Historias cortas del juego con similitudes a Coraline.
•Es en serio, soy demasiado lenta para actualizar, así que no te extrañe si no publico hasta dos o más meses después.
•Versión "mejorada" al anterior
•Personajes usados pertenecen a NeteaseGam...
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A través de la ventana aprecié como la lluvia y el viento actuaban con vehemencia ante los árboles, agitándolos sin piedad y el agua que desemboca un gran lago en las calles.
Posé mi mano sobre la gigantesca ventana cerrada que tenía enfrente, sintiendo el potente frío que empezaríamos a pasar a partir de ahora a través de la yema de mis dedos. Solté una risita al ver como volaba una sombrilla negra a rayas blancas en la tormenta, preguntándome de quién puede ser. Lástima que sólo quedaré con la duda.
—¡Joseph, Tu amigo está aquí! ¡Baja ya! —clamó mi madre desde afuera de mi cuarto.
—¡Enseguida! —respondí, acomodando mi coleta desordenada para después buscarme una ropa más abrigada.
No tardé mucho con mi elección, menos cuando estoy bajando las escaleras al andar apresurado. Cuando toqué el final de los escalones suspiré aliviado, mirando a Xie Bi'an, originalmente él es de cabellera negra, pero se la tiñó de blanco y se dejó sólo un mechón negro por Fan Wujui, quien nada más se pinto un mechón de blanco, pues ya era de cabello azabache.
Ellos se conocen desde hace mucho, haciendo eso es como un pacto de «hermanos de juramento». Es tierno que en la actualidad se traten como hermanos y lo parezcan, se demuestra que la amistad puede volver a alguien como tu hermano una vez se tiene mucha confianza.
Son tan hermosos juntos que me reflejo a mí y a Claude, siempre tratando de apoyarnos y jugar juntos cuando teníamos oportunidad...
—¡Joseph! —saludó Xie, dejando su sombrilla en el paragüero—. ¡Amigo! ¿Cómo estás? —se acercó y me dio un fuerte abrazo en el que por poco me deja sin aire.
—Bi-bien —contesté lo mejor que pude, dándole un suave empujón para dejarme respirar—. Oye Xie, ¿dónde está Fan? —pregunté, buscándolo con la mirada.
—Oh... De hecho es sobre él que quiero hablarte —su voz se cargó de tristeza.
—¿Ahora qué le hiciste?
—Vayamos a tu cuarto, ¿sí? Ahí te lo voy a contar. Además con tu madre cerca no se me hace muy cómodo que digamos para contarte —añadió en un susurro a mi oído.
