introducción.-

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"It's already hard enough to say I need itBad memories and good"

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"It's already hard enough to say I need it
Bad memories and good"

(Meeting again for the first time)

🌑 Coming back to Grimmauld Place 🌑

Una figura encapuchada se situó frente a los edificios número 11 y 13 de Grimmauld Place. Se concentró en el número que quería encontrar frente a ella y, el 12, no tardó en aparecer ante sus ojos.

La tarde era fría y lluviosa, pero la capa que llevaba, y de la que se despojó una vez entró en la sucia y polvorienta casa, había logrado mantener completamente seco el vestido negro que se encontraba sobre su piel. Era un trozo de tela sencillo, que se ceñía a sus curvas, dotando a la mujer de un aspecto seductor.

Escuchó voces al fonde del pasillo, y avanzó sin titubeos. Pese a que la tarde era oscura y la casa no estaba bien iluminada, en ningún momento se quitó las gafas de sol que cubrían sus brillantes ojos azules.

Sus pasos, firmes pero silenciosos, no llamaron la atención, por lo que terminó por sorprender a un variopinto grupo que, con un artilugio que ella desconocía, pretendían escuchar una conversación que estaba teniendo lugar al otro lado del pasillo.

Sin que se lo esperaran, tiró de aquel instrumento, que parecía ser una oreja, ganándose una retaíla de insultos por parte de los dueños, que bajaron con rapidez para recuperarlo. Fue entonces cuando se encontró frente a dos cabezas pelirrojas, prácticamente iguales, que la miraron con la boca abierta.

Sin medir palabra les tendió la oreja, esbozando una pequeña sonrisa. Ambos gemelos se vieron pronto acompañados por otras tres personas: un pelirrojo, una castaña y un pelinegro con una particular cicatriz surcándole la frente. Su sonrisa se ensanchó ante este último, a quien observó con detenimiento, logrando generar en él cierto nerviosismo.

- No está bien escuchar conversaciones ajenas – susurró, con una voz dulce pero clara, que hizo que los gemelos abrieran aún más su boca – Ni mirar fijamente a las personas – añadió, lanzándoles un pequeño guiño que no pudieron ver, al llevar esta todavía las gafas de sol.

No añadió ningún comentario más, y se decidió a abrir la puerta con determinación. No llamó. No estaba acostumbrada a ello. Se encontró frente a un grupo aún más variopinto que el anterior, entre el que reconoció a algunas personas. Todos los presentes la miraron con sorpresa, a excepción de su barbudo compañero, Albus Dumbledore. Él la había llamado para que acudiera.

Cerró la puerta tras de sí. El silencio se instaló en la sala, pero la joven disfrutó del mismo. Siempre le había gustado, de un modo u otro, ser el centro de atención. Dumbledore no tardó en romper con la tensión que se había empezado a formar, para acercarse a ella.

- Querida, me alegra que hayas llegado bien.

- Gracias, Albus – respondió con una fría sonrisa – Debía arreglar unos asuntos antes de regresar.

Analisse [Remus Lupin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora