Gilbert Blythe -One Shots [Completa✓]

Gilbert B. -"Mi Tormento"[2°Parte]

PERSONAJES: Gilbert X [TN].
ADVERTENCIA: [+18]. Léanlo bajo su propia responsabilidad.
CRÉDITO:  Mi imaginación.

Una solitaria lágrima cae lentamente por mi mejilla al llegar de golpe a mi mente el recuerdo de nuestra primera vez juntos, ése momento tan íntimo que ha logrado unirnos en un lazo inquebrantable, o éso quería creer.

Flashback...

Las prácticas en el hospital habían terminado hace unos minutos, ambos éramos ayudantes del doctor Zaltman y nos veíamos a diario en su consultorio.

Me dispuse a recoger mis pertenencias, viéndolo de reojo ingresar al cuarto. Sólo éramos nosotros allí. El doctor se había retirado hace unos segundos atrás.

—¿Me acompañas a mi residencia?

Le pregunto suplicante, sabía que las calles a ésta hora de la noche podían ser muy peligrosas. Asiente sonriendo.

Guardo por último mis libros en el bolso, al estar de espaldas a Gilbert me sentía un poco ansiosa y al mismo tiempo nerviosa. Me obligaba a mí misma a alejar cualquier pensamiento pecaminoso sobre nosotros, cuando sentí su respiración en mi cuello y su pecho pegado a mi anatomía, dejándome perpleja.

Por un momento no dice absolutamente nada, se limita a correr la tela del corto y blanco uniforme de mis hombros, y repartir besos húmedos en ellos. Un agradable cosquilleo me recorrió el estómago. Su mano izquierda sube la falda del uniforme rozando con sus dedos mi pierna, y la otra va directo a mi cintura, atrayendo mi cuerpo más al suyo.

—Eres hermosa, _____.

Aprieto fuertemente los párpados y recargo mis brazos en el escritorio al sentir sus dedos recorrer la tela de mi ropa interior trazando círculos con una tortuosa lentitud. Trato inútilmente con todas mis fuerzas de cerrar la piernas, evitando que pueda llegar más allá. Hace a un lado mi braga y acaricia mi sexo suavemente, causándome descargas eléctricas.

Nunca me había sentido igual, es mi primera vez. Cada sensación causada por sus dedos en mi intimidad no se compara con nada que haya experimentado antes.

Pero la conciencia llega a mí de repente, no podíamos hacer ésto. Trato de calmar mi agitada respiración y aplacar el placer que siento.

—Ésto está mal, Gilbert, tienes novia.

—Terminaré con ella—susurra en mi oído, luego me da media vuelta. Su mirada, al igual que la mía, está cargado de deseo—. Ahora sólo piensa en nosotros, quieres ésto tanto cómo yo.

Asiento energéticamente con la cabeza dándole la razón a sus palabras. Estaba perdidamente enamorada de él.

Avienta las cosas que se encontraban sobre el escritorio y con un sólo y rápido movimiento me sobre sobre él. Abre mis piernas y se coloca entre ellas. Quita su pantalón. Luego desliza mi braga por mis piernas quitándolas por completo, satisfecho finalmente al ver que nada se interpone entre nosotros.

—Es mi primera vez.

Susurro avergonzada, siento su mano tomar suavemente mi mentón y sonríe tiernamente.

—En ése caso haré que sea inolvidable.

Sonrío feliz. Se acomoda mejor, me me mira por un segundo, pidiéndome permiso para proceder. Asiento totalmente exitada. Estoy lista, siempre que sea con él. Me entregaré a Gilbert Blythe.

Su miembro se hace espacio entre mis muslos, luego entra lentamente en mi entrada, un punzante dolor en ésa zona me invade de repente. Trato de reprimir un gemido de dolor, no deseaba arruinar el momento. Al ver mi ceño fruncido, besa mi cuello y hombros, mientras se mueve lentamente en mi interior. El dolor es aplacado completamente, y enseguida lo remplaza el placer puro.

Sus embestidas iban en aumento, y en el cuarto tan sólo se escuchaban nuestros gemidos y el sonido de su cuerpo chocando el mío. Después de unos minutos, ambos llegamos al clímax, sintiéndome de maravilla.

—Gilbert.

Susurro entre gemidos, al sentirme plenamente satisfecha. Jamás olvidaría éste momento.

Fin Del Flashback.

El saber que sólo me ha usado genera en mí un insoportable dolor, mezclado con absoluta vergüenza de verme en ésta patética posición.

Soy masoquista. Hace tiempo que conocía los riesgos y consecuencias de seguir viéndonos a espaldas de su familia, también sabía que no me amaría jamás de la forma en la que yo lo hago, y aún así continuaba sintiendo la dichosa opresión en el pecho cada vez que lo veía.

La puerta de mi casa suena sonoramente, abro la puerta y mi rostro se llena de sorpresa y pánico de verla parada frente a mí.

—¿Anne?