Día 4: No sabía que éramos pareja / Casa / Au Fantasía/Magia

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Shirabu Kenjirou es un nombre muy reconocido en toda la región, un reconocido cazador que siempre se ha encargado de las criaturas más peligrosas e indomables que la humanidad haya visto. Su meta, tope, hazaña más grande hasta ahora fue un dragón del cual solo se conocía en un libro muy antiguo de hace unos cientos de años que encontraron en una cueva muy profunda. Fue una batalla dura, pero el gran héroe de Shiratorizawa lo logró, saliendo con solo un par de rasguños en su cuerpo.

Desde ese día se dedicó a tiempo completo a la cacería de criaturas excéntricas, ya que con lo que sacó del dragón podría vivir bien el resto de su vida e incluso darse algunos lujos. Con todo ello podría haber descansado en vez de seguir cazando, pero dejar algo que le gustaba tanto no era una opción para él.

Tenía metas claras seguiría cazando pequeñas criaturas mientras va por una presa mucho grande y deseada por él; un fénix que una vez vio uno siendo pequeño y todavía siendo un amateur en la caza, para ese entonces quedó maravillado por la belleza ...

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Tenía metas claras seguiría cazando pequeñas criaturas mientras va por una presa mucho grande y deseada por él; un fénix que una vez vio uno siendo pequeño y todavía siendo un amateur en la caza, para ese entonces quedó maravillado por la belleza de aquella extraña criatura de plumas naranjas y amarillas semejantes a unas llamas de una fogata. Lo recuerda grande, pero después de muchos años de estudio e investigación logró calcular una edad, 100 años, bastante joven para una criatura que muere y renace siendo un símbolo de muchas historias y aventuras de cuentos infantiles.

Aquella escena lo aventuró a proponerse conseguir a aquella bestia para su colección de medallas cazadas y el emprender un camino de más de 10 años siguiendo el rastro por canticos, cuentos, rumores e historias venidas de los habitantes de los pueblos que visitaba. Muchos dudaban que su travesía tuviera éxito, pero él no se rendiría por mucho que algunas personas le insistieran, haciendo oídos sordos de las personas más persistentes, probablemente atraídos por las habilidades del joven para retenerlo y hacerlo cazador oficial del pueblo. Sin embargo, ninguno lo logró.

Después de tanto caminar por tantos años, haber conocido a tanta gente, tantos lugares, creyendo en más de una ocasión que había dado la vuelta al mundo... ¡Lo consiguió! Entre un pueblo pequeño y el límite del país se vio una llamarada que pareció algún astro del firmamento, pero él sabía muy bien qué era aquello, la emoción le pudo y en cuanto se lo contaron emprendió rumbo al área donde se sospecha cayó aquella bola de fuego. Tuvo que adentrarse muy profundo en un bosque frondoso de altos árboles, a los fénix se les conoce por ser seres solitarios así que tiene mucho sentido que estuviera alejado de cualquier comunidad.

Sin embargo y muy contrario a lo que pensó encontrar y después de mucho caminar, se topó casi en el centro del bosque una cabaña suficiente para dos personas. Se extrañó bastante de aquel hallazgo, el lugar parece haber sido ocupado recientemente por la posición de las cosas y la limpieza en general, estaba revisando más profundamente cuando el aleteo de unas grandes alas fuera del recinto retumbó en los oídos de Shirabu como si de la melodía más hermosa se tratase.

Así con los pasos apresurados salió mirando hacia arriba, pero no vio nada hasta que bajó la mirada encontrase con un chiquillo de cabello oscuro en forma de cuenco y lo que más le llamó la atención son sus ojos castaños, pero dentro parece que tiene... ¿Llamas?

—¡D-Disculpa! Esta es mi... mi... nid-... ¡Hogar! Espera, ¿eres Shirabu Kenjirou? —dijo acercándose al chico de cabellos claros haciendo notar que no conoce lo que se llama espacio personal.

Su travesía había sido muy larga, pero jamás pensó que alguien que vivía tan alejado podría conocerlo, sin embargo, algo no le cuadraba.

—Soy yo, ¿no viste... alguna especie de páj-...?

—¡¿No sabes quién soy?! —interrumpiendo al más bajo quien chasqueo la lengua.

—¡No te conozco! ¡Te estoy preguntando por un fénix! —alzando la voz algo enojado al sentirse tan cerca de su objetivo.

—Fé... Fénix, ¿solo buscas un fénix? —preguntó bajando la mirada arrastrando sus palabras.

—¡Lo necesito!

—Yo sé dónde está, pero debes acompañarme.

—Bien —demasiado extasiado por las ansias de ver a la criatura.

El chico lo guía dentro de la casa mientras un cazador profesional confundido lo seguía. Una vez dentro de la casa con la puerta cerrada el chico misterioso detuvo su caminar.

—Me llamo Goshiki Tsutomu y soy un fénix.

—¿Eh?

Shirabu se quedó de piedra y comenzó a reír por los nervios y la sorpresa que le causó la noticia.

—Creo que es novena vez que te digo lo mismo...

—¿Novena?

—Lo siento, necesito que te quedes aquí, conmigo

—¿A-Aquí?

Su añoranza parecía que se esfumaba entre sus dedos, pero un brinco en su corazón le anunciaba un nuevo giro en su vida.

—Sí, te explicaré, como siempre lo he hecho...

ありがとうございます!! (≧∇≦)/

GoshiShira Week [2020]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora