruñido de insatisfacción, la mano de JaeMin que había estado encima de sus ojos se apartó e hicieron contacto visual.

Las cortinas estaban abiertas de par en par y solo la luz de la calle les permitía verse.

—¿Por qué no me dejaste aca...?

JaeMin no completó su oración al notar que RenJun se levantaba. Frunció las cejas, ¿qué se suponía que estaba haciendo? La única réplica que obtuvo fue contemplar cómo prenda a prenda caía al suelo hasta dejar a RenJun completamente desnudo. Cualquier perturbación al mirar a poco distancia un miembro igual de erecto que el suyo y con cierto brillo pre-seminal en la punta fue anulada cuando fue RenJun sonrió de lado y se tocó con descaro. En su cabeza, sabía que era la imagen más sensual que jamás había presenciado.

—Cristo —jadeó ronco mientras se sacaba la camiseta y la lanzaba al suelo—. Ven aquí, rápido.

Una sonrisa se formó en sus labios al RenJun intentar avanzar un paso, tropezar y caer en la cama nada grácilmente, sin embargo, apenas el otro hombre estuvo a su alcance, haló de él hasta tenerlo debajo, posicionándose y empezando una fricción que pronto los tuvo a los gimiendo.

—Eres tan bueno...

—Todavía no he hecho nada. —El aliento de JaeMin golpeando directamente su oído, su respiración agitada y caliente junto al ritmo en el que movía sus caderas, provocó que los testículos de RenJun se apretaran.

𝐂𝐡𝐢𝐜𝐨 𝐜𝐨𝐧𝐨𝐜𝐞 𝐚 𝐜𝐡𝐢𝐜𝐨 '𝐉𝐀𝐄𝐌𝐑𝐄𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora