-¿Qué vas a ordenar?- le preguntó Ezra mientras hacían la fila para ordenar.
-Um, ¿un batido de chocolate con waffles?-
- Está bien, yo me encargo. Ve a buscar una mesa.-
Noah hizo un ademán de buscar su billetera en su bolsillo pero el otro chico lo detuvo -No te preocupes, yo invito.- le dijo con una sonrisa.
Noah no dijo nada, sólo hubo una pequeña sonrisa que se veía como una mueca. Camino hasta una de las mesas vacías y se sentó. No sabía que estaba pasando. No queria darle falsas esperanzas al chico que parecía estar coqueteando cinstantemente pero tampoco quería alejarse. Si no aclaraba la situación lo iba a lastimar, pero si lo hacía quizás también. ¿Sería egoísta decirle lo que sentía?
Sus pensamientos fueron interrumpidos cuando el bonito chico de ojos verdes se sentó en frente con una bandeja. En ella había dos platos de waffles con helado y dos batidos de lo que parecía ser chocolate. Se veían deliciosos.Ya acomodado en su lugar Ezra decidió romper el silencio. -¿No te parece curiosa la manera en la que nos conocimos? Es decir, la primera vez choqué contigo y te derrame cerveza en toda tu ropa. Por cierto, me habías dicho que era una excusa perfecta para irte ¿a qué vino todo eso?-
-Eh, sí. No lo sé, las fiestas nunca fueron lo mío.- respondió, un poco incómodo al estar hablando de él.
-Wow, ¿enserio? Hubiera jurado que eras un chico que le gustaba salir y emborracharse. - Ezra cada vez estaba más sorprendido. Todas las cosas que creía de él resultaban ser falsas. El chico era un completo enigma.
Noah rio bajito. -Si, bueno, no lo creo.-
-¿Eres diferente, no?- preguntó Ezra. Noah se vio perdido por unos segundos. Al notarlo, continuó. - Es decir, muestras una imagen de chico fiestero y extrovertido, cuando en realidad no eres más que alguien quien prefiere quedarse leyendo y tocando la guitarra. Dime Noah ¿alguien te conoce?-
La conversación se había vuelto sería de repente. Noah se sentía incómodo al ser leído con tanta facilidad. Siempre se había escondido y nadie había logrado ver lo que había debajo de él. Ni siquiera Liam que siempre había sido su amigo. No sabía que responder, así que solamente se encogió de hombros y comió de su plato para calmar sus manos. Había empezado a sudar y necesitaba hacer algo.
Ezra lo notó. Como no, si lo observaba como lo más hermoso del planeta. -Ey, está bien, podemos cambiar de tema si ni quieres hablar de ti.- dijo y para mostrarle que lo que decía era verdad posicionó su mano sobre la de Noah que estaba arriba de la mesa.
El chico se sorprendió y casi asustado ante tal toque corrió su mano como si lo hubieran tocado con metal hirviendo. Ezra quedó estático, herido.-¿Q..qué haces?- preguntó Noah. Su voz temblaba, parecía indefenso.
-Agarrando tu mano.- afirmó, pero parecía más una pregunta. No entendía la actitud del chico.
- No puedes ha...hacer eso.-
-¿Por qué?- preguntó con una sonrisa confundida en su boca.
Noah tomó una respiración profunda tratando de calmar todos los pensamientos que no pedían permiso. -Mira, creo que eres un chico genial. Pareces ser amable y que te preocupas por las personas, pero no estoy interesado en ti de esa manera.-
-¿Qué manera?- preguntó Ezra haciéndose el desentendido. Había agarrado su mano con una intención, había estado coqueteando con el chico también toda la tarde, pero ante el rechazo que estaba sufriendo intentó hacer como que ni entendía de lo que estaba hablando.
- Yo no estoy interesado en chicos. Soy heterosexual. Pero creo que eres genial. Quizás podemos ser amigos.- su voz sonaba temblorosa, como si no se creyera lo que estaba diciendo.
Ezra se sintió perdido. Definitivamente no quería ser sólo amigo del chico. Cada vez que lo veía quería besarla hasta que sus labios estuvieran rojos, pero no estaba dispuesto a decir que no quería ser su amigo y perderlo. Era demasiado egoísta para hacerlo. -Mirá, tu sabes que yo soy gay. Nunca me he escondido ni pienso hacerlo, y me gustas. En serio me gustas. Yo no quiero ser tu amigo.-
Las palabras del chico dejaron a Noah estático. Era la primera vez que alguien le confesaba sus sentimientos tan claramente. Sin embargo estos no eran correspondidos, o eso se quería hacer creer. - Pero yo no. Y por ahora todo lo que puedo ofrecerte es una amistad.-
Ezra sonrió, un poco incómodo ante toda la situación -Esta bien.- dijo tratando de recomponerse del rechazo.
La charla continuó de temas sin importancia, haciéndose creer que ser amigos era lo que querían. Pero cualquier persona con ojos funcionales se daría cuenta que había algo entre ellos, incluso cuando estaban muy asustados para entenderlo.
*
Luego de dejar a Noah en su casa, una muy linda debía admitir, fue hacia la suya. Se sentía raro. Nunca antes se había enamorado. Había estado con chicos, sí, pero nadie nunca había hecho su estómago apretarse y sus manos temblar. El primer chico que lo había hecho sentir le había dejado más que claro que no quería nada mas que una amistad. Estaba bien con ello, obviamente. Estar solo un momento cerca de Noah era mejor que nada, pero se estaría mintiendo si dijera que eso era lo que quería. Tendría que aceptarlo se todos modos. Él mas que nadie sabia que no se puede cambiar la sexualidad.
Entró a su casa sintiéndose derrotado. Su madre estaba sentada en el sillón mirando un reality show de moda.
-Hola mamá.- dijo dejando las llaves en la mesa y yendo a sentarse al lado de ella.
-Hola cariño. ¿Todo en orden?- dijo mirándolo con una mirada de preocupación. Cualquiera se hubiera dado cuenta de que él estaba mal.
- No lo sé.- dijo encojiendose de hombros. Se sentó mas cerca de ella, que lo rodeó con su mano y lo atrajo hacia su cuerpo.
-¿Quieres hablar?- su voz dulce parecía que podía calmar cualquier herida.
Ezra negó con la cabeza, incapaz de decir una palabra. Y simplemente se quedó allí, viendo como unas adolescentes adineradas debían decidir que ponerse para salir de fiesta. Recordaba cuando esa había sido su preocupación, y sin quererlo sus pensamientos fueron nuevamente hacia él.
Siempre era él.
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Lo que queda de nosotros.
RomanceMereces felicidad. Quiero decir, felicidad real. Esa que hace que te sientas cálido por dentro y que te hace parecer infinito. Y mereces sentir lo que es estar bien. Sentir que no estas constantemente luchando para no ahogarte en un profundo mar os...