flowering
el vecindario era tranquilo, y estaba lleno de flores de colores, perfecto para limpiar el alma del pequeño minhyuk, quién adoraba la naturaleza.
minhyuk basaba sus días en salir a jugar a la plaza frente a su casa, no tenía amigos allí, pero aquellas plantas que tanto amaba, lo acompañaban en sus tardes de juegos.
un día, ocurrió un accidente, no a él, ni a su hermano mayor changkyun, pero a sus flores.
estas habían sido quemadas por un grupo de adolescentes que intentaban revolucionar el tranquilo lugar donde minhyuk encontraba su propia paz.
desde aquel día, su alma ya no se pintaba de los brillantes colores que sus flores le regalaban.
luego de aquel incidente, al llegar de la escuela, sólo coloreaba el libro de dibujos que su hyung changkyun le había regalado, observando por la ventana aquel espacio vacío que tanto extrañaba.
¿había alguna forma de recuperar aquellas flores que, él no había criado, pero ellas a él?
sin darse cuenta, enojado, se había pasado de la línea del dibujo, pintando más allá con un fuerte color rojo, estaba muy molesto incluso cuando habían pasado meses de que le habían arrebatado sus coloridas tardes de juegos.
triste, se levantó de su sillita y se dirigió a la habitación de su mayor, cuando escuchó que llamaban a la puerta, con suaves golpes.
creyó que era su hyung hoseok, novio de su hermano mayor, le adoraba tanto que siempre que les visitaba, quería ser el primero en recibirle.
salió corriendo de su habitación, con una emoción que había sacado de quién sabe dónde, aún después de las negativas emociones que llevaba en su corazoncito.
— ¡ya voy! ¡hyung changkyun, le abriré a hyung hoseok! - gritó casi llegando a la puerta de entrada.
al abrir, se encontró con dos sorpresas.
— hola.- frente a él, habían dos personas que desconocía, totalmente diferentes y completamente iguales, sonriendo alegremente.
— ¡hyung! ¡no es novio shin! - había quedado en blanco, su pequeño cuerpecito no reaccionaba frente a nuevas presencias, ¿qué debía hacer?
— disculpa la interrupción pequeño, somos nuevos vecinos.- habló el mayor, se veía muy tierno a pesar de la mayoría de edad que probablemente tenía.— ¿estás con alguien más?
— sí, hola.- changkyun había llegado a su lado y minhyuk no se había dado cuenta.
su mirada se había perdido en alguien más pequeño.
— soy changkyun, él es mi hermano menor minhyuk.- habló suavemente.— bienvenidos.
— soy hyunwoo, él es mi hermano menor jooheon, es un placer.- ambos mayores se inclinaron.— nos mudamos recientemente.- explicó hyunwoo.— queríamos conocer a nuestros vecinos, ya que somos completamente nuevos en esta ciudad y jooheon sólo quiere hacer amigos.
minhyuk carraspeó suavemente.
— ¿jooheon? qué lindo.- sin querer, había pensado en voz alta. avergonzado, se escondió detrás de changkyun.— ¡hyung, tengo hambre!
tiró fuertemente de su polera y abrió sus ojos a más no poder. changkyun había entendido, quería escapar de la situación.
— hyunwoo.- dirigió su mirada al pequeño hermano.— y jooheon, entren a nuestra casa y comemos juntos, así nos conocemos y somos amigos.- rió suavemente, minhyuk le iba a odiar.
minhyuk tiró de su polera mucho más fuerte, sentía que iba a llorar, estaba avergonzado hasta sus piecitos.
— aceptamos la invitación.- sonrió con confianza aquel quién parecía un tierno osito.— espérenme por favor, traeré un pequeño regalo para ustedes.- salió corriendo y dejó al pequeño jooheon allí, parado sin hacer entendido.
changkyun se agachó y acarició el cabello de jooheon suavemente.
— jooheon, todos seremos amigos, ¡así que no tengas miedo! - habló animado.— y tú minhyuk, vas a saludar a jooheon de manera correcta.
no quería.
no quería porque su nuevo amigo tenía unos ojos aterradores y unas margaritas adorables.
¿qué persona en este mundo podía ser de esa forma? ¡no había manera!
tenía miedo de las características de la pequeña presencia frente a él, pero no por cualquier cosa, temía porque aquellos profundas margaritas se lo tragaran y no le dejaran ver a su hyung jamás en la vida.
tratando de evitar pensar en cosas malas, ya que había recordado que hyung le había enseñado lo importante que es tener educación, salió de su escondite, se inclinó suavemente y habló.
— h-hola... soy minhyuk.- le daba vergüenza enderezarse, así que sólo continuó hablando.— espero que seamos amigos, jooheon.
con curiosidad, minhyuk levantó la cabecita un poco, buscando sus profundos hoyuelos, para comprobar lo grandes que eran.
— ¡lo seremos, minhyuk! - habló con ánimo.
— por favor dile a tus margaritas que no me coman.- habló muy rápido, como si finalmente se hubiera aprendido una de esas canciones de rap que escuchaba con hyung y su novio cuando hacían su propio karaoke en casa.
changkyun quiso reír a carcajadas, pero entendía que la timidez de su pequeño hermano le había ganado y no quería hacerle sentir mal.
de repente, hyunwoo había llegado con una pequeña caja en sus manos.
— serán muy buenos amigos, cocinaremos para ustedes con changkyun y plantarás flores con jooheon, ¿sí, minhyuk?
flores.
— ¿flores? - saltó de repente y gritó con emoción, había vuelto el color a su carita y el calor a su inocente corazón.
— antes de terminar de mudarnos aquí, noté que el parque no tiene flores, lo que me pareció triste, y pensé que quizás si jooheon encontraba un amigo, podría plantarlas con él.- sonrió un poco inseguro, ya que sabía que era un poco difícil encontrar a un pequeño niño interesado en plantas.— así que traje muchas semillas.
los ojos de minhyuk brillaban, como si de un cachorrito se tratara.—hyunwoo hyung... estoy muy feliz.- su garganta dolía un poco y sus ojos comenzaron a arder.— ¡eres el mejor hyung del mundo!
de la emoción, le abrazó.
changkyun abrió su boca un poco ofendido.
— le diré a hoseok.- habló con un tono de voz serio, pero divertido por la situación y la fascinación que minhyuk le había tomado a hyunwoo, con sólo haber escuchado la palabra 'flores'.
el moreno rió fuerte y le entregó la caja a los pequeños hermanos, donde dentro contenía bolsitas con diferentes semillas y sus diferentes nombres.
minhyuk jamás podría recuperar las flores que le habían sido arrebatadas, pero podría crear nuevas vidas con un pequeño que había llegado a su puerta, quién desde aquel momento, plantaría también en su corazón.
