Last Night In The Space // TomTord

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Ahora se encontraba un noruego mirando atentamente una silla frente a él, del otro lado de la mesa. Ésta tenía pegada una hoja de papel con un rostro muy mal dibujado, abajo decía "Tord 2, el genio". — Muy bien, Tordie, ya que tú eres el genio, ayudame. Necesito saber qué comer hoy y... — se quedó contemplando en silencio aquel objeto inanimado como esperando una respuesta. 

— ¿Es en serio? ¿Silencio? — el cuernudo ante eso soltó un suspiro frustrado y miró la nevera, esta vez tenía un rostro nuevamente mal dibujado y debajo esta escrito "Tord 3, el tonto". — No me mires así, Tres. ¿Qué? ¿crees que no sé que andas con Henry? ¿quién crees que creó todo aquí? YO creé a Henry, Tres. — el chico fruncía el ceño levemente denotando su enfado. — ¡Obviamente hay otros como ustedes dos! ugh, con razón eres el tonto. 

Enseguida detuvo la discusión con aquellos aparatos, pues escuchó un pitido en sus oídos. El color blanco de la sala en la cual estaban, cambió a rojo, afirmando lo que más temía; el oxígeno se acabaría pronto. Seguramente en unos tres días, pero no podía hacer nada, sólo se resignó a aceptar su frío destino, moriría allí. 

Tord fue abandonando el comedor con un aura de tristeza invadiendolo y fue a apagar la alarma, para finalmente dirigirse a su cama sin haber digerido nada. Sus ojeras adornaban sus ojos decaídos y combinaban con su cabello sucio y revuelto, que aún conservaba de forma desordenada dos pequeños cuernitos. 

Tomó su blanca cámara, limpiandola con su polera negra y la colocó otra vez en un ángulo capaz de enfocar toda su habitación y enfocarlo a él y su decaída mirada. 

— Hola. — empezó aquel video saludando tímidamente, como si alguien lo estuviese eacuchando. — Uhm, si quien reciba esto es Paul o Patryk, me gustaría ordenarles llorar en mi funeral, ya saben, siempre están diciendo que no se puede llorar en el funeral de un líder y todas esas estupideces. El mío debe ser diferente, marquen la diferencia y lloren como maricas, porque mi funeral es su funeral, principios comunistas, chicos, kommunistike prinsipper. — bajó la cabeza y el silencio reinó la habitación un largo tiempo hasta que el chico alzó nuevamente la vista con determinación llenando sus ojos. — Pase lo que pase, terminen de construír a Rojo, no abandonen los planes. Los planos para construírlo quedaron en mi traje, en mi habitación, deben encontrarlos si quieren concluír la misión y librarse de esto triunfantes. Y, aunque esta sea mi última transmisión, y sé que no queda caso repetirlo, enviaré mis coordenadas nuevamente. Reitero, soy Tord Larsson, la nave de prueba NDL número doce tenía fallas y necesito ayuda, el oxígeno se acabará por completo en tres días como máximo al igual que la comida, y — el noruego no alcanzó a terminar, pues un gran impacto contra su nave lo hizo caer al suelo junto a su cámara. 

Las alarmas que anteriormente había apagado volvieron a encenderse, las luces parpadeaban en rojo y esta vez el pitido era más fuerte y tormentoso. 

Impacto tras impacto, las cosas caían, haciendo algo inofensivo, peligroso. Los sonidos de explosiones y demás terminaron de aturdir a Tord, quien estaba entrando en pánico y corría a algún lugar que fuese seguro entre la destrucción que sufría la NDL. Tuvo tiempo de encontrar su traje y ponerselo, pues era lo único con oxígeno en ese lugar. 

Finalmente, terminó por esconderse bajo la cama que había en su habitación, estaba inquieto, se sentía fuertemente invadido y con la necesidad de gritar por ayuda hasta que se desgarre su garganta, cosa que no sucedió pues se mantuvo en silencio, esperando que el caos parase de algún modo u otro. ¿Era éste el miedo que experimenta un ratón cuando destrozan su escondite sin piedad alguna? ¿Iba a morir ahí, solo, sin tener la oportunidad ni estar cerca de ser rescatado? Lo cierto es que la muerte le aterraba, imaginar lo que habría del otro lado cuando su vida llegara a su fin era exasperante, lo ponía nervioso pensar que algún día su corazón dejaría de golpear su pecho y gritar "¡estoy con vida! ¿escuchaste, imbécil?", para luego sólo irse a dormir, descansando de lo agotador que es sobrevivir día a día anunciando que aún no ha muerto, pues era hora de su retiro. 

Rápidamente comenzó a sentir cómo las fuertes pisadas de personas que desconocía totalmente, invadían su nave y registraban cada maldito sector que había, la cocina, el almacen, el baño, el lugar donde guardaba su ropa, y, finalmente, su habitación, donde se encontraba él y su cámara destrozada en el piso. 

— ๓คՇՇ, คקยภՇค ɭค קคгє๔, гєקคгคɭค ץ ๔єรคςՇเשค ɭค ﻮгคשє๔ค๔ ๔є ɭค ภคשє, รєгá ๓áร Ŧáςเɭ єภς๏ภՇгคг ค ợยเєภ ๓คภєןค єรՇค ς๏รค รเ ɭ๏ ђคςє๓๏ร. — oyó una voz venir de lo que era la cocina, daba órdenes seguramente, pero no conseguía entenderlas. Era un idioma totalmente distinto, no era de la Tierra. 

— Tom, ya lo conversamos, háblame en un idioma que yo comprenda, mierda. Pasar tanto tiempo con Hellucard no te hace bien. — Esta vez habló otra persona más, y dedujo que era un chico al igual que su acompañante. 

— Ugh, bien, bien. Matt, repara la pared, ya sabes, con el rayo y desactiva la gravedad de la nave. — habló firme y con un tono autoritario aunque desganado, escuchó un ''enseguida'', seguido de un disparo y un sonido electrificante. Justo ahora, el chico de cuernos no sabía como reaccionar. Aquellas personas hablaban un idioma que el conocía, inglés, y si era así, tal vez era la nave de rescate que hacia semanas estaba pidiendo.                                                                                Aún así no podía confiarse, minutos atrás el lenguaje que usaron era uno completamente desconocido, por lo que no podía afirmar que fueran de la Tierra. 

Su verdadera preocupación se mostraba ante él ahora, ¿había escuchado bien? ¿planeaban desactivar la gravedad? Estaba seguro de que había oído perfectamente. 

Oh mierda, estaba jodido, realmente jodido... Es decir, super jodido. ¿Ya había dicho que estaba jodido?