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"¡Vamos Félix tu puedes! No es tan difícil. Es solo dirigirme al casillero de MinHo y dejar las galletas sobre su casillero ¿Que tan difícil puede ser?"

Se decía Félix internamente para por fin avanzar con pasos torpes por el vacío pasillo del instituto.

"Bien, dejaré las galletas sobre su casillero y me iré corriendo."

El rubio de pecas se poso frente al casillero de MinHo indeciso de dejar aquella bolsita tan bien decorada con figuritas de gatitos y corazones y una nota que decía; "espero que le guste hyung, las prepare con mucho amor solo para usted!". Dejo rápidamente aquella bolsa sobre el casillero al escuchar la campana de salida. Corrió velozmente hacia los baños y se apoyo en el lava manos mirándose a si mismo en el espejo.

—¡No puedo creer que lo hice! —dijo con una sonrisa tonta plasmada en su rostro.

Félix soltó unos chillidos de emoción pero después su sonrisa desapareció al pensar; "¿Y si mis galletas no le llegan a gustar? ¿Y si las tira a la basura?. No, no, no. El no haría algo así ¿O si?"

¡Ay dios que había hecho! Ahora se sentía realmente nervioso. Sacudió sus cabellos tratando de no pensar en eso. Pero le era inevitable, el solo pensar de que no le gustasen sus galletas y las tirase a la basura lo carcomía.

Félix salió del baños lo más rápido que pudo dirigiéndose nuevamente al casillero de su amor platónico para quitar aquella bolsa de allí, pero al llegar vio a MinHo tomar su bolsa y leer aquella nota que había dejado y en ese momento quiso que la tierra lo tragase y lo escupiera en cualquier lugar que no sea allí.

Pero su expresión de miedo y nervios se fue al ver que en el rostro de MinHo se formó una pequeña sonrisa de lado abriendo la bolsa con cuidado para ver su contenido.

Félix volvió a salir corriendo de ahí por los nervios de ser visto por MinHo y que sospechara que el fue el que había dejado las galletas ahí.

El pecoso se inclinó y reposo sus manos en sus rodillas tratando de regular su respiración.

No puede ser que haya sonreído al ver mi bolsa! ¡Ahh dios! ¡Su sonrisa es tan bella! ¡No lo puedo creer!"

Volvió a chillar emocionado sin preocuparse que los demás lo mirarán algo extraño. Estaba completamente feliz por haber hecho ese simple acto. Aunque días atrás debatía consigo mismo si hacerlo o no, pero lo hizo y estaba contento.

Félix quedó completamente flechado por MinHo al verlo jugar por primera vez en un partido de basquetbol el año pasado. Quedó realmente enamorado al verlo jugar como todo un profesional, con su cabello desordenado, gotas de sudor callendo por su frente y con aquel uniforme conformado de una camiseta roja con rayas blancas en las mangas con el número 97 al frente y unos pantalonsillos que le llegaban por las rodillas del mismo color que su camiseta.

Verlo jugar aquel día hizo que Félix sintiera algo en su estómago, poniéndolo nervioso y haciendo que sus manos suden.

Cada vez que lo veía por los pasillos de su instituto con esa radiante sonrisa que enamora a cualquiera lo volvía completamente loco haciéndolo ir a las nubes.

—Felix cariño ¿Ya llegaste? —escuchó decir a su madre desde la cocina.

—Si, mamá ya llegué —contestó mientras colgaba su mochila en la perchera junto a la puerta principal.

—Oh, que bien ¿Cómo te a ido hijo? —preguntó su madre saliendo de la cocina con su delantal de rosas y con una gran sonrisa en el rostro.

—¡Muy bien mamá! ¡Hoy ha Sido el mejor día de todos! —comentó con entusiasmo.

—¿Ah sí? ¿Y por qué será hijo? —sonrió con picardía la madre del pecoso.

La madre de Félix ya sabía que su hijo era homosexual y no le molestaba que lo fuera. En fin de cuántas era su hijo y lo amaba e iba a apoyarlo en todo, pero lastima que no fuera así para su padre que los había abandonado al enterarse de aquello.

El padre de Félix era un hombre muy serio y conservado y no aprobaba que su hijo fuera un "maricon" como el lo llamó. Decía que era una vergüenza para la familia e intento hacer cambiar de opinión a Félix por su orientación sexual. Pero para Félix era inevitable que no le gustan los chicos, a si que su padre se divorcio de la señora Lee e irse para ya nunca volver.

Aunque a Félix le haya dolido aquello no impidió que siguiera siendo aquel chico amable y lleno de energía y amor que era y sigue siendo.

—¡Mamá! No me mires así me pone nervioso —dijo Félix agachando su cabeza ocultando su sonrojo.

—Okey, okey —rió su madre revolviendo los cabellos de su hijo.—¿Y qué dijo MinHo? ¿Le gustaron tus galletas?

—No lo sé, solo deje las galletas sobre su casillero y me fui corriendo —rio con timidez.

Su madre hizo un mueca y luego sonrió— ¿Cuando te atreverás a hablarle cariño? Desde hace ya un año me vienes contando sobre MinHo y de lo guapo que es, pero todavía no te atreves a dirigirle la palabra.

—No es tan fácil como parece mamá, además soy muy tímido y no sé cómo acercarme a el. —puchereo mirando al suelo.

—No te preocupes todo a su tiempo. Pero debes darte prisa porque podría venir alguien más y quitarte lo. —dijo su madre volteandose para volver a la cocina.

Félix levantó su mirada mirando sorprendido a su madre que se adentraba a la cocina. ¿Alguien arrebatarse a su MinHo? ¡Jamás! El tenía que ser el único para MinHo y nadie podría interponerse en su camino.

Pero no podría acercarse ahora, era bastante tímido. Por ahora solo intentaría llamar su atención con galletas y notitas bonitas.

🌸

Hola! He regresado con un nuevo fanfic ^^ estaba vez MinLix :) la verdad que estoy andando muy estresada estoy días y mi única forma de relajarme es escribiendo :^ me hace sentir bien :u.

Bueno este fic me inspire a escribirlo viendo la serie Mr. Heart que está muy buena la serie se las recomiendo (es Yaoi uwu) bueno solo espero que les guste y le den su apoyo ¡Bye! ✨

PD: si ven algún error ortográfico les agradecería que me lo digan por lo comentarios para así yo poder corregir lo, gracias ^^.

Admirador Secreto || MinLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora