⚜️006⚜️

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Presionó el botón en el ascensor, justo después las puertas se cerraron y la caja metálica comenzó a bajar. La ojiazul ahí adentro vestía unos vaqueros negros con unos converse rojos que combinaban con su cabello y un suéter que la abrigaba del frio que hacia en Montana. Eran las nueve de la mañana pero el clima ya hacia de las suyas para congelarle el trasero a mas de uno en esos días.

Cuando las puertas se abrieron lo primero que vio fue a una señora mayor con un perro en sus brazos (Si, el hotel permitía perros), junto a ella se encontraba un chico como de su edad cargando unas bolsas. Ella salió del ascensor y puso su brazo frente al sensor para que las puertas no se cerraran y ellos pudieran pasar.

-Gracias querida. Me alegra que aun se encuentren jóvenes tan amables en estos tiempos de rebeldía total.-Comentó la anciana pasando con perro en manos, le regalo una sonrisa ocasionando que mas arrugas aparecieran en su rostro. Era adorable.

-¡Abuela!-Se quejó el chico dándole una mirada de disculpa con media sonrisa. Era lindo, con sus ojos avellana y pecas en su nariz. Ella solo quito el brazo una vez los dos entraron al ascensor.

-Pero es cierto Allan. Es mas, deberías hablar con la jovencita, es bonita. Así te consigues una novia de una vez.

-¡Abuela!-Fue lo ultimo que escuchó cuando las puertas se cerraron, además de ver la cara roja del pobre chico. Tenia que admitir que eso fue algo gracioso, le saco una sonrisa de medio lado. Puso un mechón de pelo fastidioso tras su oreja y siguió su camino fuera del hotel.

Mia y Theo habían ido hace una hora por el carro, por eso no tenia compañía. Pero estaba sola porque no quiso ir con ellos, quería despejar su mente e ir por el carro solo le recordaría de nuevo lo que intentaba olvidar. Era un día nuevo, estaba en un estado nuevo, respirando aire nuevo, viendo gente nueva...y muchas cosas mas nuevas.

Mas su mente no pensaba cosas nuevas, no hacia ese reset que ella necesitaba en ese momento para estar en total calma. Así que tuvo la genial idea de ir a pasear un rato por ahí, no se perdería. O por lo menos esperaba que eso no pasara. De todos modos no iría tan lejos.

Caminaba a paso tranquilo con las manos en los bolsillos de su suéter, veía a las personas caminar en dirección contraria o al lado de ella, pero con la diferencia de que ellos si sabían a donde iban. Ella por el contrario solo caminaba hacia donde sus pies la guiaran con la esperanza de recordar el camino de regreso al hotel.

-¿Buscando aire fresco?-Saltó en su lugar al escuchar esa voz.

-¿Que mierda haces aquí? ¿Me estas vigilando?-Preguntó la pelirroja al ver a la castaña caminando como si nada al lado de ella. 

-Dejé bien en claro que no me iría de aquí sin ti.-Esquivó una mujer que iba con paso apurado y siguió hablando-Además, mi padre me pidió que te cuidara. Aunque tu rechaces esta situación eso no significa que no dejes de correr peligro. La verdadera amenaza se acerca...lo presiento. 

-Ya para con eso. Estoy cansada de tus mentiras y que intentes engañarme con esas mierdas del destino y peligros. Ya les dije a ti y a tu padre que no. Punto.-Cortó el tema adelantando el paso y dejándola atrás, esperaba que entendiera de una vez que no quería tener nada que ver con ella y sus locuras de alienígenas.

-Cabezota. No te puedo dejar sola. A menos que quiera que te maten claro.-La alcanzó en una pequeña carrerita que agito sus rulos castaños.

-Bueno. ¿Pero no puedes ser de esos guardaespaldas que intentan pasar desapercibidos y están lo mas lejos posible de sus protegidos?

-Primero. ¿Qué clase de guardaespaldas son esos? No me sorprendería que sus clientes siempre terminen muertos.-Leah solo rodó los ojos-Y segundo. Ese papel ya lo hice y honestamente me canse. Ya me conoces ¿Para que fingir que no te sigo el paso a cada segundo?

ILLUM: LA REENCARNACIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora