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Y me vuelvo a encontrar aquí, sentado entre ambos, y al volver a ver este escenario después de tanto tiempo y ver que nada ha cambiado empiezo a creer que esto no tiene solución.

Me encuentro sentado en la banca de siempre, al lado de aquel árbol, del árbol que trajimos al mundo, esperando el día y el momento en el que vuelva a verte pasar mientras admiras la belleza del paisaje que ilumina aquel árbol, y en la tranquila y cálida brisa bajo el árbol que lleva consigo decenas de hojas, que nos recuerdan que aunque pasen los años, aunque el mundo cambie e incluso la distancia se alargue, nuestro amor no envejecerá.

Ya está anocheciendo y al intentar contemplar el paisaje con mis ya cansados ojos, solo puedo ver manchas negras en aquel cielo blanco, no sé qué es lo que ocurre, si hasta hace un momento podía ver un hermoso cielo decorado con tonalidades de morado. Pero ahora solo puedo ver una película en escala de grises. Pensando fugazmente si volví a caer en la más evidente trampa de mis recuerdos... cogí mi libro con mi mano izquierda y con mi derecha una roca de aspecto común, la cual arroje hacia aquel paisaje marchito y me pare al lado de la banca mirando al otro lado, para así poder ver los últimos colores en el cielo somnoliento.

Perdí las palabrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora