III

3 0 0
                                    

Me levanté y salí de la cama rápidamente. Eran aproximadamente las 6:00 am ya que hoy había muchas cosas que hacer. Tenía que ir a una empresa en dónde se supone tendré una junta para firmar un contrato y ya poder dedicarme a lo de la arquitectura. Sin embargo, no soy la única que está apurada, también Amélie, se despertó aún más temprano ya que debía ir al Hospital para que empiece a trabajar.

Me llena de emoción que estoy logrando todo lo que he querido.
Salgo de la ducha y coloco las toallas alrededor de mi cuerpo. Salgo del baño y me acerco al mueble. Saco mi ropa y la pongo. Opté por un vestido rojo ajustado, el cabello suelto y unos tacones un poco altos. El maquillaje fué de siempre, no muy cargado, pero lo suficiente para verme bien. Salgo de la habitación y me encuentro con Lu.

–Hola señorita Ramirez– se acerca con una sonrisa

–Hola Lu, sabes, puedes tutearme, si me hablas de usted me hace sentir vieja– digo y río al igual que Lu.

–Está bien, Madison– dice y asiento.

–Bueno, ahora me tengo que ir, hay muchas cosas que hacer hoy. Necesito que preparen lo de la cena de hoy, y tú querida Lu, nos vas a acompañar a la cena. –termino de decir esto y Lu se sobresalta.

–¡No señorita Madison!, No podría acompañarlas, soy solo la ama de llaves– habla y hago una mueca

–¿Y eso que tiene que ver? ¿Sabes que me aterra ir a la casa de un extraño? No iré sola, iré con Amélie pero realmente me pone nerviosa. Anda, acompañanos– La tomo del brazo haciendo un puchero.

–Lo siento querida, eso no me es permitido. Debes tranquilizarte y confiar en tí misma que todo saldrá bien.

Me encorvo, mirando a otro lado.

–Está bien, Lu. No insistiré.

–De todas formas gracias, Madison.

Sonrío.

–Bueno, tengo que irme, nos vemos a las 6. A esa hora ya debe estar listo todo.

–Claro que lo estará.– termina de hablar Lu y asiento. Me alejo y bajo las escaleras. Tomo mi bolso y meto mi celular y el monedero.

Salgo de la casa y veo al chófer ahí. Sonrío y camino hacia él. Noto a lo lejos, la casa de enfrente, dónde vive el hombre misterioso, y también va a salir. Igual de elegante como la primera vez. Sonrío y entro al auto. Realmente como ansias por conocerlo. Se nota muy interesante, en su rostro que percibo desde lejos.

Llego a a empresa, un edificio alto, aproximadamente unos 30 pisos, lleno de gente que entra y sale. Todos de traje, vestidos y faldas elegantes y costosas. Salgo del auto y sonrío ante el edificio. Entro y me acerco con una de las mujeres que están en recepción.

–Hola, buenos días– digo y me mira la mujer.

–Buenos días– contesta amablemente.

–Soy Madison Ramírez, tengo una junta con el señor Marco Glez.

Asiente y comienza a buscar en su computadora. Asiente y me mira.

–Si señorita Ramirez, a las 08:00– asiento –es en el último piso, en su oficina, ya la está esperando. Debe aún así acercarse con su secretaria e informar su llegada.

Asiento y sonrío.

–Muy bien, muchas gracias.

Camino hacia los elevadores. Entro a uno y llegan dos personas más, una mujer y un hombre. Cada quien se para sin hacer algún otro contacto. La mujer pica el botón al 23. Comienza a subir y siento un poco de mareo. Llegamos y se abre, sale la mujer, dejándome sola con el hombre. Se cierra y el hombre presiona el 28. Yo voy al 30. Así como lo pensé, si eran 30 pisos.

Jurando AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora