ℂ𝕠𝕝𝕠𝕣𝕖𝕤•IronDad• 🍂

Capitulo 12: Amigo villano.

Peter: Pista de aterrizaje, torre Stark. 19:30 p.m

Al fin lo había logrado, despúes de correr por toda la casa por lo que sentí que fueron horas, había logrado perder al tío Thor en algún lugar del penthouse.
Rápidamente, o al menos lo más que me permitían mis piernitas, corrí en dirección a la pista donde papá siempre aterrizaba con sus trajes.

Apreté la pulsera que papá me había dado para casos de emergencia y rápidamente un traje cubrió todo mi cuerpo, era el traje finalizado que utilizaba para entrenar, pero que jamás había usado fuera de las cuatro paredes inexpugnables del cuarto de entrenamiento.
Respiré profundo mientras revisaba mis disparadores, aquel artefacto que había diseñado basándome en mis poderes.

Cuando creí estar listo, y luego de haber podido recolectar algo de valor, me acerqué al borde del edificio. No faltaba demasiado para que tío Thor se diese cuenta de que no estaba dentro, si no que me había escapado o que eso planeaba.
Aunque me sabía mal llamarlo de ese modo, solo quería probar el traje en otro lugar y tener una experiencia más real, además llevaba meses entrenando con tía Nat, sabía cuidarme solo.

Respiré profundo nuevamente, mirando levemente hacia abajo, aunque volviendo la vista rápidamente al frente por el miedo que me causaba estar tan alto, jamás había tenido que saltar desde una altura tan grande como esa y realmente lograba intimidarme un poco.

- Aquí vamos, no te preocupes. Saltas, recorres un poco y vuelves antes de que papá o mamá se enteren, todo saldrá bien.- intenté controlar mis nervios e inseguridades y sin más, me deje caer con los brazos abiertos por el borde del edificio. Solté un chillido de impresión y pánico antes de recomponerme y finalmente unir mi primera telaraña a un tejado cercano con gracia, comenzando así mi primer recorrido por la enorme ciudad de New York.

                           [...]

Éste día estaba oscureciendo inusualmente rápido, así que quise apresurarme a regresar a la torre para evitar inconvenientes. Cuando salté de un tejado al otro, unos gritos llamaron mi atención, al parecer era una mujer.
Todos los pelos de mi cuerpo se erizaron y mis instintos me gritaban que debía ayudarla, así que obedecí y sin pensarlo demasiado me dirigí hacia ella.
En un callejón oscuro, estaba aquella señora rodeada de dos hombres con malas pintas, que sujetaban cuchillos en sus manos dominantes.

Ese hecho me aterró, si bien podía pelea cuerpo a cuerpo, aún no habíamos entrado en el mundo de las armas por pedido de mamá, que alegaba que aún era muy pequeño para estar en contacto con esas cosas tan peligrosas.
Maldije por lo bajo mi suerte mientras me escondía detrás de una de las paredes y observaba, intentando buscar la manera de ayudar a la mujer.

Sentí mis piernas temblar al igual que mis manos, pero mis ojitos tenían un enorme brillo de determinación.
Cuando ví que los hombres se separaban de la mujer, con lo que parecían ser sus pertenencias robadas en las manos, no lo pensé dos veces y les lancé telaraña en los ojos, tomandolos desprevenidos.

Respiré agitado por los nervios y la adrenalina mientras sujetaba sus extremidades con más tela para que no pudiesen moverse y luego agarre las cosas de la mujer, que se hallaba sorprendida apoyada en la pared, se las entregué.

- ¿Se encuentra bien? Señora.- pregunté mientras le tendía su cartera, ella respiro entrecortado y me dió una sonrisa aliviada. Se agachó a mi altura y me asintió, acariciando mi cabello. Era hermosa, sentí mis mejillas arder por ese pensamiento.

- Muchas gracias, pequeño.- agradeció, tomando sus pertenencias. Hice un puchero por debajo de la máscara.

- No soy pequeño.- comenté, algo molesto por el mote. Ella soltó una juvenil risa.