Mi pequeña princesa.

Capítulo 5

No me puedo creer que haya quedado con este hombre, pero tengo mucha curiosidad por saber como sabe tanto de mí.

Al menos le he convencido de que quedemos en un sitio público, si no, no hubiéramos quedado en la vida.

Y ya voy tarde, el bus se ha retrasado 5 minutos y voy a llegar tarde, odio la impuntualidad, y en mí más.

Pero dicen que las chicas tienen que llegar tarde en las citas y...espera, ¿esto es una cita? maldita sea, no tengo ni idea, ni siquiera sé como es una cita, no por que no me las hayan pedido, si no por que realmente no me interesaban los chicos que me tiraban los trastos.

Hemos quedado a las 2 y son y cinco, llego cinco minutos tarde, pero él no está donde hemos quedado, ¿tal vez me equivocara de hora? o tal vez él no haya llegado todavía.

Mmmm podría llamarle pero sonaría desesperado y no lo estoy....¿no? lo mejor será que de una vuelta y ya vuel....

Estoy sintiendo una mano en mi culo.

-Me giro- ¿QUÉ COÑO TE CREES QUE HACES?

-Da una vuelta y sonríe- Tienes un culo muy voluminoso, ¿lo sabías?

-Cállate y dime a dónde vamos.

-Ríe- A mi casa.

Creo que mi boca llega al suelo. ¿A su casa?

-¿Cómo?

-¿Aparte de borde también eres sorda? -sonríe-

Tiene una dentadura perfecta. Pero no es hora de mirarle la sonrisa.

-¿Cómo a tu casa?¿A comer allí?

-He preparado una comida italiana estupenda, amo la pasta.

-Todavía estoy alucinando con lo de ir a tu casa.

-¿No te parece buena idea?

-¿Tú qué crees? No te conozco de nada, y encima me acosas y sabes demasiado de mí, y para terminar me quieres llevar a tu casa. Parece una película de éstas de secuestros.

-¿Tengo cara de secuestrador? -Ríe y se me acerca-

-Mejor no digo nada -Pongo los brazos en jarras-

-Venga mujer, no te voy a violar ni nada por el estilo. -me pone la mano en el culo y se acerca a mi oído-  a no ser que tú quieras...

Pego un brinco y me giro, y no sé si ha sido por que no me ha molestado que me tocara el culo o por que he sentido un escalofrío en la oreja.

-No me fío de ti. Además, hemos quedado en un sitio público, no en tu casa.

-Hemos quedado como punto de encuentro, no te he dicho dónde deberíamos ir después.

-Sigo sin fiarme de ti.

-Oh venga, ¿qué tengo qué hacer?

-Al menos dime cómo te llamas ¿no?

-Te lo dije, cúando saliste corriendo.

-¿y cómo te iba a oír si salí corriendo?

-Con los oídos. -sonríe-

Esa maldita sonrisa me derrite.

Al ver que lo estoy pensando demasiado interrumpe con una pregunta.

-Me llamo Issei, Issei Takeru y al final la comida se hace va a hacer un fósil, ¿vienes conmigo o no? -me extiende la mano-

Las cosas hay que pensarlas bien, pero ahora mismo no puedo pensar, y menos con esos ojos verdes mirándome y esa sonrisa perfecta. Así qué sin saber qué hago, le agarro la mano.