Cartas a un amigo.

Enero.

Enero era mi mes favorito.

Las puntas de los arboles se iluminaban con el radiante sol y estaban en constante movimiento, aunque no hubiese ni una ráfaga de viento. El pasto, en cambio, permanecía casi inmóvil y sus colores se mezclaban entre un verde puro y amarillento que se aproximaba al de un girasol.

Además, enero me recordaba al olor de tu cabello. Era un olor húmedo, cálido y encantador.

Enero me recordaba a vos.

Era jueves, había mucho sol y hacía un calor infernal, pero nosotros habíamos salido a correr de todas formas. Eras así, no te podías quedar quieto.

—¿Qué te parece ir a comer a lo de Keyla? —preguntaste mientras intentabas recuperar el aire perdido a causa de la maratón.

Keyla era de esas personas que recibía con los brazos abiertos a todo el mundo. Tenía una sonrisa encandilante y siempre estaba feliz. Además, su casa quedaba a dos cuadras del bosque y en ese momento pudimos haber llegado muy rápido.

—La verdad es que prefiero volver a casa. No tengo muchas ganas de comer, estoy cansada—conteste y sujete la botella de agua que habíamos dejado en nuestro primer paradero. Sigo anhelando volver el tiempo atrás y no haber dicho esas palabras.

Me miraste con tus enormes y brillantes ojos, sonreíste por última vez y asentiste alejándote de mí al trote.

—¡Nos vemos pronto, princesa! —dijiste antes de doblar en la esquina y perderte de mí vista.

Esas palabras todavía retumban en mi cabeza.

Nos vemos pronto...

Les doy la bienvenida a esta nueva historia. La realidad es que estas cartas, las escribí para una persona especial en mi vida hace un tiempo. Espero que les gusten :)

Con amor, Bian.