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Víctor.-
Me peleé a muerte con la única mujer que había sido mi amiga sinceramente a causa de mi idea del negocio con las pinturas de Camille. Luego llego donde Camille, le cuento mi idea y se enfada conmigo por querer ayudarla. A mi modo, ayudarla a mi modo es la única forma que conozco de ayudar. Yo pensaba que era una mujer de mente abierta, con deseos y sueños profundos, y no me había equivocado. El único enceguecido por el dinero era yo.
Tal vez me había equivocado en ser tan insistente, en pensar que solamente el dinero la ayudaría. Qué necio fui en pensar así. Ella aún seguía alimentando el amor en su interior y yo solamente me estaba preocupando de llenarla de billetes. Era una donna tan pura, tan simple, tan completa, y yo una bestia o como ella misma me dijo: máquina de hacer dinero.
Aun así seguía molesto. Estaba enojado porque me pasé noches soñando qué podía hacer por ella, por su arte y todo se había ido al tacho de la basura. Antonio la trataba como basura, sin embargo, él no se llevaba nada de esto cuando le decía algo. Me equivoqué, en el modo de plantearselo, de hacerle ver que no puede seguir desperdiciándose. Antonio la desvaloriza lo suficiente, Antonio la amarra y la aprisiona más que lo suficiente, pensé que podría ser el único que le daría libertad. Parecía que a ella le gustaba vivir aprisionada.
Me fui rápido porque no podía seguir soportando el silencio. Me mataba no saber qué decirle, me mataba que ella no me dijera nada. Era como estar al final de algo, al final de todo, donde ya no hay principio de nuevo, sólo al final. Me fui a la casa con la suerte de que Isabella no estaba. No nos dirigimos mirada alguna ni palabra desde nuestra discusión. Ambos estábamos con el orgullo herido. Pero no podía quedarme estático en esa situación, tenía que seguir, ver la forma de solucionar el más reciente desastre en mi vida, y por cierto, el que más me atormentaba. Iba a hacer lo que fuera por volver lo nuestro a lo que era.
Toqué la campana esperando que apareciera en la puerta, a la mañana siguiente. No la creía tan rencorosa como para dejarme ahí parado como un tarado.
Al cabo de un momento abrió la puerta, tenía un tomate desordenado y la mejilla con una mancha de pintura.
-Pasa- se hizo a un lado para dejarme entrar- ¿quieres algo de beber?
Se encogió de hombros y me sonrió con amargura.
- bien. ¿tú?- preguntó cruzando sus brazos con incomodidad.
-Bien- sonreí, iba a comentarle sobre lo que había pasado ayer, pero mi sorpresa se dignó a dar señales de vida por teléfono- espera un momento- me excusé para hablar un momento y luego le sonreí- creo que querrás quitarte esa mancha que tienes en la mejilla- le indiqué
Se sorprendió y pasó su mano por la mejilla equivocada.
-¿está bien o era la otra?- preguntó un poco avergonzada-
-Es la otra- sonreí limpiándosela yo mismo y luego dejando la sala para abrirle la puerta a mi invitado estrella- Camille, él es Giovanni Ricciardi y... ha venido a ver tus pinturas- sonreí entusiasmado
-E 'un piacere donna- sonrió el hombre y se acercó a saludarla
Ella besó sus mejillas y se acomodó el cabello.
-deiu, Giovanni bienvenue- le saludó sorprendida- es un honor que vengas a ver mis pinturas- exclamó y me miró sonriendo
-Al parecer el honor debería ser mío- sonrió amistoso- Víctor me ha contado mucho sobre tu arte, estoy muy ansioso de conocerlo
Los miré ambos conversando sobre técnicas, óleos, pinceles y de temas referentes al arte. Sonreí. Esta era la forma que no había utilizado, la que debí usar primero. Estaba muy equivocado
Luego de una conversación de tecnicismos Camille nos guió hasta el salón que tanto conocía.
-estas son- sonrió con nerviosismo y dejó que giovanni las observara, se acercó a mi y golpeó mi brazo con ternura, sin decir nada, expectante a mi invitado
Sonreí de brazos cruzados ignorando a Giovanni pasearse entre los bastidores. Miré de reojo a mi bellísima y me sentí tan bien de que ella pudiese estar disfrutando este momento.
-Camille, avere tutto il talento che molti la mancanza (tienes todo el talento que a muchos les falta)- sonrió luego de examinar por largo rato las obras en los muros- tu arte merece ser conocido por el mundo... y esas son palabras que no se los dicen a todos a diario- rió- Víctor tenía razón, el honor es mío... sobre todo si me acompañas en mi exposición- le invitó
Miré a Camille entusiasmado, no era yo esta vez. Esperaba que "la mirada de un experto" la hiciera recapacitar
-Mira, Giovanni y yo somos amigos hace mucho tiempo- él asintio y me golpeteó el hombro- y yo le conté sobre tí... él quería ver tus obras porque está montando su exposición y quiere innovar un poco...
-Sí, quiero que tú innoves- dijo entusiasta- es algo meramente social, un evento grande, donde sólo van los grandes, pero no cobro- rectificó- yo corro con los gastos. Quiero que vayas
Ella nos miró sonriendo, estaba emocionada, abría su boca, pero nada salía de ella, luego tapo sus labios con la mano y soltó una carcajada nerviosa.
-Giovanni, sería un honor ser tu invitada- sonrió y lo abrazó de pronto
-Fantástico- la abrazó también- mira, necesito tu número, necesitaré contactarte muy pronto- miró su reloj- y ahora la verdad es que tengo otro compromiso y debo irme- lo lamentó
-Gracias por venir, Giovanni- le sonreí y nos dimos la mano
-Gracias a tí- sonrió
Ella anotó su numero en el celular de Giovanni y lo vimos desaparecer del salón. Ella sonrió y se apegó a mí, me abrazó y besó mi mejilla.
-definitivamente superaste las flores- comentó
-tenía que hacer algo... lo siento mucho- me disculpé apegándola a mí y besando su coronilla- me equivoqué y vi todo de la manera incorrecta
-yo igual, fui muy orgullosa, lo lamento- dijo acurrucándose en mi pecho
-desecho la idea del tonto negocio que tenía en mente- acaricié su espalda y sentí su aroma- si de amor quieres vivir, de amor vivirás... tan sólo espero poder darte el amor indicado y si el mío no es suficiente... bueno, espero que te baste el de tus nuevos admiradores... te van a amar- sonreí
Ella sonrió y dió un saltito para enredar sus piernas en mis caderas y besar mi mejilla.
-me basta y sobra con el tuyo- comentó sonriendo y besó mi nariz- ¿dieu Víctor porqué estás casado?
Solté una risa relajada, me sentía aliviado de que volviera a mirarme del mismo modo. La afirmé por los muslos para que no cayera.
-No sé, pero no me lo recuerdes ahora- me acerqué a besar sus labios, era lo único que quería. Besarla, amarla, besarla, amarla
-je t'aime Víctor- soltó inconscientemente y besó mi cuello.
-io ti amo- sonreí y la llevé a nuestro pequeño cuarto. La deposité en la cama y detuve mi actuar antes del placer- Ti amo davvero- la miré a los ojos, y lo repetí un par de veces para que me creyera
Ella sonrió y asintió besando mis labios con algo más que simple deseo.
Habían pasado tantos días en esta cama, tantos días en esta casa que no era mía, con esta mujer que era de otro, pero que quería mía. Había pasado y no entendía cómo Antonio podía obviarla, cómo podía dejarla pasar. Estaba llena de sueños, de ilusiones y esperanzas, llena de lindas palabras en un hermoso idioma y llena de amor para dar, sin embargo no era recibido por quien ella quería. Tan sólo quería hacerla cambiar de opinión y que todo ese amor me lo diera a mí, que se diera cuenta que yo lo anhelaba, que yo soñaba su amor. Estaba completamente involucrado, enamorado, conduje todo este camino sin retorno y ahora estaba aquí, nuevamente en la cama, amándola como ella se merecía ser amada, o al menos amándola con todo lo que yo podía amarla.

Estafa de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora