3 años atrás.
–Nunca había estado tan nerviosa– hablo, estando sentada en la sala de espera en compañía de mi padre y hermano. –¡¿Qué si pasa algo?!– digo entre sollozos y gritos.
Mi padre está alterado tambíen, no deja de caminar de un lado a otro.
–Van 3 horas en la operación, hija, tal vez ya van a terminar– dice mi padre tratando de calmarme, sin embargo, eso aún hace sentirme aún peor.
El remordimiento, temor, nerviosismo y la ansiedad se junta en mí cabeza. Cierro los ojos pero las lágrimas siguen cayendo.
Se acerca el doctor, acompañado de una enfermera que le entrega una tabla. El doctor no luce feliz. Maldición. Mi corazón se detiene cuando habla.
–Señor Ramirez, hemos terminado la operación– hace una pausa que para mí se hace eterna – Tuvo una hemorragia grave y no la pudimos detener – mi padre mira atento. Los tres quedamos petrificados ante el doctor. Siento la respiración faltar en mi ser. Comienzo a ver todo borroso. –La perdimos, lo lamento mucho señor– dice y todo se vuelve oscuro. Escucho sonidos de gritos y sollozos pero se hacen más leves ya que pierdo el conocimiento lentamente.
***
Abro lentamente los ojos y estoy acostada en una cama. Mi cama. Trato de enderezarme y se acerca mi padre junto con mis tíos y tías.
–¡Hija! ¿Cómo te sientes? ¿Estás mejor?– pregunta mi padre.
–¿Qué pasó?– digo, sin recordar mucho. Solo un sueño horrible dónde mi madre moría. Que se sentía tan real. –¿Y mi madre?– pregunto, esperando respuesta de ella y acercarse a mi diciendome que no pasa nada y que está aquí. Pero nada. Toda la habitación se queda en silencio. Rápidamente siento las lágrimas caer por mi rostro. El dolor de cabeza llega.
–No...– digo llorando, tomando por los brazos a mi padre –Dime que no es verdad, dime qué mi mamá está aquí– digo cerrando los ojos, y mi padre se acerca y me abraza.
–Lo siento hija– dice y pasa su mano por mi cabello –Hicieron todo lo que pudieron– dice y yo grito.
La demás gente se altera y comienza a acercarse mientras escucho a otros llorar de la misma manera.
Mi madre, mi querida madre, el ser que más amaba en esta tierra ya no estaba. ¿Qué haría sin ella a mis 20 años?, Realmente no lo sé. No sé que haré, ella, fuente de inspiración de grandes diseñadores de modas y de interiores, una gran influencia social ya no estaba.
El dolor corre desde mi pecho hasta las extremidades más chicas de mi cuerpo, la tristeza y desesperación inunda mi mente, dejándome en un trance que me es dificil salir.
Ya no podré vivir más.
***
Ha pasado 1 año de la muerte de mi madre y aún me siento mal, he dejado el mundo social para encerrarme en mi habitación sin salir. Sin ganas de querer comer o caminar. Doctores han venido a verme, familiares y amigos pero simplemente no respondo. No tengo palabras para decir lo que siento, que simplemente no lo hago. He bajado alrededor de 20 kilos, quedando en 40, que con mi altura de 1,72, es muy bajo.La depresión llegó y no he podido salir. Mi padre ha tratado pero simplemente no puedo. Mi hermano se fué del país, a Londres, mi padre ha viajado para traerme a los mejores psicólogos y psiquiatras pero simplemente no hay logros. Estoy tan hundida que ya nisiquiera veo una luz al final del túnel.
***
–¿Quieres tomar algo?– Dice Amélie, acercando un vaso a mí, niego con la cabeza. –Amiga– dice y se pone de rodillas en el suelo, pozando sus brazos en la cama tomando una de mis manos con las suyas, comienza a llorar –Te lo ruego, por favor, tu eres muy fuerte, sé que puedes salir de esto, debes confiar en tí y verás que podrás superar esto– dice entre lágrimas y solo la miro.
Enderezó mi mirada, y me logro ver en el espejo. Más pálida de lo habitual, la mandíbula y las clavículas se notan de más, las ojeras cada vez más grandes.
¿Realmente soy yo? ¿Nisiquiera logro reconocerme? Cierro los ojos y comienzan a rodar lágrimas por mis mejillas. Amélie las nota y las limpia.
Mi salud cada vez peor. Bajo mi mirada y veo la manguera que está clavada a mi mano. El suero que va por mi cuerpo para que no me deshidrate.
–A... Aa..– trato de hablar. Nisiquiera puedo.
Amélie me mira rápidamente y se le llenan los ojos aún más de lágrimas. Dejé de hablar hace unos meses, realmente no salía palabra alguna de mi boca.
–Maddy– Dice llorando pero sonriendo – Señor Joshua– grita Amélie y rápido entra a la habitación mi padre.
–¿Qué sucede Amélie?– pregunta mi padre un poco agitado por correr a la habitación.
–Quizo hablar– dice y mi padre se acerca rápidamente a mí. Los miro a ambos y lágrimas corren por mis mejillas.
–¿Qué pasó querida? ¿Qué ocupas que necesitas?– dice y yo abro mi boca.
–A... Agu...aagua– digo pero batallando demasiado. Se miran ambos y sonríen y lloran
–¡Agua! ¡Quieres agua! Voy por ella– dice mi padre asintiendo y sale corriendo de la habitación–
–Oh mi mejor amiga, mi hermana, ¡haz hablado después de 5 meses!– dice llorando y abrazándome.
Yo sigo llorando. Entra mi padre y me acerca el vaso con agua. Lo acerca y abro un poco mi boca. Lo inclina y cae poco a poco el líquido por mi boca. Siento lo refrescante del agua caer por mi garganta y llegar a mi estómago.
Se aleja y lo miro.
–Es un progreso– dice –traeré al psiquiatra Meléndez.
***
Han pasado 7 meses de cuando volví a hablar, y comencé mi rehabilitación. Salí por primera vez de mi casa después de un año de no salir a ninguna lado, nisiquiera al jardín.He ido al psicólogo 2 veces a la semana. Me ha hecho diferentes terapias, entre ellas cartas, dibujos, pláticas, entre otras. Aún no estoy completamente bien. Hace casi dos años que mi madre partió y aún me duele, pero ya puedo hacer más cosas.
No he visto a mi hermano desde entonces, pero estos últimos par de meses he hablado con el por videollamada. Fué a Londres a seguir con su empresa. Le ha ido bien. Yo voy a reanudar mi último año en la universidad. El doctor me ha dicho que he tenido un progreso muy rápido y muy eficiente. Que soy muy fuerte y que he logrado cosas que muchas personas no han logrado y se quedan a medio camino.
Me siento feliz. He recuperado peso, ya peso 60kg, me he mantenido pero aún me veo delgada. Cada día estoy logrando poder volver a ser la mujer que era antes.
***
Han pasado ya 3 años. Hoy es mi cumpleaños número 23. Estoy con amigos y familiares cercanos. Hace 2 cumpleaños que no festejo. Y hoy por fin me siento capaz de salir a la calle, segura.
Mi deseo de cumpleaños fue viajar a otro lugar. Comenzar de nuevo. Pero mi padre ni me ha dejado ya que aún estoy algo sensible respecto al tema y me queda una sola y última cita con el psicólogo. Aunque aún sigo tomando antidepresivos, he tenido un muy gran avance.
***
Hoy, un mes después de mi cumpleaños, he concluido mi último año de la universidad, graduándome como arquitecta. Y mi padre por fin me ha dejado irme de aquí. Viajaré a Estados Unidos y comenzaré de nuevo. Realmente me emociona que pude salir adelante. Amélie me acompañará ya que se lo pedí, ella trabajará como doctora ahí mismo y podremos estar juntas.
Salgo de la casa vestida con un vestido negro que llega a las rodillas, suelto y unos tacones negros con brillos. Mi padre acompañándome al lado mío. Llego a la puerta y está ahí Amélie, esperando.–¿Estás lista?– pregunta emocionada.
–Ah– suspiro, miro a mi padre – claro que sí. – sonrío y lo abrazo.
–Te voy a extrañar demasiado querida hija mía– dice. Me separo
–Yo a tí también papá, te amo muchísimo– digo y me contesta igual. Asiento y salgo de la casa. Nos dirigimos al auto y nos subimos. El chófer sabe que debemos ir al aeropuerto así que solo entro y bajo la ventanilla. Me despido de mi padre sacando mi brazo diciéndole adiós. Hace lo mismo y me regreso al auto. Subo la ventanilla y comienza a avanzar.
Será un nuevo inicio de vida.
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Jurando Amor
Teen FictionMadison Ramírez, una mujer empresaria y arquitecta, proveniente de una familia prodigiosa y prominente, que a raíz de la muerte de su madre, siente que su vida termina, pero con el tiempo logra sanar esa herida profunda y decide comenzar de nuevo. 3...