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"Me gustas"

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—¿Qué hago?—miré a la chica desde donde estaba parado, y me mordía con fuerza el labio cada vez que ella se reía y corria su pelo detrás de su oreja.

—Invitala a salir.—insistió.

No.

No puedo invitarla a salir, no después de lo que le hice, y es que casi la atropello con el auto al momento de querer estacionarme en el instituto, y ella pasaba con su bicicleta.

La forma en la que reaccionó, esa forma que me dejó con los huevos subidos a la garganta cuando se posicionó al lado de la ventanilla donde yo me encontraba aun inmóvil sin saber que hacer, y tenia al lado al mismísimo diablo con los pelos, de un color rubio oscuro, alborotados.

Sinceramente, se veía como una loca.

"—¿No piensas disculparte?—me miró de una forma demasiado seria.—¡¿Al menos bajarte y dar la cara?!"

"—Eh..yo...soy...

"—No te pregunte tu nombre, te exigí una disculpa, maleducado."—se cruzó de brazos frunciendo el ceño, pero más allá de eso, era como una niña.

"—Bueno es que yo...yo que...

Debía estar de coña que una niña como ella se me enfrentara de ese modo  y es que no lo puedo creer que tenga los ovarios como para enfrentarse a mi, que le doblo de tamaño, y como las otras niñas que se verían tranquilas o se harían las desentendidas pero...ella no, era...aterradora, hasta para mi que me hacia bolita.

Ella estaba totalmente disgustada conmigo,  claramente razonable porque le acababa de lanzar contra los arbustos, y medio instituto se ha reído de ella, y para colmo arruine su bicicleta, pero las risas se habían detenido cuando ella empezó hablar y estaba claro porque...

Ni mi madre me levanta la voz de ese modo.

Empecemos por el primer punto:

1. Soy Raphael Carson, el hijo de los empresarios Carson que tienen el nombre por toda la ciudad, solo faltaba una compra y tendría el apellido por todos los lugares.

El segundo punto:

2. Todos me tienen "respeto", nadie se atreve a decirme algo porque enseguida con un solo ojo los vuelvo mudo. Es una ventaja de ser un Carson.

El tercer punto:

3. Soy el niño mimado que hace lo que quiere cuando quiere, y mi acción, por culpa de mis amigos, ahora tenia a una rubia loca que se quitaba los pulmones por gritarme.

—Ya déjense de reír. —me quejé tirándome hacia atrás nuevamente, apoyando mi cabeza contra los casilleros y en eso me di contra la puerta en la ceja, instantáneamente me lleve una mano a la zona.

—Es que es demasiado divertido.—estalló de nuevo en risas el estúpido Robin.

—Cállate Robinson.—le tiré con una semilla que al instante agarró con la boca, y sonrió ampliamente.

—Solo invitala, ¿por qué le tienes tanto miedo?—se volteó a mirarme Jared, bajando su libro.—¿Qué te agarre de la oreja?

Todos se volvieron a reír en mi cara menos yo que mantuve una expresión de total neutralidad.

No es divertido, para nada divertido.

Esa chica, me levantó la voz, y realmente había sido un cretino en no disculparme y ahora tenia ese raspón en la rodilla que se veía a kilómetros y...esta sensación que cargo en el pecho, ¿culpa? Si, quizás es culpa, el modo en el que voló por los aires ahora se me hacia gracioso pero no lo es, ella salió herida, y tranquilamente puedo llevarme una gran multa porque atropelle a un peatón y tengo solo dieciséis años, la licencia es gracias al chantaje.

Mala Reputación©-Terminada✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora